Aunque no es necesario contar con una sicología personal fuera de serie, cualquier persona, que por accidente o voluntad propia se enfrente a una situación de supervivencia, debe tener en cuenta algunos principios básicos.
Los primeros recursos mentales para enfrentarse a una emergencia son voluntad de sobrevivir y sentido común.
1. Analizar. Cualquier situación debe ser estudiada, aun en fracciones de segundos. Necesitas saber, aproximadamente, qué te está pasando y qué puede pasarte a continuación, tanto si caes por una pendiente de nieve como si tu coche se detiene en una carretera secundaria. Analizar puede parecer algo evidente, pero no todo el mundo lo hace, por desgracia. Evidentemente, el futuro puede analizarse sólo aproximadamente, pero tener conocimientos sobre supervivencia es una gran ventaja a la hora de hacer previsiones.
2. Valorar. ¿Qué medios tengo, en qué condiciones físicas me encuentro?, ¿Es conveniente que me desplace? Estas consideraciones y otras son a veces imprescindibles. Valorar cualquier situación antes de actuar es vital.Valorar antes de actuar ahorraría muchos accidentes.
3. Actuar. En algunos casos extremos la actuación puede ser forzosamente temeraria, ya que la situación es de vida o muerte. Aunque actúes con mucha rapidez, nunca te saltes los pasos anteriores, tal vez sólo dispongas de unos segundos para hacerlo. Nunca actúes de un modo irreflexivo, a veces tu instinto puede llevarte a ello, pero, como verás, seguir el instinto no siempre es conveniente.
4. Voluntad de sobrevivir. Nunca debes perder la esperanza. Si tu mente se empeña en que estás acabado, es el primer paso para estarlo realmente. El tener experiencia y conocimientos te ayudará a resistir. Recuerda que desesperarte no mejorará tu situación, así que piensa en algo más positivo. Muchas personas, incluso sin ninguna experiencia, salvaron su vida en situaciones límite, simplemente porque se empeñaron en seguir vivos. Unos se agarraron al recuerdo de seres queridos otros se apoyaron en la religión, muchos simplemente no querían morirse o eran demasiado cabezones para dar su brazo a torcer.
POSITIVO, SIEMPRE POSITIVO
Dentro de nosotros podemos tener valores imprescindibles para sobrevivir, aunque nunca hemos pensado que servían para tal cosa.
El más simple y útil es la actitud positiva: nuestra insistencia en ver sólo lo negro puede afectar seriamente incluso la voluntad de sobrevivir de otras personas.
Capacidad de improvisación, curiosidad e ingenio: son cualidades que necesita todo aquel que quiera hacer algo con pocos recursos. De eso se trata en las situaciones de supervivencia reales o provocadas; la única limitación es que la curiosidad o la excesiva improvisación sean la causa de una situación de emergencia.
Un cierto espíritu de sacrificio: fundamental. Entrenar cualquier deporte implica siempre algo de sacrificio, si además se practica al aire libre lejos de cualquier lugar urbanizado la exposición al medio va a poner a prueba en muchos casos nuestra capacidad espartana. Entrenarse para situaciones de supervivencia reales o provocadas supone conocer en propia carne, en más o menos medida, cuestiones tan agradables como el frío, el hambre, o la lluvia.
La generosidad: es otra cualidad fundamental. A la hora de sobrevivir en grupo pude definirse también como falta de egoísmo.
