El Rincón de Ademuz es un valle valenciano que siempre ha tenido vocación de frontera en la encrucijada de antiguos reinos, pueblos de montaña con historia y tradición apretados en los escabrosos relieves del cauce del alto Turia, testigo de muchas guerras de todos los estandartes. El paisaje es bravo y agreste, un lienzo de laderas interminables construidas en forma de terrazas y bancales cultivadas desde hace siglos por pueblos que han conseguido crear un estilo de vida particular en las montañas más altas del Comunidad Valenciana, con el Alto de las Barracas o pico Calderón (1.840 m) como techo geográfico de la provincia. Los paisajes montañosos del Rincón son un paraíso para las actividades de ocio activo, especialmente el senderismo por un territorio de grandes montes calcáreos poblados de carrascas, pinos, enebros y sabina albar, el árbol que ha creado uno de los paisajes singulares más atractivos del Rincón de Ademuz, conocido por los habitantes de la región como Las Blancas, un tropel de unas treinta sabinas de proporciones monumentales que destacan sobre el resto del bosque por el tamaño y el color blanquecino de la corteza. La edad de algunos ejemplares está estimada entre unos mil quinientos y dos mil años de vida, cuando el territorio valenciano era un reino de taifas y no estaban levantados muchos templos románicos ni catedrales. El paraje de Las Blancas está declarado monumento natural y el principal atractivo es la reunión de tantos ejemplares de categoría monumental con más de diez siglos de vida. En Abejar (Soria) hay un ejemplar de sabina albar con 7,45 m de cuerda y en Almonte (Valencia) otra vetusta sabina monumental con 5,65 m de perímetro, pero Las Blancas son un jardín excepcional de sabinas gigantes que han sabido cuidar unas de las otras para saltar siglos y épocas.
IDENTIDAD Y NATURALEZA DEL PAISAJE
Tierra de fóslies
El monte de Las Blancas es tierra de fósiles y es fácil encontrar trilobites petrificados revolviendo en la superficie de los estratos calcáreos del suelo. El sendero de acceso al bosques de las sabinas gigantes desde Puebla de San Miguel es un buen recorrido para encontrar restos fósiles de los primitivos animales marinos.
Sabina albar, carácter serrano
La sabina albar es un árbol serrano, aguanta las heladas y los fríos del invierno, se adapta a las ventiscas y las tormentas como ningún otro, soporta el duro clima de montaña y ocupa los páramos más desamparos y solitarios de los montes y las serranías ibéricas. La madera es dura y aromática, el humo de sabina ahuyenta a los insectos y la tradición popular asegura que una buena hoguera de troncos de sabina también aleja a los malos espíritus del bosque. Las sabinas son árboles primitivos, restos vivientes de los antiguos bosques relictos que existían en las montañas del planeta antes de la aparición de los seres humanos.
Puebla de San Miguel
Es un bonito pueblo de montaña cargado de historia desde antes del periodo árabe. La iglesia es del siglo XVII, con la típica torre de aire morisco y bonitos retablos en el interior. La población tiene bastantes construcciones de arquitectura popular, dos lavaderos, una tejería y nueve lagares, en uno de ellos está el Museo del Cubo, con utensilios y herramientas de los trabajos tradicionales para la elaboración del vino, y otra exposición dedicada a la agricultura de secano, la ganadería y los recursos de la madera.
Sendero del Alto de las Barracas
El modo más entretenido y activo de subir al bosque de Las Blancas es seguir un tramo del PRV-131.8 Ruta del Alto de las Barracas desde Puebla de San Miguel. Los postes de la senda aparecen en la ermita de la Purísima, del año 1700, y siguen por el barranco del Chorro, donde está la fuente Javandal. La senda sale a una pista forestal en el Cerro Maderero y sigue las indicaciones hasta los Corrales de la Cerrada, cerca de las sabinas monumentales. En total (ida y vuelta) son unos 7 kilómetros y 400 metros de desnivel positivo.
CÓMO LLEGAR
Desde Valencia por la CV-35 hasta Aras de los Olmos y seguir después por la CV-363 hasta Puebla de San Miguel.
