Trío de ases: tres travesías alpinas

A por grandes cimas españolas por tres de sus rutas esenciales.

Juanjo Alonso

Trío de ases: tres travesías alpinas
Trío de ases: tres travesías alpinas

La montaña inspira, emociona y despierta grandes desafíos, es un buen ambiente para despejar miedos y fantasmas, poner a prueba el estado físico y mental y alcanzar nuevos límites. Y jugar a ser montañero en el reino libre y salvaje de las altas cumbres es una provocación constante. Ahora llegamos hasta las grandes cimas españolas con tres rutas esenciales en el extenso elenco de travesías alpinas, un trío de ases incomparable y necesario en la mochila de cualquier montañero, tres experiencias para vivir y compartir.

Trekking

Cresta de Espadas

El macizo del Posets (3.375 m) es uno de los grandes colosos de la cordillera de los Pirineos por la altitud y porque tiene unas geografías imponentes, plagadas de lagos glaciares, bosques, vertientes interminables y crestas afiladas que desafían todas las leyes de las dimensiones geológicas, un reto constante para el montañero intrépido y atrevido con las travesías intensas y comprometidas. La magnífica Cresta de Espadas es una de las extremidades más alpinas y desafiantes de la montaña, un cordón de vértigo que sale desde la cumbre en dirección suroeste y ofrece la posibilidad de encadenar al menos cinco cumbres del macizo que superan los tres mil metros de altitud, sin duda, uno de los trekkings pirinaicos más emocionantes y completos. La travesía tiene varios pasos de tercer grado y requiere experiencia en crestas y alta montaña. El paso más conocido y fotografiado es el Funambulista, considerado el punto clave de la cresta, pero hay otros muchos tramos con mayor exposición. Es recomendable llevar una cuerda de 8/9 mm y 15 metros, casco, arnés, cintas para puentes de roca y mosquetones de seguro porque pueden surgir complicaciones por un cambio repentino del tiempo. Y cuando la cresta tiene nieve es imprescindible el equipo invernal.

Un buen plan en cualquier época del año es pasar la noche en el Refugio Ángel Orús (2.100 m), con acceso desde Eriste, en el valle de Benasque, donde se concentra el mayor número de cimas de tres mil metros de los Pirineos. La segunda jornada del trekking comienza temprano por el sendero de la ruta normal del Posets, viendo amanecer en la encrucijada de senderos del valle de Llardaneta, cuando los primeros rayos del sol encienden las cimas de los tresmiles. En la Canal Fonda hay que dejar el desvío de la ruta normal y seguir de frente hacia el collado de Eriste. En la entrada del circo del ibón de Llardaneta, antes de llegar hasta la orilla de la laguna, aparecen los hitos que dejan las marcas rojas y blancas de la Senda Pirenaica (GR-11.2) y suben por la derecha hacia el collado del Pavots. La cima del Pavots (3.121 m) está muy cerca, hacia el sur, es el primer tresmil del trekking, después hay que volver al collado y comenzar la aérea travesía en dirección norte. La roca es bastante sólida y enseguida transmite confianza y seguridad. El Forau de la Neu (3.080 m) queda fuera de la cresta pero es una opción para los coleccionistas de tresmiles. El primer tramo es un ascenso constante hasta el pico Espadas (3.332 m), con varios pasos “afilados" y abismos por todas partes.

Trío de ases: tres travesías alpinas

Trío de ases: tres travesías alpinas

El célebre paso del Funambulista es una pequeña arista en el tramo final del filo que une el Espadas y la Tuca de Llardaneta (3.311 m), aunque es bastante más expuesta la trepada que sigue al famoso paso equilibrista. El Tuqueta Roya (3.273 m) es el cuarto tresmil del trekking, el tramo de la cima es cómodo y relajante, ideal para fotos, pero el descenso hasta la última brecha requiere poner mucha atención. La subida final hasta la cumbre del Posets es una ladera larga y pedregosa sin ninguna complicación, aunque parece interminable por las ganas de pisar la cima de la segunda cumbre de los Pirineos, después del Aneto. Las vistas son espectaculares, especialmente hacia la Cresta de Espadas después de recorrer esos relieves que parecen imposibles. El descenso sigue la ruta normal por la Canal Fonda y el Refugio Ángel Orús hasta Eriste.

Alpinismo

Cresta de los Besiberris

El montañismo es un actividad deportiva y recreativa apasionante, con un componente de aventura elevado y muchas veces intenso y extremo según el compromiso del desafío o las complicaciones que pueden surgir, al margen de la altitud o el lugar donde se encuentra la cordillera. Las cimas altas suelen plantear retos mayores por las aproximaciones, el tiempo requerido para la actividad, la exposición ante las inclemencias ambientales y la preparación de la expedición. Y también suele ocurrir que algunas montañas que no están en el “top ten" de las listas más consultadas o seguidas sugieren acciones deportivas y técnicas comparables con las grandes travesías de los macizos alpinos. El bloque geográfico de los Besiberris, en el Parque Nacional de Aigüestortes y Estany de Sant Maurici, en la provincia de Lérida, reúne varias cimas que saltan por los pelos la cota de los tres mil metros de altura, que es la puerta de entrada en la fascinante alta montaña pirinaica, y sin embargo están ensambladas por vertiginosas crestas de granitos desmenuzados con infinidad de brechas, agujas, escalones, grietas, diedros y pedregales que convierten la travesía integral de la cuerda en una emocionante y completa ruta alpina. En esta actividad no escatimar equipo de seguridad: cuerda, casco, arnés, cintas, mosquetones y cordinos.

