Si a uno le gusta llamar la atención, una buena manera es pasearse equipado con material de barranquismo por una estación de esquí. Porque ¿a quién demonios se le ocurriría meterse en un barranco en pleno invierno?
Estamos en la estación de Gourette, en el Pirineo francés, en pleno mes de febrero. Evidentemente hace frío y estamos rodeados de pistas de esquí y nieve, bastante nieve. Un escenario perfecto para esquiar o hacer snowboard ¿pero para hacer un descenso de cañones?
Como buenos polvorillas que somos, no podemos decir que no a la propuesta que nos hacen desde la agencia de barranquismo Kathaayatraa Canyoning. Así que nos vemos en pleno mes de febrero cambiando nuestra ropa de snowboard por la de barrancos que, evidentemente, está adaptada al barranquismo invernal: neoprenos, trajes estancos, escarpines, guantes, botas… Lionel es el gerente de la empresa, y mientras nos ayuda a equiparnos nos comenta algunas diferencias con el barranquismo estival: “las diferencias son evidentes: sobre todo la meteorología y la duración del día, que nos condiciona a buscar barrancos más cortos y con accesos más fáciles. Y luego, por supuesto, el frío, la temperatura del agua, la nieve, el hielo… Pero como podéis comprobar, vamos equipados con ropas muy técnicas que nos evitarán tener frío incluso en temperaturas extremas…en definitiva la forma de aproximarnos al barranco cambia, pero nos permite disfrutar de la naturaleza de los cañones un estado distinto al que estamos acostumbrados.»

A pesar de haber practicado barranquismo decenas de veces en barrancos de toda dificultad, sigo sin quitarme de encima el gusanillo previo a un descenso. Una sensación que vuelvo a sentir mientras piso la nieve de camino al barranco. “Tenemos opciones para diferentes niveles”, me dice Lionel: “desde descubrimiento para aquellos que no han practicado nunca, hasta nivel extremo para los muy expertos que quieran ponerse a prueba, pasando por los de nivel intermedio para aquellos que ya han practicado antes y pueden meterse en cañones algo más técnicos”.

Nosotros nos estrenamos con un barranco relativamente fácil, que desciende por el cañón que pasa justo por debajo del telecabina de Ley, que une el centro de la estación con el aparcamiento disuasorio en la cota inferior. Durante una hora nos dará tiempo a caminar por la nieve, destrepar por rocas heladas, meternos en el agua gélida (que ni siquiera notamos gracias a la ropa técnica), progresar asegurados por mini vías-ferratas, y por supuesto rapelar en varias ocasiones, uno de ellos bastante largo y justo por donde el agua cae abundantemente…
Os dejamos una sesión de fotos en condiciones puramente invernales, así como las de nuestra experiencia. Y por supuesto os animamos a probarlo, y más aún un invierno como este en el que ¡nieve no falta!
Más información y reservas:
gourette.com
kathaayatraa.fr