Turno ahora de aprender a sobrevivir al mar, una de las fuerzas más sugerentes y a la vez poderosas a la que se puede enfrentar el ser humano.
LA BALSA
Esta huida del barco no serviría de mucho (salvo que los rescatadores estuvieran cerca) si no tuviéramos un elemento que ha salvado miles de vidas desde que se inventó tras la segunda guerra mundial: las balsas hinchables, vitales para mantener a los náufragos con vida hasta su rescate.
Todos los barcos hoy en día llevan balsas con toldo, independientemente de que, como en el caso de los barcos de pasajeros o mercantes, lleven además otro tipo de embarcaciones de salvamento. La normativa obliga a llevar balsas de salvamento inflables con capacidad suficiente para todos sus ocupantes. Estas balsas son de las denominadas “de caída libre”, que se lanzan atadas a un cabo que produce el auto hinchado de las mismas mediante una botella de aire comprimido. Deben estar preparadas para albergar a sus ocupantes durante un tiempo indeterminado aguantando tanto la exposición a la intemperie, como un posible mar agitado (esto lógicamente tiene un límite, pero son bastante estables y en caso de vuelco pueden ser volteadas por una sola persona y casi todas llevan debajo orzas flexibles que se llenan de agua), cámaras de seguridad para que floten cuando alguna de estas pinche, acceso fácil desde el agua, luces de seguridad dentro y fuera y dispositivos para recoger agua de lluvia. Además suelen contener equipamiento como material de señales, bengalas de mano y auto disparables, silbato, espejo, reflector de radar, agua y comida en raciones individuales (lo legal es 1,5 litros por persona y 500 gramos de alimento concentrado que suele tener 50 calorías por 100 g en paquetes de 500 g por persona, esto teóricamente son dos días de supervivencia sin hacer ejercicio) equipo para inflar y reparar la balsa, cubo de achique y elementos de navegación de for¬tuna como remos cortos y anclas flotantes, así como elementos de salvamento.
Aunque no suele llevarlo por ley (algunas marcas si las incluyen) unas mantas aluminadas son un equipo barato y vital para incluir una por plaza. Tampoco suelen incluir desalinizadores, por evaporación u osmosis inversa, igualmente vitales.
Acceso a la balsa
El estado del mar es decisivo para el acceso al bote, ya que un fuerte oleaje pude convertir en una hazaña la ocupación de la misma. Lo que siempre hay que tener en cuenta es que la mayor parte de los náufragos muertos son por hipotermia: los trajes de inmersión son vitales navegando en aguas frías. En su defec¬to, saltad al agua vestidos, entre eso y el chale¬co puede que aguantéis hasta embarcar en la balsa, si el agua no está realmente fría (aguas por debajo de 14 grados ya se consideran pe¬ligrosas). Con aguas sobre 10 grados el riesgo sin traje empieza a ser alto y con aguas por debajo de dicha temperatura la esperanza de vida es escasa sin los mencionados trajes.
Una cuestión vital es no moverse hasta que no vayamos hacia la balsa ya que el agua se calienta a tú alrededor con el calor corporal. Si nos movemos ese agua se mezclará y el proceso de calentamiento comenzará de nuevo… y nadie pude calentar un océano. La entrada a una balsa debe ser ordenada y alguien debe organizarla, normalmente el patrón.
Posibles situaciones de emergencia
1. La balsa está atada por un cabo de inflado al barco: esto es útil para que no se separe de él, pero si la nave se hunde puede ocasionar un desastre. Alguien tiene que estar pendiente de liberarla o cortar el cabo. Este cabo es perfecto para llegar al bote incluso con pocas nociones de natación. Si el barco amenaza hundirse y alguien lo corta, aun servirá como línea de vida para llegar a la balsa; lo normal es que sea de cuerda flotante.
2. La balsa pude ser volteada por el mar al inflarse. Darle la vuelta a una balsa es fácil, tienen una cinta por debajo para tal fin. La clave es coger esa cinta con las manos y echar el peso hacia atrás. La balsa se te cae literalmente encima.
3. Puede haber heridos o personas que no se desenvuelvan bien en el agua; quien dirija la operación subirá a la balsa el primero y desde allí y con la ayuda de los más templados, organizará la subida y rescate. Para subir a un herido es mejor que alguien más suba a la balsa, ya que el izado debe realizarse en una posición acuerdo con las lesiones.
