El pasado mes de mayo Veja presentaba su primera zapatilla específica de trekking, el modelo “Fitz Roy”, en el epicentro del montañismo europeo: Chamonix. La marca francesa, más conocida por sus modelos casual y por apostar por una fabricación “diferente” desde sus orígenes en 2003 que combina el uso de materiales ecológicos con proyectos sociales y el comercio justo, daba así un gran paso adelante en su línea de zapatillas técnicas. Y es que, si son capaces de diseñar zapatillas para caminar por la ciudad cómodas y resistentes, ¿por qué no iban a serlo las dedicadas a caminar por la montaña? Pero antes de hablaros en detalle de las Fitz Roy, os pongo en antecedentes con la historia de esta marca de sneakers, una historia que parece de película, pero que es real- creada por Sébastien Kopp y François Marillion en 2003, y que ha alcanzado un éxito increíble en todo el mundo, convirtiéndose en un icono de moda en las calles de las principales ciudades europeas.
Los orígenes de Veja
En aquél 2013 Sébastien y François tenían 25 años y trabajaban como auditores sociales de una marca francesa de moda y estaban visitando una de sus fábricas en China. Pasaron tres días entre los trabajadores: “Parecían cansados, estaban pálidos, pero la fábrica estaba limpia y las condiciones de trabajo parecían bastante buenas. La inspección parecía que iba a ir bien hasta que vimos los cuartos donde vivían los obreros. Nos encontramos en una habitación de 25 m2 donde dormían juntos hasta 32 personas en literas de 5 camas, y en el medio de la habitación solo había un agujero que servía al mismo tiempo de ducha y de servicio… En ese momento nos dimos cuenta de que la globalización no funcionaba: esos trabajadores hacían la ropa que llevábamos en los países occidentales todos los días. Las grandes compañías estaban barajando conceptos como el desarrollo sostenible, pero era solo en teoría, no llevaban a cabo acciones reales para llevarlo a cabo". Así cuentan Sébastien y François su primer choque con la realidad. "Nosotros habíamos estado trabajando también con Tristan Lecomte, el creador de “Alter Eco”, la primera marca francesa de comercio justo. Hacía chocolate, café, zumo de naranja, arroz… trabajando directamente con los agricultores y productores locales en todo el mundo. Auditamos a las cooperativas con las que trabajaba y para nosotros fue una revelación. Vimos de primera mano cómo el comercio justo cambia la economía, haciéndola más equilibrada, y haciendo más justo el intercambio entre productores y consumidores. Volvimos a París y en lugar de meternos en el mundo de Internet como la mayoría de jóvenes de nuestra generación, pensamos que debíamos intentar reinventar un producto con esa forma de fabricar más justa, y lo hicimos no con un producto cualquiera, sino con el objeto más simbólico de nuestra generación: las zapatillas”.
Con esa filosofía en su ADN, su idea fue deconstruir las sneakers de toda la vida y empezar de cero fabricándolas con un impacto positivo en el medioambiente y en la sociedad. “Cuando compramos unas zapatillas de una gran marca el 70% del coste va a publicidad, y sólo el 30% a los materiales y la producción. Pensamos que si dejábamos a un lado la publicidad, podríamos fabricar zapatillas 5 veces más caras de producir manteniendo el mismo precio a los minoristas que las marcas grandes, pero dedicando ese dinero de la publicidad a los materiales, a la producción y a las personas que fabricaban esas zapatillas”. Así empezó el camino de VEJA, intentando cambiar cada fase de la producción de una zapatilla para tener un impacto positivo en el medio ambiente y en la sociedad.
Pensamos que si dejábamos a un lado la publicidad, podríamos fabricar zapatillas 5 veces más caras de producir manteniendo el mismo precio a los minoristas que las marcas grandes, pero dedicando ese dinero de la publicidad a los materiales, a la producción y a las personas que fabricaban esas zapatillas”.
