La cordada kazaja traza una nueva línea en la vertiente norte de esta mole de Kirguistán, cristalizando así una idea que llevaba pendiente cerca de veinte años.
Impredecible y ungido por nieves perpetuas, el Podeba Peak es un riguroso sietemil que se levanta en la extensa cordillera de Tian Shan, o las Montañas Celestiales, frontera natural de China con varias de las repúblicas de Asia Central. Todas sus rutas entrañan dificultad y riesgo de avalanchas, a lo que debe sumarse la meteorología voluble de la región, con desafiantes rachas de viento y tormentas inverosímiles. Hasta allí se desplazaron Denis Urubko y Gennady Durov para abrir una ruta que llevaba en la mente de los alpinistas rusos y sus países vecinos durante dos décadas. La cordada kazaja se llevaba el gato al agua el 15 de agosto, tras superar dificultades de 6a y M5 en una línea inédita por su vertiente norte trazada a la derecha de la Dollar Route, célebre línea escalada por primera vez en 1982.
Los 7.439 metros de esta mole de Kirguistán suponen un reto equiparable a los desafíos del Himalaya, donde Urubko no es precisamente un novicio: su última actividad abría un nuevo capítulo en la historia del ochomilismo, logrando junto a Simone Moro y Cory Richards la ascensión invernal del Gasherbrum II, primera vez que se lograba un ochomil pakistaní en la estación fría.
La cordada empezó con una aclimatación en el Khan Tengri (Durov lo escaló dos veces) y siguió con la apertura de Urubko de una nueva ruta en el Prezhevalsky Peak, en compañía de Boris Dedeshko. Hicieron mucha vida de campo base, dejando correr el tiempo a la espera de una meteo amable: Gena hacia baratijas de mimbre y yo me dedicaba a lanzar cuchillos, lo resume Urubko.
Su primer intento al Pobeda comenzaba el 10 de agosto desde su campo en el South Inylchek Glaciar, debiendo batirse en retirada a causa del estado de la nieve y la alta predisposición de la montaña a vomitar aludes la jornada siguiente. La mañana del día 12, sorprendidos por un cielo espléndido regresaban al trabajo en la cara norte, bregando con los bastiones superiores durante tres días, progresando por terreno de difícil protección. Una vez en la cima la montaña se mostraba clemente, los vientos se relajaban y se les permitía un descenso relativamente cómodo por la ruta normal.
La nueva línea de Urubko y Durov es la más dura establecida hasta la fecha en el Pobeda para regocijo de Gleb Sokolov, alpinista ruso que ambicionaba la recién concebida vía y que les hizo compañía en el campo base durante aquellos días de agosto.
El Pobeda Peak (7.439 m) fue descubierto en 1943 pero no se logró su primera ascensión hasta 13 años más tarde, tras varios trágicos intentos anteriores. La primera absoluta, en 1956, fue para una expedición liderada por V. Abalakov, logrando pisar la cima tras 30 días de extenuante trabajo. Abalakov lo llamo Peak Pobeda o Victory Peak como tributo al Ejército Rojo y su triunfo en la guerra contra los nazis. En 1958, I. Erokhin encabezaba una nueva tentativa, logrando la primera cima por la vertiente del glaciar Chon-Teren. La travesía completa del macizo (de este a oeste) la firmó un equipo dirigido por A. Riabukhin en 1970. En 1990 el Pobeda fue añadido a la lista de cimas necesarias para lograr el título Leopardo de las Nieves, reconocimiento que Urubko ya tiene en su morral.
Urubko y Durov abren una nueva ruta al Pobeda Peak
La cordada kazaja traza una nueva línea en la vertiente norte de esta mole de Kirguistán, cristalizando así una idea que llevaba pendiente cerca de veinte añ