La montaña en invierno nos recuerda todos los años que quizá aún no tenemos la prenda ideal para no pasar frío. ¡Amigos y detractores de la pluma o fibra, aquí tenéis información útil para decidiros!
Las chaquetas térmicas no son un producto polivalente a utilizar durante todo el año, pero ¿cómo negarnos a llevar una lo más aislante posible en invierno? Si necesitas una de pluma o fibra, para ti o para un regalo, nuestro análisis práctico te ayudará a decidirte.
Los mitos
Entre los mitos clásicos y las leyendas urbanas actuales, tenemos:
1) Actualmente ya hay fibras más calientes y mejores que la pluma. Falso: a igualdad de peso una chaqueta de pluma ofrece mayor aislamiento térmico que la fibra.
2) Si lleva una pluma muy buena, pueden incluir bastante menos relleno que cuando la pluma es de mediana calidad. Muy matizable, las de mejor calidad (oca de 800-900 cuins y ratio 95/5 o 98/2) aíslan algo más que las de calidad intermedia (pato 80/20 y 650 cuins), pero si la prenda es fina, hablamos de menos de 25 milímetros de espesor, pasarás frío por debajo de los 0ºC.
3) Es mejor que por fuera sea impermeable. ¡No! Las chaquetas con tejido exterior impermeable-transpirable tienen dos limitaciones importantes: son más pesadas y transpiran peor que con un exterior que esté solo hidrofugado. Pero es que en el caso de la pluma el mayor gramaje del tejido impermeable y su inferior transpirabilidad hacen que el relleno de la prenda pierda espesor, mermando sus capacidades aislantes en 3-4 años de uso continuado. Si necesitas impermeabilidad superpón una chaqueta ultraligera tipo tercera capa, cuya columna de agua sea superior a 10.000 milímetros.
Las realidades
Ninguno de los dos tipos de chaquetas son perfectas para todas las situaciones.
1) Las de fibra secan rápido, son cortavientos y resultan menos delicadas durante su uso con mochila, ya sea durante el porteo o al guardarla comprimida dentro. Si se desgarra el tejido con una rama o roca cortante, no es el fin del mundo, pues sobresaldrá ligeramente la boata o lámina de fibras entrelazadas de poliéster y podrás terminar abrigado/a la actividad.
2) Las de pluma tardan muchísimo en secar y son más caras a igualdad de calidad respecto a las de fibra. Cualquier desgarro hará que salgan los copos de pluma en gran cantidad. Sin embargo, abultan casi la mitad que una prenda sintética y pueden mantener intactas sus propiedades aislantes el triple de tiempo.
¿Qué me compro?
Las necesidades y gustos de cada uno son muy personales ¡y tampoco hay que olvidar que la estética tiene un gran peso actualmente en este tipo de prendas! Casi nadie invierte 100 o 200 euros en un producto que no resulte llamativo, elegante o muy deportivo, reconozcámoslo.
1) Mejor una chaqueta de pluma de unos 400 gramos (peso total), si vas a utilizarla bajo cero o eres friolero/a. Las ultraligeras de 300 gramos, tan de moda incluso en ciudad en invierno, abrigan muy poco ¡y llevan 100 gramos menos de pluma!
2) Una chaqueta de fibra de 600-700 gramos de peso total y primer precio si no vas a hacer un uso muy técnico, no te importa que abulte un poco en la mochila y quieres gastarte menos de 100 euros.
3) Prenda de fibra de unos 400 gramos, normalmente asociadas a rellenos tipo Primaloft o similar de 80-100 gramos por metro cuadrado. Estarás caliente bajo cero en plena actividad y parado/a hasta unos 0º C si eres hombre y hasta unos 5ºC si eres mujer (recientes estudios franceses así lo corroboran). Se trata de la mejor solución para actividades semiaeróbicas con frío moderado, tipo senderismo invernal o alpinismo.
Nota importante: a igualdad de espesor resultan más calientes las opciones en fibra que las de pluma, pero por lo general éstas suelen confeccionarse en grosores muy superiores debido a la gran ligereza y alta compresibilidad del relleno.