Vuelta al Macizo de Ayllón

Te proponemos una vuelta al macizo de Ayllón con tu bici en tres etapas

Juanjo Alonso

Vuelta al Macizo de Ayllón
Vuelta al Macizo de Ayllón

Los viajes, cualquier viaje, son un encadenamiento de experiencias que poco a poco alcanzan un portentoso cúmulo de sensaciones esenciales y se convierten en un recuerdo inolvidable. Los viajes en bicicleta llevan un ritmo particular y facilitan vivir cada momento con intensidad. El cicloturista es dueño de su destino y sus emociones, así consigue que duren mucho tiempo guardadas. Porque el valor del viaje es el tiempo que se recuerda. Y cuando se olvida no pasa nada porque llega el momento de salir de viaje de nuevo.

El otoño es la época del cicloturismo, el momento de aplastar hojas marchitas de colores con las ruedas de la bicicleta y contemplar los fantásticos atardeceres otoñales pintados con todos los colores del arco iris. Y si falta alguno es fácil dejar correr la imaginación. El viaje propuesto sigue pistas forestales y carreteras locales para rodear el solitario macizo montañoso de la sierra de Ayllón y las altas cumbres de Somosierra, entre las provincias de Segovia, Madrid y Guadalajara. El recorrido es ciclable al cien por cien para bicicleta de montaña. En los finales de etapa hay alojamiento y restaurantes, pero durante la jornada cicloturista no hay tiendas para comprar comida, algunos pueblos están abandonados o tienen muy pocos habitantes y no cuentan con servicios.

El viaje es una pequeña aventura cicloturista en los paisajes, pueblos, valles y bosques más solitarios y desconocidos del Sistema Central. La tierra de los “pueblos negros” de Madrid, Segovia y Guadalajara sufrió una absoluta despoblación hace décadas. El turismo de naturaleza y la recuperación de viviendas rurales como segunda residencia han recuperado un parte del paisaje humano en las montañas de Ayllón. La serranía ya no está tan vacía y además es escondite de refugios naturales de alta calidad ambiental, como los parques naturales del Hayedo de Montejo y el Hayedo de Tejera Negra; las brechas glaciares del pico del Lobo; los abedulares de Somosierra y los rebollares de la Tierra de Ayllón. El cicloturismo es ideal para desvelar paisajes perdidos y sorprendentes, sin prisas, a quince kilómetros por hora y con todo el mundo alrededor. 

DATOS DEL VIAJE

- Número de etapas: 3
- Distancia: 176,2 km
- Desnivel positivo: 3.880 m
- Firme de asfalto: 45,1 km
- Firme de tierra: 131,1 km
- Cartografía IGN 1:50.000: 431, 432, 458 y 459
- Número de etapas: 3
- Distancia: 176,2 km
- Desnivel positivo: 3.880 m
- Firme de asfalto: 45,1 km
- Firme de tierra: 131,1 km
- Cartografía IGN 1:50.000: 431, 432, 458 y 459

ETAPA 1: RIAZA (SEGOVIA) / LA HIRUELA (MADRID)

Distancia: 65,4 km
Desnivel positivo: 1.300 m
Desnivel negativo: 1.230 m
Firme de asfalto: 6 km
Firme de tierra: 59,4 km

EL INICIO DEL VIAJE

Todo viaje debe partir de un lugar especial,  un santuario, un árbol, un río, un puente… un sitio para el recuerdo, y para la primera foto de la aventura. La jornada comienza en la gran explanada de la ermita de San Roque, en la villa de Riaza, la única población del viaje con todo tipo de tiendas y servicios, incluidos cajeros de bancos y farmacias. La salida de la animada población segoviana sigue la calle Doctor García Tapia hacia el albergue Valdefuentes. En las urbanizaciones de las afueras aparecen carteles

