Los caminos son los hilos que enhebran las páginas de la historia, atraviesan el mapa del tiempo clavando los hitos de los grandes acontecimientos, los descubrimientos y las exploraciones de los personajes que han convertido en universales lugares y escenarios al dejar escritos nombres que han pasado a la historia. Ahora esos nombres y lugares inspiran a los ciclo viajeros en sus aventuras en bici, son caminos repletos de historias y siempre es agradable pedalear conociendo la historia de los caminos.
La centralidad de Madrid ha convertido a la ciudad en un nudo de caminos con contenido desde hace siglos, la Puerta del Sol es un auténtico astro radial de donde han partido las rutas hacia las ciudades imperiales, los Sitios Reales, las cañadas trashumantes de los paraísos ganaderos, los caminos de peregrinación, los trazados ferroviarios que cambiaron la vida social durante más de dos siglos o las calzadas comerciales cuando el medio rural era una poderosa fuente de recursos. Muchos de esos caminos conservan las historias que tanto gusta descubrir a los cicloturistas a 17 kilómetros por hora. En el viaje de bikepacking o cicloturismo ligero entre Madrid y Ávila hemos seguido caminos con historia, casi siempre por vías pecuarias y antiguos caminos reales. Las principales cañadas han sido la Segoviana, la Leonesa Oriental y la Soriana Occidental, caminos de trashumancia que durante siglos fueron prósperas rutas de comunicación y comercio. Y también hemos pasado por puertos míticos entre los aficionados al ciclismo, como el Boquerón y Arrebatacapas, por la calzada medieval de Valsordo, en el valle del Alberche, las vías verdes del Alberche y del Guadarrama y un tramo del Camino de Santiago de Levante, cada vez es menos raro encontrar las universales flechas amarillas de la ruta jacobea durante un viaje cicloturista.
Los datos de la distancia y el desnivel positivo recomiendan distribuir el ciclo viaje en dos o tres jornadas, según el ritmo, gusto y nivel físico de cada ciclista. Las historias de los caminos son para verlas, oírlas y dejar que nos inspiren sin prisa, planeando en bici por sus paisajes, pueblos y costumbres porque con algo de curiosidad siempre hay algo que merece la pena desubrir.
DATOS
- Punto de partida y llegada: Madrid (Casa de Campo).
- Tiempo: 2/3 etapas.
- Distancia: 266 kilómetros.
- Desnivel positivo: 4.800 metros.
Etapa 1. Madrid/Ávila
126 km. 2.300 m positivos.
La Casa de Campo es el lugar de partida que suelo elegir en los ciclo viajes ida y vuelta de dos o tres días desde la ciudad de Madrid, hay buen aparcamiento, es un paraje agradable, tiene estaciones de metro y pasa el Anillo Ciclista que permite conectar en bici con otros barrios de la capital. En el camino de ida hacia la ciudad de Ávila salimos de la Casa de Campo por la Vereda de la Cañada de la Carrera, en los municipios de Pozuelo de Alarcón y Boadilla del Monte, uno de los caminos reales históricos usados en el siglo XVI entre Madrid y El Escorial, cuando era residencia de Felipe II. La ruta es vía pecuaria y está recuperada por la red de CiclaMadrid, aprovechando todas las opciones posibles por parques, jardines y montes públicos entre las urbanizaciones de la periferia urbana madrileña, los campos de golf y las vías rápidas de circunvalación. En el Monte de Majadahonda entramos en uno de los caminos de servicio del Canal, en este caso es el colector del embalse de Picadas, pasamos caminando por las tuberías del arroyo del Plantío y finalmente el río Guadarrama por la urbanización de Villafranca del Castillo. Llegan los primeros repechos serios.
La subida es una recta desde la salida de Villanueva del Pardillo hasta las empinadas calles de Navarredonda. En el camino hay que atravesar la M-509 por unos pasos de peatones y pasar dos portillas de una finca particular, marcadas con los hitos de CiclaMadrid. Y posiblemente mojarse los pies en el vadeo del río Aulencia, según el momento de caudal y la habilidad de cada ciclista. El repecho sigue por una zona de bunkers de la Guerra Civil hasta El Mirador de Romero, que es la primera urbanización de Navarredonda, y sin perder el track merodeamos entre las casitas residenciales para atravesar la peligrosa M-600 y enlazar con la Cañada Real Segoviana hasta Valdemorillo. En las colinas del cerro Santa Ana el lejano skyline de Madrid es un perfil difuso en el contraluz del horizonte, es el punto “no retorno”, la serranía madrileña parece al alcance de la mano y los edificios de la urbe están muy lejanos. En la entrada de Valdemorillo hay un parquecito con fuente y en el centro del pueblo infinidad de lugares para tomar un buen avituallamiento.