Una vez en la balsa
Nuestra prioridad será atender a los heridos graves, aquellos que hayan sufrido paradas respiratorias o cardiacas, asfixia, hemorragias graves, hipotermia o quemaduras considerables. Después el patrón activará la radiobaliza. A continuación se procederá a revisar si todavía hay personas en el agua o material útil para recuperarlo.
Una vez cubiertas las prioridades básicas descritas, se procederá a calmar a la gente. Después de pasar el subidón de adrenalina puede darse un bajón de moral entre los supervivientes. Ante todo actitud positiva, voluntad de sobrevivir cohesión de grupo y un líder consolidado. Las democracias no suelen funcionar en estas situaciones…
Probablemente también sea necesario achicar agua y secar el interior de la balsa después cerrar las puertas (si estamos en zonas frías o templadas). Si se dispone de trajes, el jefe determinara si se quitan o no y en qué momento. Si llevamos ropa, una vez que el interior se ha templado un poco con el calor de los ocupantes, es una gran idea escurrirla fuera de la balsa .Las mantas aluminizadas servirán para cubrir a la persona mientras otros le ayudan a escurrir el agua de la ropa. Si disponemos de ropa seca (bidón estanco) cambiarse una vez que el interior de la balsa está seco no debe faltar.
La nominación de un vigía que se cambiará por otro cada cierto tiempo es una tarea que no debe esperar. Mirar al horizonte en espera de ayuda con los elementos de señales preparados es una labor fundamental. Los espejos de señales no fungibles se utilizaran continuamente barriendo el horizonte. Los botes de humo y otros medios fungibles solo se usarán si ya tenemos a los rescatadores cerca, usándolas siempre teniendo en cuenta el viento para que el humo no entre en el interior de la balsa. Los vigías, que están obligados a estar mirando al mar de continuo, se protegerán los ojos con lo que se tenga a mano: gafas o gafas improvisadas, cartón con hendiduras...
Con los modernos sistemas de localización los naufragios prolongados son cada vez más raros, pero un fallo en la comunicación o incluso una fuerte corriente pueden llevarnos a vivir una larga deriva.
LA BALSA
DERIVAS DE LARGA DURACIÓN
Aunque no sean frecuentes, conviene estar preparado. En este caso las prioridades son tres:
1. Mantener la salud física y mental de los náufragos
Hay que protegerse del frío y la humedad para evitar la hipotermia, pero cuando pasamos largos plazos en el mar hemos de enfrentarnos a otras pesadillas: la deshidratación y la exposición al sol. La inmovilidad prolongada, puede provocar problemas en músculos y articulaciones, por lo que moverse y hacer ejercicios es necesario dentro de lo limitado del espacio. Un baño, siempre cerca de la balsa y agarrados al cabo, puede beneficiar a nuestro cuerpo y retrasar la deshidratación. El mareo es otro gran enemigo de los náufragos, pude producir vómitos, que traerán deshidratación.
2. Hidratación
Las balsas tienen raciones de un litro y medio por persona. No beberemos las primeras 24 horas: es recomendable, cuando se esté en la embarcación original, beber regularmente, para en una emergencia estar prehidratado. Los heridos o personas que han sufrido vómitos no deben entrar en este ahorro, eso sí, la cantidad de agua que beban debe dosificarse. Con temperaturas altas no estiraremos el agua más de 3 o 4 días, con el precio de empezar a deshidratarnos. Después de ese tiempo hay que buscar soluciones a este problema grave. Sobre beber agua de mar, salvo en muy poca cantidad, es un doloroso suicidio. El exceso de sal lo intenta absorber el organismo con el agua que tiene o que pude beber durante esta invasión salina y si no bebemos agua dulce se acelera la deshidratación. En el pasado la única posibilidad que un náufrago tenía para evitar morir de sed es que lloviera. Todas las balsas suelen tener un depósito en el techo o en un lateral para recoger agua de lluvia.
Hoy en día las cosas han cambiado: los sistemas de desalinización de agua de mar aparecieron en los 50 y han evolucionado desde los permutadotes de iones, poco operativos a los destiladores solares, todavía en uso, para llegar a los filtros portátiles de osmosis inversa que pueden usarse manualmente. Los destiladores flotantes son globos de plástico transparente con una bolsa o tejido sintético dentro, con un depósito sumergido conectado al globo. Se cargan con agua de mar, ésta impregna el tejido negro y se evapora, condensándose sobre el plástico y cayendo al depósito ya libre de sales. Hacen falta varios para dar de beber a unos pocos tripulantes. Derivada de este sistema existe una balsa en el mercado con un destilador incorporado, con un depósito para el agua salada y otro para la dulce.