En 2005 Sébastien y François viajaron a Brasil, porque era el país “donde podíamos encontrar todo el material bruto, fábricas que respetaban las condiciones laborales, y donde reciben con los brazos abiertos a los emprendedores”. La fase inicial de ese nuevo proceso es la búsqueda de la materia prima: primero fueron a la selva del Amazonas a conocer a los “seringueiros”, las comunidades locales que viven en y de los bosques, sacando el caucho de los árboles sin talarlos, con una técnica tradicional que permite a los árboles regenerarse. Ese caucho salvaje se convirtió en la piedra angular de las suelas de Veja, y desde entonces se usa en el 40% de toda su producción. Esta manera de conseguir el caucho contribuye a la protección de la selva amazónica, evitando la deforestación. El precio que paga por kilo de goma VEJA es 4 veces mayor que el precio del mercado.
Para conseguir el tejido del upper viajaron al noreste del país, donde encontraron a una pequeña cooperativa de recolectores de algodón orgánico agroecológico. No usan en su cultivo pesticidas ni fertilizantes químicos. Las cosechas de algodón tradicionales usan fertilizantes y eso tiende a dañar la tierra a largo plazo, pero la agroecología, al no usar químicos, no daña el terreno, al contrario, lo hace más rico y fructífero para las siguientes cosechas. “Pagamos a los productores por las primeras tres toneladas de algodón para fabricar los upper el doble del precio de mercado, y además las compramos según las bases del comercio justo: pagamos el cultivo por adelantado y con un precio establecido en un contrato de tres años, ¡pensaban estos franceses están locos!”, cuentan los dos fundadores de VEJA. Además del algodón, más tarde empezaron a usar material 100% reciclado de botellas de plástico para crear un tejido de malla innovador: el B-Mesh, convertido en fibras procedentes de poliéster en una factoría de Brasil igualmente. Fibras que son ligeras, flexibles, repelentes al agua y resistentes.
La tercera fase de fabricación de la zapatilla tenía lugar en el sur de Brasil, en una fábrica de zapatillas de Porto Alegre, una región desarrollada como Europa y con fuertes derechos sociales. “Los trabajadores hacen horas razonables de trabajo y el 82% pertenece a sindicatos. Ahí es donde decidimos manufacturar las zapatillas”. La cuarta fase del proceso se encuentra en Francia, en Bonneuil-sur-Marne, en los suburbios de París, “donde encontramos a una organización de integración social que al final se ha convertido en nuestro proveedor logístico: reciben los contenedores, almacenan y meten en sus cajas las zapatillas y las envían a todo el mundo, además de ocuparse de la tienda online”.
En otro de los materiales que usan, la piel, también han estado trabajando para mejorar su trazabilidad y transparencia química. La piel de bovino proviene de granjas en Uruguay, un país conocido por su cultura de la crianza de ganado y la calidad de la piel. Y se tiñe en Brasil sin usar químicos peligrosos o prohibidos, con tintes que cumplen las regulaciones, y con especial atención al agua que se usa durante el teñido. En 2019 VEJA empezó a usar el C.W.L. un material vegano hecho de 100% algodón orgánico cubierto con P.U., aceite de ricino y almidón de maíz. El 54% del tejido se hace en Brasil y mantiene el aspecto, el tacto y la impermeabilidad del cuero. En la actualidad el 50% de sus zapatillas están hechas con este material vegano. Después de 4 años de Investigación y Desarrollo, Veja lanzó en 2019 su primera zapatilla ecológica de running: la Condor, que ya ha sido mejorada con una versión 2.0. Despés llegaron la Marlin y la Impala, una zapatilla de entrenamiento indoor, la Impala. Y en este 2023 le ha tocado el turno al outdoor, la Fitz Roy.
El último proyecto de Veja ha sido rizar el rizo: en 2020 han lanzado en Darwin, Burdeos, un espacio taller donde limpian, reparan y recogen viejos pares de zapatillas VEJA y de otras marcas que no se pueden reparar para reciclarlas. Un espacio taller que se ha abierto en otras cuatro tiendas de la marca en Europa., que han reparado hasta ahora ochomil pares de zapatillas.

