La tradición jacobea, como de cualquier peregrinación a un lugar considerado santo o sagrado, pide realizar el viaje a Santiago desde la residencia de cada uno.
En los últimos años se han abierto y señalizado con las universales marcas amarillas nuevos itinerarios jacobeos que facilitan el acercamiento al mito jacobeo desde la mayor parte de las regiones españolas por el Camino del Sureste, el Camino del Interior, el Camino Primitivo, el Camino de Santiago desde Madrid, la Ruta de la Plata, el Camino Portugués o la Ruta Sanabresa.
A pesar de las variadas posibilidades, la primera vez que alguien decide realizar a pie o en bicicleta el célebre viaje a Santiago elige una de las principales ritas del Camino de Santiago que parten desde los Pirineos, recorriendo el tramo que permita el tiempo de que disponga cada uno: un mes desde Irún, Roncesvalles o Somport; veinte días desde Santander o Santo Domingo de la Calzada; o diez días desde Oviedo o Astorga, centrándonos en el Camino Francés y el Camino del Norte o de la Costa.
También es habitual hacer el Camino durante los fines de semana, para lo que se necesitan varios meses y un vehículo de apoyo, o una buena utilización de los transportes públicos.
Descubre en este enlace todos los caminos que llevan a Santiago.
Aquí encontrarás todas las etapas del Camino Francés.
- Albergues para peregrinos: en una ruta deportiva de varias semanas el descanso es importante porque de un buen sueño depende el rendimiento del día siguiente. Y hay jornadas que pueden resultar durísimas cuando falla la forma física.
Durante las primeras peregrinaciones a Santiago para visitar las reliquias del santo, en el siglo IX, antes de construirse la catedral, aparecieron los primeros protectores de la ruta jacobea edificando ermitas, hospitales, puentes y caminos.
Los principales mecenas salían de las órdenes religiosas o eran monarcas y señores acaudalados que después de hacer la peregrinación dejaban su sello nobiliario financiando la construcción de algún edificio o monumento.
- La tradición altruista de ayuda, consuelo y protección al peregrino se ha conservado durante toda la historia de la ruta jacobea. El Camino Francés y el Camino del Norte tienen una completa red de albergues que dan cama y cobijo a quienes llevan credencial de peregrino. La mayoría de los albergues eran gratuitos hasta hace poco tiempo, pero la picaresca y los abusos han llevado a gran parte de los hospitaleros a cobrar una cantidad, entre 3 y 8 euros, por el uso y disposición de sus servicios.
Hay refugios grandes y pequeños, sucios y limpios, fríos y calientes, acogedores y desoladores, atendidos por hospitaleros que son auténticos protectores e impulsores del Camino, por voluntarios que pasan sus vacaciones colaborando con las asociaciones de Amigos del Camino, por funcionarios que cumplen con su trabajo o por empresarios que han encontrado en la ruta jacobea una posibilidad de crear un negocio.
Todos son comunitarios y en todos se deben respetar al vecino de litera y convivir con sus hábitos y manías. Un lema del Camino dice: el turista exige, el peregrino agradece.
¡Atento al orden de ocupación! En temporada de afluencia masiva de peregrinos los albergues guardan un orden de ocupación, dando prioridad a los caminantes, después a los jinetes y, por último, a los cicloperegrinos. El tema de la ocupación siempre genera discusiones porque los ciclistas suelen llegar primero y se ven obligados a esperar hasta que llegan todos los caminantes y se comprueban los huecos libres. Es importante que los ciclistas se aseguren, llamando por teléfono, del sistema de ocupación que tiene ese día el albergue en el que han decidido pasar la noche.
Las personas escrupulosas para dormir entre las mantas de los albergues pueden llevar un saco ligero o una tela de sábana, que pesa poco y no ocupa mucho espacio en el macuto e impide el roce directo con la “ropa de cama" de las literas comunitarias
En los refugios los servicios de comidas o cenas se cobran aparte, en el caso de que dicho servicio exista en el albergue. Otros ofrecen un pequeño desayuno al amanecer como despedida del peregrino, con más o menos complementos, y que puede ser gratuito o no.
En todas las etapas del Camino se pasa por numerosas poblaciones y la comida se puede ir comprando sobre la marcha o aprovechar los menús de peregrino que ofrecen en los restaurantes. La elección de llevar cocinilla es personale. Hay modelos tan pequeños y ligeros que por unos gramos de peso permiten darse el lujo de tomar algo caliente en cualquier momento.
Es fundamental no estrenar el calzado, sea del tipo que sea, en el momento de comenzar el viaje para evitar una buena batalla contra las rozaduras. La última vez que hice el Camino a pie llevé unas zapatillas ligeras de running, que incluso lavaba sobre la marcha porque secaban rápido, y funcionaron bien.
Una gran parte de las personas que hacen el Camino de Santiago no son senderistas habituales y no están entrenadas para largos y continuos recorridos a pie transportando en la espalda el peso de una mochila. La inexperiencia lleva a elegir un calzado inapropiado y el primer o segundo día de caminata surgen ampollas, el gran enemigo del peregrino pedestre.
Llevada por el anhelo y el compromiso de llegar a Santiago, la gente sigue adelante sin curarse adecuadamente, cojeando y caminando de “malas maneras", provocándose lesiones de tendones en tobillos, rodillas, caderas y espalda que, en ocasiones, obligan a volver a casa antes de cumplir la meta deseada.
El cicloturismo es un modelo viajero ideal para alcanzar un buen grado de satisfacción en cualquier viaje sin prisas. La ruta jacobea es una de las mejores rutas cicloturistas que se pueden hacer en la Península. Un periodo de doce o catorce días es el tiempo recomendable para viajar y conocer el Camino de la Costa o el Camino Francés desde los Pirineos hasta Santiago en una bicicleta con alforjas, disfrutando de sus paisajes, gentes y costumbres, dando pedales cada día y dejando tiempo para pasear, descubrir, hacer fotos y charlar con la gente.
- Revisa la bicicleta antes de comenzar el viaje y probar los portabultos y las alforjas con peso durante un fi n de semana.
- Estudia la ruta elegida, planifica las etapas de acuerdo a tu preparación física y la experiencia, sin tener que ajustar el viaje necesariamente a las etapas indicadas en las guías.
- No estrenes nada durante la ruta porque si no va bien te puedes quedar colgado, aunque en todas las poblaciones grandes hay tiendas de bicis que pueden solucionar cualquier problema.
Las personas que tengan poca costumbre de montar en bici deben practicar salidas cortas durante unas semanas antes de emprender la ruta jacobea. Llegar a ser un buen ciclista requiere tiempo. Hay que aprender a utilizar los desarrollos correctos en cada situación, fortalecer músculos, tendones y articulaciones, saber solucionar las averías más habituales y, sobre todo, pilotar siempre dentro de nuestros límites y posibilidades para disfrutar al máximo de la bicicleta.