En la salida de Valdemorillo están las indicaciones de las vías pecuarias que siguen el antiguo trazado de la Cañada Real Segoviana, con un buen repecho en las dehesas ganaderas de Valquemado. En este tramo también están los hitos verdes de CiclaMadrid hasta Zarzalejo Estación. La vereda técnica de la Colada de la Encrucijada es un clásico del BTT en esta zona y aunque es ideal es sentido contrario, por la bajada, siempre es agradable cambiar el ritmo de pedaleo para saltar los escaloncitos de piedra y pasar por el paraje de las lagunas de Castrejón. El paso por Zarzalejo Estación es un respiro hasta que llega el muro que está al lado del túnel del tren, la cilabilidad es del cien por cien con buenas piernas y cubiertas de tracción extra. La subida es dura pero corta, enseguida llega el bajadón hasta Robledo de Chavela, que no termina hasta el paso del río Cofio. La travesía del puente marca el comienzo de una larga subida que prácticamente se mantiene hasta saltar la sierra de Malagón. El track de la ruta pasa por Valdemaqueda y después combina tramos de tierra por corta fuegos con la pista asfaltada que recorre los pinares serranos hasta Las Navas del Marqués. En los últimos tres kilómetros el itinerario discurre por un sendero de buena ciclabilidad para evitar el peligroso arcén de la carretera CL-505. En Las Navas del Marqués hay servicios completos y puede ser el final de la primera etapa para los ciclo viajeros que realicen la ruta en tres jornada. En nuestro caso pasamos a mediodía y tenemos tiempo de llegar hasta Ávila.
La travesía de la sierra de Malagón tiene varias opciones y busco vías pecuarias, bosques, fuentes y parajes significativos que tengan caminos con servidumbre de paso. Entre Las Navas del Marqués y Navalperal de Pinares seguimos a media ladera por las dehesas de Cantos Gordos, con parada estratégica de refresco en la Fuente de Peña Cigüete, en verano es fundamental pasar por puntos de hidratación en la ruta. En Navalperal de Pinares aparecen las flechas amarillas de un Camino de Santiago pero no descubro exactamente el trazado y seguimos nuestro plan inicial por el camino rural que lleva hasta el embalse de Navalperal, enlazando con la Cañada Real Leonesa en la orilla del pantano. La subida por la cañada es preciosa, está el laguito al lado del camino y delante una espléndida vega de pastos de montaña poblada por rebaños de vacas y caballos, una auténtica estampa de las serranías de Ávila. La cuerda de la sierra está erizada con aerogeneradores que sirven de referencia durante la subida porque se trata de seguir por el trazado de la cañada real hasta el camino de los modernos “molinos de viento”. El firme es complicado durante toda la subida, son carriles ganaderos de montaña con piedras, regueras y zonas de hierba que dificultan el ritmo de pedaleo, en especial para los cicloturistas que lleven bicicletas de gravel. En cambio, por el camino de gravilla de los molinos las bicicletas vuelan por la cuerda de la sierra hasta que termina el Parque Eólico de Valdi y aparece un tramo de carril roto y empinado que conecta con el Parque Eólico de Valdihuelo. La travesía serrana sigue hasta el último aerogenerador y después de pasar una nueva portilla comienza el descenso hacia Urraca-Miguel. Atención al track en las praderas de hierba. El principio de la bajada es un carril ganadero bastante empinado con surcos de agua y cepas de hierba, después entra en la vega pastoril de Peñaluenga y gira hacia el oeste por senderos de vacas hasta una colina donde conecta con el camino rural que baja hasta Urraca-Miguel.
El Urraca-Miguel entramos en la Soriana Occidental y seguimos la cañada real hasta las calles de Ávila. El firme de la vía pecuaria está asfaltado y reservado para peatones y ciclistas, perfecto para terminar una fantástica jornada de cicloturismo serrano. La cañada pasa por Bernuy-Salinero, donde está el dolmen del Prado de las Cruces, un notable yacimiento de la cultura megalítica en Ávila declarado Bien de Interés Cultural. La carreterita de la cañada salva las colinas del Canto Campanario y finalmente entra en Ávila disfrutando unas vistas extraordinarias de la inmensa vega de los ríos Chico y Cardiel. Pasamos por la estación del ferrocarril, subimos hasta las puertas de la muralla, fotos y celebración de un día cicloturista inolvidable.
Etapa 2. Ávila/Madrid
140 km. 2.500 m positivos.