Cañada Estación en un camino de tierra que se dirige a la estación del ferrocarril. Y la “cañada” se refiere a la Cañada Real Soriana Occidental, una de las grandes vías mesteñas peninsulares y compañera en los primeros compases cicloturistas en la extensa meseta ganadera de las tierras de Riaza. El paisaje es realmente pastoril, en las dehesas robles aparecen abrevaderos y rebaños de vacas. El bullicio urbano desaparece en un minuto y el camino su hunde en el barranco del río Serrano por el puente de la Coruña, la primera tachuela del recorrido, un pequeño repecho de piedra suelta que sube a un territorio de colinas de pastos que ofrece una gran panorámica de los relieves de la Cuerda de la Pinilla, la estación de esquí y el pico del Lobo (2.274 m), la cumbre más alta de los alrededores.

EL SALTO DE LA CORDILLERA

El principal desafío de la etapa es saltar los enormes cerros de Peña Cebollera y entrar en la cuenca alta del río Jarama, al sur de la cordillera. El Cebollera Vieja (2.128 m) también se conoce como Tres Provincias, porque es el punto de encuentro de las provincias de Segovia, Guadalajara y Madrid. La ruta atraviesa la carretera de La Pinilla por el trazado de la Cañada Real Soriana Occidental. En el cruce hay un panel informativo de la vía pecuaria y curiosidades de la cultura trashumante. El camino pasa los puentes de los arroyos de Cerezuela y de Buitrera y deja la cañada real a la derecha, en dirección a Cerezo de Arriba. El viaje entra en los pinares de Somosierra. En El Raso aparece un atajo de la pista principal que merece la pena para evitar una gran lazada del camino y entrar definitivamente en la pista maderera que recorre la ladera norte de la Cuerda de la Pinilla. Los siguientes 10 km son casi llanos, entre pinares, al pie de las montañas y al fondo los horizontes de Castilla. El nombre del día para el recuerdo es Cuesta de la Merienda, una subida dura que comienza en una curva de la pista principal y sube al Cerro de las Yeguas, evitando el paso por el puerto de Somosierra. El desnivel alto dura unos dos kilómetros, hasta una barrera que marca el límite entre Segovia y Madrid. A partir del paso se puede contemplar de nuevo el paisaje sin sentir que las venas quieren explotar. La subida termina en la fuente del arroyo del Reajo del Oso, en la vertiente sur de la sierra. A partir de aquí llega otro tramo para disfrutar casi sin dar pedales durante bastantes kilómetros. El único lugar de la etapa para conseguir víveres o asistencia es el pueblo de Somosierra, muy abajo, y el desvío supone perder un desnivel considerable que después hay que volver a recuperar. 

ENCANTO DE LAS MONTAÑAS

El viaje cicloturista entra en la Reserva de la Biosfera de la Sierra del Rincón, una geografía con un encanto particular y magníficos ecosistemas de montaña. El cartel del espacio natural está cerca de unos abedules de montaña en las tierras altas de Horcajo de la Sierra. El camino dibuja infinidad de lomas, colinas, barrancos, resaltes y salta cordales mientras rodea la mole de Peña Cebollera sin hacer grandes cambios de altitud. Los pasos de la sierra no dejan muchos lugares ciclables para cambiar de vertiente. El ambiente montañoso termina en el desolado collado del Mosquito, donde comienza un descenso frenético al popular Puerto del Cardoso por los límites forestales del Parque Natural del Hayedo de Montejo. La ruta atraviesa la M-139 y sigue de frente por la pista forestal que se interna en el pinar. Al principio hay unas vistas estupendas de El Cardoso de la Sierra y cuando parece que ya está terminada la etapa llega el susto, un pequeño repecho hasta el Puerto de la Hiruela antes de completar la etapa en uno de los pueblos de la serranía madrileña que ha sufrido una importante transformación con el auge del turismo rural. La Hiruela es una maravilla de arquitectura popular, conserva un destacado patrimonio etnográfico y cuenta con servicios turísticos de primer nivel, un buen lugar para terminar una buena jornada cicloturista, recuperar fuerzas y disfrutar de la vida.