El primer hito de la travesía es el Besiberri Nord (3.016 m). El acceso sale del aparcamiento de la presa de Cavallers, en la Vall de Boí, hasta las románticas praderas encharcadas del desvío de la Pleta de Riumalo y el barranco de Malavesina. En el Estanyet de Malavesina la pared oriental del pico norte es imponente, parece inaccesible, pero se puede alcanzar la cumbre trepando desde las inmediaciones de la cabaña de la Brecha Peyta por chimeneas (II) y resaltes hasta la arista cimera (III) que lleva a la cima. La cresta que enlaza el Besiberri norte y el medio es el tramo más alpino y técnico, con una gran brecha equipada para rapelar entre las paredes de granito de unos diedros. Después aparece una placa fisurada (III sup) que puede necesitar un largo de cuerda según el nivel de cada uno. La exposición se mantiene hasta la trepada final que culmina en las dos cumbres del Besiberri Mig, los picos Jolis (2.997 m) y Simó (2.995 m).

Trío de ases: tres travesías alpinas

Trío de ases: tres travesías alpinas

Las dificultades técnicas descienden aunque la exposición es constante, con hielo o nieve es un territorio extremo en las dos vertientes. El terreno siempre está muy suelto, en ocasiones hay que buscar los hitos y estudiar bien los relieves para elegir las repisas adecuadas. Y en grupos numerosos mucho cuidado con las rocas que se desprenden al caminar, el casco es imprescindible. La travesía salta el collado de Trescazes (2.910 m) y asciende por la ruta normal del Besiberri Sud (3.020 m) desde Riumalo, la cima más “sencilla" del macizo. En la siguiente brecha se podría descender directamente por la vertiente este hacia el Estany Gelat de Comaloforno y la presa de Cavallers por el Pas de l’Osso. En días estables y tiempo disponible merece la pena continuar por la cresta (II) y cerrar esta magnífica travesía alpina en la panorámica cumbre del Comaloforno (3.029 m), el techo del macizo de los Besiberris. La cresta continúa hasta el Portell de Comaloforno (2.765 m) y antes de ascender el Comalestorres (2.815 m) es posible bajar por una ladera caótica hasta las terrazas de hierba donde nace el barranco de Comalestorres, al pie de la soberbia pirámide de las Espadas de Comalestorres, una frecuentada pared de escalada clásica. El trazado del sendero está bien marcado hasta el muro de la presa de Cavallers.

Ruta con vivac

Mulhacén por la cara norte

Sierra Nevada es una construcción gigantesca de grandes montañas en las cordilleras penibéticas del sur de España, una frontera de desafíos constantes entre el cielo y la tierra con varias cumbres situadas en el techo geográfico de las serranías peninsulares. El legendario y oscuro Mulhacén (3.479 m) es la cima más alta de la península ibérica, junto con la Alcazaba (3.371 m) ofrece la pareja de caras norte más impactantes y sobrecogedoras del macizo. La ascensión del gran Mulhacén por la vertiente norte es una travesía montañera larga y exigente, con un considerable desnivel positivo acumulado en un ambiente solitario, agreste y salvaje. La ruta requiere al menos un vivac durante la aproximación en cualquier época del año y en invierno, cuando las condiciones de la nieve y el hielo son exigentes, pueden ser necesarias dos noches en la montaña. El punto de partida es el aparcamiento del barranco de San Juan, en la orilla del río Genil, donde estaba la estación de un desaparecido ferrocarril minero. La ruta sigue la Vereda de la Estrella hasta las ruinas de las viejas minas de la sierra, pasa el puente del Guarnón y sigue hasta el vivac de Cueva Secreta, acondicionado en un abrigo natural de una antigua majada pastoril.

La senda montañera sale del barranco de Valdeinfiernos por la Loma de Casillas y entra en el barranco de Valdecasillas por el Prado de las Víboras. El territorio es abrupto y escabroso, las caras norte parecen emergen de espolones inaccesibles hasta alturas infinitas. El sendero entra en el terreno más complicado y duro, remonta las empinadas terrazas que rodean las Chorreras de la Alcazaba y supera los soberbios Tajos Colorados, el último escalón antes de entrar en el bello circo glaciar donde está alojada la laguna de la Mosca, al pie de la cara norte del Mulhacén, un lugar extraordinario para vivaquear debajo del gran coloso. La travesía hasta la cumbre del techo peninsular ofrece dos opciones montañeras. La ruta normal sigue por la derecha de la cara norte hasta el collado del Ciervo, marcado con hitos, y después continúa por la traza de la concurrida vertiente oeste.

Trío de ases: tres travesías alpinas

Trío de ases: tres travesías alpinas

Una variante más montañera y exigente, y al mismo tiempo más completa, técnica y circular, sigue el corredor que sube hacia el collado que separa el Mulhacén y el Puntal de Siete Lagunas (3.251 m). El firme está muy suelto y la inclinación de la pendiente puede provocar resbalones y desprendimientos. En este tramo el casco es muy recomendable. Antes de llegar al collado aparece por la derecha el vertiginoso sendero del Vasar del Mulhacén, una pequeña repisa que recorre horizontal la cara norte por el centro de la pared. La ascensión pasa el collado y continúa por la delicada Raspa del Tajo hasta la cima. Los materiales de la sierra son principalmente pizarras blandas y esquistos sueltos y frágiles que complican la progresión y estabilidad en las laderas inclinadas. En invierno, cuando los corredores (canutos) están cubiertos de nieve y las condiciones son buenas, las ascensiones en estas zonas técnicas son más cómodas y deliciosas. La bajada recorre la cara oeste hasta el collado del Ciervo, pasa por la laguna de la Mosca y sale de las montañas por la Vereda de la Estrella.

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