La Fitz Roy a prueba
Fitz Roy, la mítica cumbre de la Patagonia, es el nombre homenaje con el que ha bautizado Veja a sus primeras zapatillas de trekking. Llamada por los Indios Tehuelches como la «Montaña Humeante», fueron dos franceses los primeros en ascender a su cima en 1952. Aunque el nombre nos lleve más a pensar que es un calzado técnico de alpinismo, la Fitz Roy sólo tiene de alta montaña el nombre, porque el terreno ideal para el que está pensada y diseñada es la media y baja montaña, con el objetivo de caminar cómodos y pisar con seguridad por senderos que pueden ser técnicos.
Lo cierto es que tenía curiosidad por comprobar el comportamiento de la Fitz Roy sobre el terreno. ¿Una marca de sneakers de moda que se aventura a diseñar y fabricar una zapatilla de trekking?... Tenía, lo reconozco, mis dudas al respecto. Pero llevarnos a Chamonix a probarla por los senderos a los pies del Mont Blanc era más que una declaración de intenciones. Allí pude probar la Fitz Roy en su “salsa”, y reconozco también que me sorprendió muy positivamente.
Lo primero al calzártela: tan cómoda como una sneaker, pero con mayor aplomo que éstas, más reforzada en los laterales y en la zona del tobillo, para aportar lógicamente la seguridad, sujeción y estabilidad necesarias al caminar en superficies inestables. Alrededor de toda la zapatilla lleva refuerzos que aportan rigidez, y que no pierden su toque estético: su forma es un horizonte de montañas, picos sucesivos que rodean a modo de cordillera nuestro pie. Este refuerzo también nos protege, a nuestras uñas y a la zapatilla, de posibles roces o golpes contrapiedras o troncos.
En el upper Veja ha usado su nuevo tejido técnico, Trek-Shell, una malla de 100% poliéster reciclado resistente, transpirable y con tratamiento repelente al agua duradero sin PFC, para mantener los pies secos si nos sorprende una lluvia ligera o pisamos en hierba o suelo mojado.

La amortiguación también está lograda, lleva una espuma L-Foam en la entresuela, también siguiendo los principios de Veja, fabricada en un 30% en látex natural, que protege contra los impactos y brinda comodidad.
Y por último, y no menos importante, la suela, que es la parte de la zapatilla que nos permite movernos en terrenos agrestes. Fabricada en un 31% en caucho amazónico, es sólida y rígida para aguantar nuestras marchas por terrenos técnicos gracias al inserto de una placa anti-rocas (Rock Plate fabricada 53% con caña de azúcar) entre la suela exterior y la entresuela. Aunque la excesiva rigidez de la suela se ha rebajado con la ayuda de unas ranuras horizontales y verticales distribuidas a lo largo de la misma que consiguen la flexibilidad necesaria para permitir el movimiento natural del pie, a lo que también ayuda su forma de balancín: ese movimiento al pisar talón-planta-punta. La forma de balancín amortigua el impacto con el talón y nos impulsa a la siguiente zancada. El diseño de los tacos también está pensado para el agarre y la tracción en superficies difíciles, con tacos en forma de flecha en la parte delantera apuntando hacia la punta de la zapatilla para agarrarse al terreno en las subidas, y en el talón con la punta de la flecha apuntando hacia atrás para sujetarnos en los descensos.
Una zapatilla polivalente y cómoda que te sirve no sólo para incursiones en montaña, también puedes “desgastar suela” y lucirte con ellas pateando las calles de la ciudad, el ADN de Veja. La tienes en diferentes colores (completamente negra o con el logo en naranja, color crudo...). Puedes ver todas las opciones en su web.
Veja Fitz Roy
- Peso: 348 medio par
- PVP: 215 €
www.veja-store.com/