ETAPA 1: RIAZA (SEGOVIA) / LA HIRUELA (MADRID)

ETAPA 2 LA HIRUELA (MADRID) / MAJAELRAYO (GUADALAJARA)

Distancia: 57,6 km
Desnivel positivo: 1.300 m
Desnivel negativo: 1.300 m
Firme de asfalto: 29,5 km
Firme de tierra: 28,1 km

El valle del alto Jarama en otoño es una maravilla de paisaje forestal. La ruta sale de La Hiruela por la carretera de Colmenar de la Sierra y se interna en un túnel de robles tostados, ocres, rojizos y apastelados, un buen inicio de etapa para dejarse llevar aguas abajo hasta el puente de la Cañada Real de las Merinas y seguir al cruce de la Casa Forestal de Montes Claros, en la provincia de Guadalajara. Poco después aparece el desvío de la pista forestal conocida como Camino de los Arrieros. El pedregoso carril baja al río Jarama y sube después al puerto trashumante del Collado de las Palomas y otros muchos lugares, como el pueblo de La Vereda, por donde pasa el viaje cicloturista. El primer desafío del día es la ascensión a los picos Cabeza de Viejo, Collado Míjar y La Vihuela, un complejo nudo de geografías, collados y miradores poblados de jaras y antiguas vías pecuarias. En la subida aparecen de vez en cuando enormes ejemplares de robles melojos en la cuneta de la pista o aislados en la falda del monte, como enormes mastodontes vegetales al lado de tropeles de finos robles que apenas tienen unas décadas de edad o rodeados de repoblaciones de pinar.

Los viejos robles gigantes han tenido la suerte de librarse de los incendios y las deforestaciones masivas que ha sufrido la Serranía de Guadalajara en los últimos siglos. La subida termina en el collado de San Cristóbal, el cierre natural de la Loma de la Atalayuela, un filo escarpado de esquistos de pizarras y cuarcitas poblados de jaras y matorrales impenetrables.

ARQUITECTURA NEGRA

El Camino de los Arrieros es una antigua ruta ganadera que usaban los habitantes de los pueblos de la Serranía para comerciar con miel, carbón y otros productos artesanos del mundo rural. La despoblación de la comarca llevó al abandono de los pueblos y la desaparición de numerosos caminos. Las actividades de ocio activo y el turismo rural sirven para recuperar las veredas tradicionales y cada vez es más probable encontrar ciclomontañeros, senderistas y paseantes en estos curiosos paisajes de media montaña. Un atractivo destacado de los pueblos de la sierra de Ayllón es la “arquitectura negra”, un tipo de construcción popular que usa pizarra, cuarcita y madera para levantar los edificios, corrales, setos campesinos y el resto de edificios. Los materiales del terreno aportan un color oscuro, casi negro, a las construcciones y un aspecto rústico muy particular. El primer pueblo de la arquitectura negra en la provincia de Guadalajara es La Vereda, antes de enfrentarse a las empinadas horquillas del muro que salva el barranco de Vallosera y lleva la pista a la presa del embalse del Vado. El resto de la ruta hasta el pueblo de Majaelrayo sigue la carretera panorámica de los “pueblos negros” por Campillejo, El Espinar y Campillo de Ranas, auténticas joyas de arquitectura popular y patrimonio etnográfico.

En Campillo de Ranas hay restaurantes y alojamiento y sirve también para finalizar la jornada cicloturista. Majaelrayo está tres kilómetros más adelante, al pie del pico Ocejón, sede de una popular carrera por montaña y destino senderista de primer orden en las serranías del Macizo de Ayllón.

ETAPA 2 LA HIRUELA (MADRID) / MAJAELRAYO (GUADALAJARA)

Distancia: 53,2 km
Desnivel positivo: 1.280 m
Desnivel negativo: 1.350 m
Firme de asfalto: 9,6 km
Firme de tierra: 43,6 km

UN MUNDO PERDIDO

La salida de Majaelrayo por la pista blanca del camino de Cantalojas es magnífica mientras no pase ningún vehículo a toda pastilla y levante una nube de polvo. La subida es larga y poco a poco aparecen las formas pizarrosas y los colores centelleantes del valle de los pueblos negros, la gran vega del río Jaramilla, un barranco inaccesible y tenebroso sumergido en una brecha privada de naturalezas intactas.