El destilador está en el techo de la balsa, el fabricante informa de un rendimiento de 3 litros al día, que no está mal. Improvisar un destilador en una balsa solo sería posible si se dispone de un recipiente como una cacerola o similar, colocando un plástico transparente en el colector de agua de lluvia. Habría que ingeniar un sistema con algún recipiente flotante, para recoger el agua desalada, y con una balsa en movimiento es difícil que el recipiente sea estable est como para que las gotas de agua destilada caigan dentro. Habría que fijarlo de algún modo.
La auténtica revolución son los filtros de osmosis inversa, son similares a los que pueden instalarse en los barcos, pero más pequeños y se accionan manualmente Los modelos más extendidos (no me costa que haya más) pueden, con un peso de 3 kg, filtrar 4,4 litros por hora (o con un peso de 1,3 kg, 890 ml por hora).
3. Alimentación
Será la siguiente prioridad. Aunque es molesta, el hambre tarda en matar. Como ya hemos citado las balsas llevan raciones pero no darán para más de tres o cuatro días: también hemos citado la conveniencia de tener más agua y comida preparada para poder lanzarla por la borda en un bidón en el abandono y aumentar las raciones de la balsa; esta comida debe pensarse en función de no necesitar agua para su preparación, ni ninguna cocción, su valor alimenticio, su baja composición en grasa y su ausencia de proteínas (éstas gastan mucha agua en su digestión). Los hidratos de carbono simples de asimilación rápida y bajo gasto de agua en su digestión, son los más adecuados.
Es recomendable, si prevemos un suplemento para las raciones de la balsa, incluir un complejo vitamínico o al menos vitamina C, no olvidemos el famoso escorbuto; ruina de los marinos de antaño.
Alimentación natural
Aunque muchos protocolos recomiendan no comer raciones mientras se pueda contar con recursos naturales; teniendo en cuenta que comer sube la moral y que lo normal es un rescate rápido, hay que valorar si merece la pena el gasto de esfuerzo al intentar procurarse alimentos naturales. El plancton, si se acumula en las anclas flotantes, es la comida más fácil de obtener. La pesca o la caza (aves marinas tortugas) es más laboriosa y complicada. Una balsa inflable solo permite pescar pequeños peces, pelear con un tiburón o una gran tortuga es como poco delicado. La pesca con el equipo de emergencia o improvisando es posible. Los peces suelen acercarse a las balsas durante el día, buscando la sombra, y en la noche por la luz de la misma reflejada; los restos de heces o vomito pueden atraerlos también. Los restos salvo los que se empleen de cebo deben arrojarse lejos de la balsa, ya que éstos atraen a los tiburones que espantarán la pesca.
Cuidad de vuestra balsa, no será el Hilton pero no hace falta llamar a la rana Gustavo para que nos diga la diferencia entre dentro y fuera. Solo desearos que no os pase nunca. Por desgracia no siempre las cosas salen bien. Son muchos los casos, sobre todo en pesqueros, en que el barco tiene que ser abandonado. En ese caso es frecuente que varios o todos los tripulantes se vean flotando en el mar con lo puesto. Como decían mis amigos pescadores de Santander en los 80: los Yates (veleros deportivos) van mejor preparados que nosotros; y eso por suerte para sus tripulantes, es cierto. Ya quisiera un pescador contar con barcos que son casi insumergibles que permiten poder ponerse los trajes y tirar las balsas a tiempo, con balizas personales y otras ventajas, como no tener una pesada red sumergida, con olas de varios metros batiendo sobre el barco.
Los grandes barcos no se hunden sin montar un gran revuelo de comunicaciones. En definitiva son los valientes, obreros del mar, quien suelen tener peor fortuna y es raro el año que no haya víctimas. Aunque la normativa es cada vez más estricta en cuanto a prevención, no se evitan todos accidentes y después de compartir días en alta mar con pescadores del Cantábrico, no puedo menos que dedicarles este párrafo y articulo.
Tened cuidado hay dentro y no digamos nunca que el pescado es caro por culpa de los que lo pescan.
DERIVAS DE LARGA DURACIÓN