Cómo elegir tus botas para alta montaña

Redacción Oxígeno

Cómo elegir tus botas para alta montaña
Cómo elegir tus botas para alta montaña

Todo calzado es difícil de elegir, pero tenemos que ser más exhaustivos en la búsqueda de nuestras botas invernales. Hemos hecho de investigadores, consultando a compañeros expertos en montaña, asaltándolos en cualquier sitio y preguntándoles: “¿qué botas llevas normalmente?”, “¿cómo te sientan?”, “¿llevas doble calcetín?”… y un sinfín más de cuestiones similares para así poder plasmar de la mejor manera posible todos los datos que a continuación exponemos.

Es imprescindible que siempre que nos probemos las botas sean los dos pies, ya que tenemos dos y los dos son diferentes, bien porque uno es un poco más largo o porque es un poco más ancho.

Nunca te pruebes un solo modelo de bota. Tenemos que intentar enseñarles a los pies los máximos modelos posibles, así serán ellos los que hagan una buena elección.

También es igual de importante llevar los calcetines que mejor se adapten a nuestro pie, sin que formen arrugas. La estrategia ideal sería llevar uno fino de Coolmax debajo y otro más grueso encima para que absorba el sudor, manteniendo el pie más seco.

Otro aspecto importante en la elección de las botas es la talla, ya que los pies no los tenemos igual cuando nos probamos las botas en la tienda que cuando estamos caminando por la montaña, pues estos se dilatan a lo ancho y a lo largo, por lo que hay que probarse entre medio número más o un número entero. Si las cogemos justas de talla, en las bajadas, después de unas cuantas horas caminando por la montaña, notaremos cómo las uñas de nuestros dedos de los pies quieren saltar, y es un dolor bastante molesto, lo decimos por experiencia, todos nos hemos comprado alguna vez calzado pequeño… Por el contrario tampoco podemos comprarlas grandes, las botas se fabrican en tres dimensiones: largo, ancho y alto, esto quiere decir que si nos pasamos de largo, el ancho tampoco quedará bien, al igual que el alto, con lo que el tobillo no quedará bien encajado en su sitio y seguramente las rozaduras nos producirán unas curiosas ampollas que nos tendrán los pies “fuera del mercado” durante una buena temporada. Para probarse unas botas de este tipo, lo ideal es quitar la plantilla a la bota, ponerla en el suelo y colocar el pie encima. Lo que tenemos que ver es que, encajando la plantilla bien del talón, cuánto nos sobra por delante y cómo nos queda de ancha. Una vez hecha esta pequeña comprobación, ya podemos ponernos las botas para probarlas.

La forma en la que nos atemos las botas también es importante, no solo la presión que le demos a los cordones, ya que a lo largo del día estos se van a ir destensando poco a poco, además es esencial la posición en la que las atemos: la más adecuada sería apoyar el talón en el suelo para que éste nos quede lo más atrás posible, colocando el pie a 90º, y así empezar a tirar de los cordones desde la parte más cercana a la punta, para de esta manera hacer que el talón se nos quede bien ajustado a la planta y parte trasera de las botas. Así conseguiremos ajustar perfectamente la bota a nuestros pies y minimizar todas las posibles ampollas que nos puedan provocar las botas.

Otra parte a tener encuentra es el tratamiento de las botas. Cuando nos compramos un coche, no esperamos a que se rompa para hacer la revisión. Lo llevamos regularmente, por eso es importante tratar el material con productos adecuados para mantener las pieles, corduras y demás membranas lo más hidratadas e hidrofugadas posible. De esta manera conseguiremos que durante la vida de las botas éstas estén siempre en las mejores condiciones posibles.

Después de estos pequeños consejos, ya solo queda salir a la montaña y disfrutar de ellas.