A pesar de ser uno de los accesorios más imprescindibles en la vestimenta de los adeptos a la naturaleza, los calcetines suelen recibir muy poca atención y resulta de lo más común “apañarse” con cualquier modelo de bajo coste o destinado a otros deportes.
¿Por qué usar calcetines específicos de montaña?
Respecto a los calcetines de uso diario o para deporte en general, los concebidos para montaña acolchan más el pie, se ajustan de forma más idónea al calzado de montaña, poseen mayor longevidad y amortiguación , además de mantener su forma original durante un superior número de usos y prevenir mejor la formación de ampollas. En una actividad corta y poco exigente, como una ruta fácil de senderismo de pocas horas, apenas notarás diferencia en cuanto a la comodidad respecto a usar un calcetín generalista, pero en actividades de largo kilometraje o con un solo par durante varias días los modelos específicos resultan casi obligatorios.
Cinco observaciones
1) Evita calcetines demasiado baratos. Un par de calidad suele costar de 15 a 30 euros, ¡no creas que es demasiado pues acostumbran durar de 4 a 6 veces más que los de bajo coste!
2) Asegúrate de que tienen pie derecho y pie izquierdo, a menudo diferenciado en la puntera con letra inglesa r (right) y la l (left). Se trata un primer indicativo de que corresponden a un patronaje de calidad. Los modelos sin pie diferenciado tienden a hacer arrugas, se retuercen o están destinados a un uso urbano (por mucho que aparezca en su embalaje la palabra “trekking” o “mountain”).
3) Debe figurar claramente qué fibras incluye y el porcentaje de las mismas. El poliéster estándar es el más común: asequible, duradero y relativamente resistente a la abrasión; los de poliéster tipo Thermolite están más asociados a la protección ante climas frescos o fríos y los de tipo CoolMax (o poliéster multicanal) a jornadas estivales. Si incluyen poliamida/nailon o modal/viscosa acostumbran a proporcionar un tacto muy suave. También fibras empleadas tradicionalmente para el frío, como el Primaloft o la lana merino –más cara pero más agradable que la lana tradicional- pueden aparecer en diferente porcentaje en calcetines destinados a uso invernal y proteger –combinados con un calzado adecuado- de temperaturas bajo cero.
4) Prefiere los que vienen en embalaje individual. Rara vez los agrupados en 2 o 3 pares son modelos de alta calidad y aunque te pueden servir como una alternativa económica para mantener más nuevos los más técnicos brindan inferiores prestaciones.
Sobre el espesor
La duración de la actividad, tipo de terreno, peso total (deportista+mochila) y temperatura condiciona el espesor que debe tener nuestro calcetín ideal. Las versiones más finas –en torno a los 1,5/2 milímetros de espesor- son para zapatillas ligeras y actividades cortas en verano, los de grosor intermedio (unos 3 milímetros) figuran entre los más polivalentes y los gruesos (en torno a los 4-6 milímetros) deben destinarse a un uso invernal y evitarse en temperaturas superiores a los +25ºC. Cuando un calcetín es de buena calidad, el espesor resulta variable según la zona que cubra, mostrándose superior en las zonas de compresión/aplastamiento –metatarso y talón- y más moderado en lugares donde primar la transpirabilidad, como el arco plantar o el tobillo.
Especial atención a…
… elegir la talla más próxima tu número. Suelen agruparse en tres o cuatro rangos que en su totalidad abarcan desde el 35 al 46 europeo. No caigas en la trampa de llevarte un número demasiado pequeño (pues se desplazará el talón hacia adentro) o demasiado holgado (se te arrugará y retorcerá al caminar), simplemente porque les falta alguna tala en el establecimiento.
… poder tocarlo antes, darle la vuelta para comprobar el nivel de acolchado y la inexistencia de puntos duros, algo imposible si los compras por internet.
… si incluyen un tratamiento antibacteriano de calidad. Puede ser a base de iones de plata o cobre, proteínas de molusco, etcétera.
… los pies que sufren una transpiración excesiva pueden requerir materiales más naturales, dermofílicos y vanguardistas, como el bambú o algas específicas.