Enric Sala: "Las reservas marinas bien gestionada dan beneficios económicos"

Una charla con el biólogo marino Enric Sala, fundador de Pristine Seas de National Geographic

EFE:Verde

Enric Sala, fundador de Pristine Seas
Enric Sala, fundador de Pristine Seas

Las reservas marinas, “si están bien gestionadas, son un buen negocio” no solo por la recuperación de la biodiversidad y la vida marina, si no además porque “atraen el turismo de buceo, que genera más empleos y beneficios económicos que la pesca”, explica el biólogo marino Enric Sala, fundador de Pristine Seas de National Geographic antes de partir con la Expedición Global.

Creación de áreas marinas protegidas

Sala, junto con un grupo de investigadores, cinematógrafos y tripulación, han zarpado este miércoles desde Papeete (Taití) en la Expedición Global de Pristine Seas (Mares Prístinos) de la Sociedad National Geographic, que les llevará durante cinco años por las islas centrales y occidentales del océano Pacífico, una de las zonas más biodiversas del planeta y también conocida como el Pacífico Azul.

El equipo de la expedición en total está formado por unas cincuenta personas, pero en el E/V Argo, el barco de 40 metros en el que surcarán el océano Pacífico, viajarán treinta, entre científicos, tripulación y cinematógrafos, para lograr difundir los descubrimientos que vayan realizando en los lugares donde “nunca antes se ha explorado”, según Sala.

El biólogo marino gerundense (1968) señala que a pesar de que la pandemia les “cortó el ritmo de las expediciones”, ha seguido trabajando “duro” y está “de vuelta a tope” para continuar con la expedición de Pristine Seas, un proyecto que inició en 2008 con la Sociedad estadounidense National Geographic.

Con Pristine Seas, Sala, el primer español nombrado Explorador Residente de National Geographic, la máxima categoría de investigación y exploración de la entidad, ha contribuido a promocionar 26 reservas marinas protegidas, equivalentes a más de 6,5 millones de kilómetros cuadrados, que aumentarán con las que logre, junto a las autoridades y comunidades locales, crear en el Pacífico.

Explorar lugares nunca antes visitados

Explica que la Expedición Global visitará lugares en las islas del Pacífico donde “no ha habido investigación científica antes, sobre todo en la parte más profunda del océano, donde nunca ha bajado un submarino, ni una cámara”, algo que logrará gracias a las cuatro embarcaciones auxiliares con las que bucean junto a varios sus instrumentos, y también al submarino tripulado para tres personas que baja hasta 400 metros de profundidad.

El Argo es el barco de exploración de la expedición, es “como nuestro Calypso” (el barco del oceanógrafo francés Jacques Costeau), pero nadie va a estar los cinco años en el mar, “no es sostenible, tenemos que pasar tiempo en tierra también teniendo conversaciones con gobiernos y comunidades locales, analizar datos, editar los documentales”, señala.

A pesar de esas labores en tierra, “espero pasar un par de meses al año en el barco”, sostiene el biólogo gerundense quien ha realizado 38 expediciones y decidió pasar a la acción de la conservación del océano tras plantearse que solo estaba “escribiendo su obituorio”.

Con las cámaras que llevan han logrado anteriormente imágenes a once kilómetros de profundidad en las fosas de las islas Marianas, “tenemos una capacidad de explorar desde la superficie hasta las zonas más profundas, explica, y añade que este es un nuevo “reto fascinante” porque desde 2008, cuando empezó con Mares Prístinos, “cada vez que vamos a un sitio donde no ha habido investigación antes, siempre descubrimos cosas nuevas”.

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Un mundo por descubrir, incompatible con la minería marina

Sostiene que explora porque “hay tantas cosas por descubrir, y no sabemos lo que vamos a encontrar, esa es parte de la gracia”, y alerta que la minería marina es un “riesgo muy grande para la vida marina, porque conocemos muy poco de la vida en el mar profundo, pero sí sabemos que es muy frágil y está en peligro”.

“No sabemos suficiente sobre lo que existe en el fondo del mar”, asegura, y subraya, pero, además, “lo que hemos visto sobre la tecnología que se emplearía para hacer la minería profunda es bastante destructivo”.

Por ello, está convencido que hoy en día la minería marina “no es compatible con la conservación marina”, por lo que cree que es necesaria “una moratoria, que no se apruebe la minería marina”, porque “el concepto de minería sostenible no existe”.

Cuestiona si la sociedad “necesita realmente explotar el fondo del mar para obtener minerales” o se puede “reciclar minerales que ya tenemos hoy, en vez de desperdiciarlos”.

Sala explica que las empresas mineras “argumentan que explotar el fondo del mar salvaría los bosques del Congo, en el África Central, donde se explota el coltán y otros minerales” para la tecnología, pero duda que la explotación de la minería marina ponga fin a la minería en tierra, “porque hay muchos intereses, mucha pobreza, mucha desesperación”.

Sostiene que “antes de destruir ecosistemas tan frágiles” como los marinos, “veamos cómo podemos reciclar los minerales que ya estamos utilizando”.

Trabajo con comunidades locales

Explica que siempre trabaja con comunidad indígenas y locales, y en este caso con las del Pacífico, porque tienen un conocimiento “muy profundo del mar”, pero “nosotros añadimos profundidad física porque podemos ir mucho más profundo de lo que ellos conocen”, asegura, pero “añadimos una visión global, porque ellos conocen muy bien su medio local, pero hoy en día las amenazas son globales con el calentamiento, la acidificación, la presión de la sobrepesca…”.

Dese Pristine Seas aportarán la “experiencia de haber trabajado en otros lugares del mundo” para complementar los esfuerzos locales de conservación de los ecosistemas marinos del Pacífico, concluye