La “pista blanca” de Cantalojas salva al fin el collado de la Vieja y baja a la zona recreativa del río Sonsaz, un pequeño paraíso verde y fluvial en un reino de costras de pizarras descuartizas que emergen en las colinas libres de vegetación y los cordales de las montañas.

El río Sonsaz nace muy cerca, en los bosques de la sierra de Ayllón, pero el ganado campea libre por los pastos del monte y no es recomendable beber agua de los cauces. El camino sale de la ribera del Sonsaz y sube un repecho muy duro a la Loma del Puerto. El firme tiene bastante piedra suelta arrancada del firme por los vehículos y complica la ciclabilidad. El plato pequeño y la paciencia son los mejores recursos en estos casos.

Los páramos ganaderos de Cantalojas parecen un mundo perdido, un lugar parado en el tiempo y la evolución de los paisajes. Los ríos Lillas y de la Hoz canalizan las aguas del Parque Natural de Tejera Negra, una reliquia forestal de hayas, acebos, tejos, serbales, abedules, alisos y otras maravillas botánicas debajo de las cumbres de Ayllón. La ruta atraviesa el pintoresco puente de piedra del río de la Hoz y pasa por la entrada del espacio protegido en unas colinas con restos de tainas o antiguas construcciones populares pastoriles. En el primer desvío deja la pista que lleva al aparcamiento del parque natural y emprende una ascensión suave al collado del Puerto de los Infantes. Los colores de las hayas y los robles de Tejera Negra son fuegos artificiales en las negras laderas de los montes de Ayllón.

LOS PUEBLOS ROJOS Y NEGROS

El Puerto de los Infantes es la entrada a la comarca de los “pueblos rojos y negros” de la Tierra de Ayllón, levantados en cuarcita blanca, arcilla de la tierra y pizarra, una singular combinación de materiales que deja estampas rurales incomparables. La bajada del collado es muy peligrosa por las regueras y el desnivel. Atención a la velocidad. En el collado de la Solana hay postes de las rutas locales. La ruta gira a la izquierda, en subida, y sigue la dirección de Serracín por una portilla con una curiosa construcción en la cuneta del camino. La subida termina en unas cárcavas de pizarras escarbadas rodeadas de robles jóvenes y comienza una rápida bajada al rústico pueblo de Serracín. La entrada sigue una callejuela empedrada hasta el centro del pueblo, un lugar medio deshabitado y curioso.

La fuente está al lado de la iglesia, o lo queda de ella. La ruta sale del pueblo por la carretera de acceso y gira a la izquierda en una calleja de mal firme que baja a una antigua nava o majada ganadera. En el cruce hay un poste del Circuito 5.2, dirección Madriguera y Becerril, y poco después hay que seguir otra indicación del Circuito 5.1 hacia Becerril. El camino baja por un sendero estrecho y atraviesa el cauce mdel río Cambrones para subir a Becerril.

EL FINAL DE LA AVENTURA

El camino llega a Becerril por el ábside románico de la iglesia de la Asunción y gira a la izquierda hacia la plaza Mayor. La primera calle de la derecha sale del conjunto urbano y lleva a un cruce con los postes de los Circuitos 4 y 5.1 hacia Martín Muñoz de Ayllón. En el bonito puente del río Vadillo aparece un repecho del 25% de desnivel, una buena despedida de los “pueblos rojos” para salir de la cuenca del río y subir a las dehesas de robles que llevan a la carretera de Martín Muñoz y Alquité. El tramo final hasta las calles de Riaza sigue la carretera durante varios kilómetros, pasa el cruce de la ermita de Hontanares, el puente medieval del río Riaza y subir a las calles de piedra del pueblo serrano.

Puedes ver los mapas de estas tres etapas aquí.