En la vuelta hacia Madrid seguimos el trazado del Camino de Santiago de Levante hasta el río Alberche con algunas variantes para mantener la ciclabilidad y una media aceptable. Las flechas amarillas de la ruta jacobea indican hacia Santiago de Compostela y en algunos cruces no es fácil verlas en sentido contrario. El track es fundamental para seguir estos recorridos de “autor”. La ruta sale de Ávila por la vega del río Chico hasta Tornadizos de Ávila y sigue por los caminos ganaderos de las fuentes del río Tornadizos hasta unos prados pastoriles espectaculares en las colinas de El Cabezuelo. El tramo final de la subida sigue un sendero que tiene buena ciclabilidad con buena técnica de molinillo y pericia en sendas de montaña. El camino pasa una portilla con flechas amarillas y baja al puerto del Boquerón, entre la Cuerda de los Polvisos y la sierra de Malagón, una de las entradas de la gran fosa del Herradón de Pinares. El descenso por el Camino de Santiago es una trialera incómoda y complicada con las bolsas por el firme y la vegetación y para mantener el ritmo bajamos por la carretera planeando sobre un paisaje embaucador, pasamos por El Herradón y seguimos hasta San Bartolomé de Pinares. La subida por las calles adoquinadas del pueblo es dura y la salida por las horquillas del Camino de Levante remata un muro infernal, hasta que termina el repecho en una colina adornada con un hito de la ruta jacobea que tiene indicaciones de las distancias hasta distintos lugares del mundo, desde Ávila y Madrid hasta Pekín o Nueva Zelanda.
El ciclo viaje sigue por el carril de la ruta jacobea hasta que conecta con la carretera de Cebreros. La ruta sigue por la cuneta de la carretera, pasa por el popular puerto de Arrebatacapas y otro bajadón hasta Cebreros, pueblo serrano de tradición vinícola que sería un buen lugar para terminar la segunda etapa cuando se organiza en viaje en tres días. El Camino de Levante desciende desde el puerto por una senda de montaña bastante técnica y difícil en bicicleta, apta para expertos en trialeras y cada uno puede elegir. La senda comienza al lado del cartel del puerto y termina donde la carretera entra en el conjunto urbano. El track baja por la carretera, atraviesa el pueblo y continúa el descenso por el antiguo Camino Real de Toledo, usado por el cortejo fúnebre de Isabel la Católica cuando llevaron sus restos desde Medina del Campo hasta Granada. En la salida de Cebreros hay restos de la antigua calzada medieval y en el río Alberche están los monumentales puentes de Valsordo y de Santa Yusta, usados desde tiempos de los romanos, aunque han sufrido varias reconstrucciones a lo largo de la historia. La subida coindice con las últimas flechas del Camino de Levante y se desvía por la urbanización Puente Nuevo hacia San Martín de Valdeiglesias, siguiendo las marcas del sendero de gran recorrido GR-10, con varias rampas duras en el Camino de la Aliseda.

El tramo entre San Martín de Valdeiglesias y Aldea del Fresno es muy reconfortante por el trazado del antiguo tren del Alberche. El camino es favorable y simplemente hay que mantener la inercia por los pinares de Pelayos de la Presa y la orilla del embalse de Picadas hasta el muro de la presa, un paseo ciclista delicioso. En la presa hay que salvar un pequeño repecho y bajar hasta el puente del río Alberche en Aldea del Fresno, que por unas inundaciones recientes estaba en reparación el día que pasamos. La ruta sigue por el entretenido y arenoso Camino de Navayuncosa, pasa por el Palacio del Conde de Caralt y sigue un tramo del viejo ferrocarril hasta Villamanta, donde volvemos a encontrar desperfectos en el camino por causa de las inundaciones. En el municipio de Navalcarnero seguimos los hitos de CiclaMadrid por los caminos rurales marcados con unos postes de granito labrado y esculpido con los nombres de las veredas y los caminos del término municipal, en el mapa pone Camino de Madrid y en el poste de piedra Camino de Valdeyeso. Navalcarnero tiene una parada en la plaza, es monumental y buen sitio para tomar el último tentempié antes del apretón final. En la Dehesa de Marimartín volvemos a conectar con el trazado del viejo ferrocarril del Alberche, pasamos por el puente de hierro del río Guadarrama y por la vía verde llegamos enseguida a las solitarias calles de Mostoles Tecnológico. En este tramo los hitos de CiclaMadrid siguen una vía pecuaria bastante incómoda por polígonos industriales y zonas urbanas, hasta que atraviesan las urbanizaciones periféricas de Villaviciosa de Odón y por los antiguos campos militares de la Venta de la Rubia y el arroyo de Meaques entran en la Casa de Campo.