En los Pirineos aún perduran los últimos glaciares del sur de Europa. Pero poco a poco se mueren, una lenta agonía a lo largo de las últimas décadas… Un proceso desde su formación hasta su actual estado descrito en el libro “Los últimos Glaciares”, que también recoge 25 rutas a estas cumbres imprescindibles de las zonas central y occidental de la cordillera. Aquí os dejamos una de esas rutas que nos llevan a encontrarnos con las huellas más profundas de la era glaciar, y que podéis completar con más propuestas recogidas en el reportaje publicado en nuestro último número #NatureMatters.
Tuca de les Culebres (3.053 m) y Pico de Ballibierna (3.059 m) desde Ballibierna
Rápido, divertido, panorámico y muy atractivo doblete de cumbres elevadas al sur del eje central de cimas de los Montes Malditos. La altitud del punto de partida simplifica mucho el ascenso y posibilita imprimirle un ritmo ligero. Los panoramas sobre la vertiente sur del encadenamiento de cumbres de los Montes Malditos son impresionantes.
Partimos desde el puente Coronas, junto al pequeño refugio libre de Ballibierna y caminamos por el GR 11 a través de un amplio camino de cantos pétreos, llaneamos y dejamos a la derecha un hito, que señala un sendero hacia Estibafreda (2.702 m), y más adelante hallamos una bifurcación, donde dejamos a la izquierda el camino a Llosás, continuando rectos por la base meridional del Aneto hacia el cuello de Ballibierna Este a través del recorrido del GR 11.
Ascendemos suavemente por el amplio camino y después de pasar un pequeño prado y entrar en una franja de pinos, pasamos junto a un gran hito de piedras, y aproximadamente una centena de metros por delante, hallamos un sendero a la derecha con una señal de aspa del GR 11 que indica de que por ahí no es. Giramos, dejando el GR 11 y yéndonos por este sendero a la orilla del río. Buscamos el mejor lugar para cruzarlo, algo que no siempre es sencillo sin mojarse, y en la orilla opuesta hallamos una línea de cairns que marca el sendero hacia un cercano un prado (2.100 m, 50 min), extendido por encima del río y justo debajo de la Tuca de les Culebres.
Pasamos el prado y los arroyos procedentes del tajo rocoso del Canal de Ballibierna, yéndonos hacia el mismo para girar y dejarlo a la izquierda, empezando un inclinado ascenso a base de giros, por el sendero que medra por la terrosa y pedregosa ladera, dejando a la derecha el barranco de la Tuqueta Blanca, y en dirección evidente al cuello de Culebras (2.790 m, 1 h 45 min). Todo ello con el casco rocoso de Culebres a la izquierda de la ladera, cuyas paredes muestran una serie de surcos serpenteantes que erosionan la fachada y le conceden nombre.
Desde el collado, sin llegar exactamente a pisar lo más alto del mismo, prolongamos el ascenso por la izquierda, remontando la pendiente cubierta de piedras desgajadas hasta la base sur del caso de Culebres, que posee un puente acceso a diferencia de la impenetrable pared septentrional. Allí elegimos entre escorarnos a la izquierda de la roca a la búsqueda de un sendero que da un pequeño rodeo o subir directos a la cima por la derecha, siendo la primera opción más sencilla.
Coronamos la cumbre de la Tuca de les Culebres (3.053 m, 2 h 25 min) y salimos por el lado opuesto de entrada a cima, de manera que encaramos inmediatamente el puente rocoso del Paso del Caballo, que tiene una caída muy pronunciada por el flanco izquierdo. Podemos asirnos al filo del puente con las manos y progresar apoyando las piernas en el flanco de la izquierda, que pese a ser el que tiene una caída abismal, nos permite esta maniobra por las presas que posee y que sirven de punto de apoyo. También podemos montarnos a horcajadas en el filo pétreo y arrastrarnos sobre el mismo hasta el otro lado.
Concluido el acrobático paso llegamos debajo de un pasaje rocoso vertical, que subimos sin mayores obstáculos y ello permite la entrada en la cima de Ballibierna (3.059 m, 2 h 30 min). Proseguimos adelante por la cresta hasta una cota (3.048 m) que antecede a la arista de Roques Blanques, y allí giramos a la izquierda, emprendiendo el descenso hacia la hoya que contiene los ibones de Chelat. Hay un sendero que desciende y nos planta ante el caos pétreo que los esconde, y allí debemos de seguir los hitos de la izquierda hacia el cuello de Ballibierna Oeste, que se otea al otro lado del canchal.
Traspasado el extenso canchal y con toda la línea de cumbres creciendo desde Rusell hacia el Aneto enfrente nuestro, procedemos al descenso hacia los ibones de Ballibierna (2.505 m, 3 h 30 min), enlazando antes de llegar a la orilla de estos con el GR 11. Lo secundamos por la izquierda en sentido descendente y tras dejar atrás los ibones pasamos a caminar por un sendero constante, para retornar al puente de Coronas tras las balizas del GR 11 a través de la Pleta de Llosás.
- Desnivel: 1.150 m.
- Tiempo: 4 h 45 min.
LOS ÚLTIMOS GLACIARES. CUMBRES IMPRESCINDIBLES
Las cinco rutas hemos seleccionado para nuestro especial dedicado a la sostenibilidad, están sacadas del libro “Los últimos Glaciares” de la editorial Sua. Los Pirineos son el último bastión meridional europeo donde podemos encontrar glaciares. Se concentran en la parte central, en la cabecera de los valles de Tena, Ordesa y Benasque, en la vertiente sur; en el entorno de Gavarnie, Vignemale, Perdiguero, La Munia y Mont-Valier si miramos al norte. Están heridos de muerte, abocados a desaparecer de manera irremisible en las próximas décadas. Cómo se formaron, cuál es su poder y fuerza y qué reinos de piedra han erigido y tallado en las montañas pirenaicas es objeto de estudio de la obra co-escrita por Gorka López y Argiñe Areitio, que ademas repasa una veintena larga de ascensiones a cumbres imprescindibles del Pirineo occidental y central; imprescindibles porque son las que aportan personalidad al territorio; porque están ligadas alglaciarismo, a la construcción de magníficos circos glaciares... Una guía completísima para saber más y disfrutar de los glaciares y circos pirenaicos.