Chaleco de montaña, ¿prenda útil o desfasada?

El mercado actual de vestimenta de montaña apunta a que por cada cien chaquetas térmicas que se venden, sean de pluma o fibra, sólo se factura un chaleco. ¿Hay razones realmente de peso para el poco interés general hacia esta prenda?

Tino Nuñez

Chalecos de montaña a examen
Chalecos de montaña a examen

El chaleco es una prenda que parece haber caído en desgracia en estos últimos años entre el público de montaña. Sin embargo ofrece un “servicio” que
merece ser valorado o cuando menos conocido. ¡Nuestros mejores consejos para aquellos que aman… ¡u odian! los chalecos.

VENTAJAS PRÁCTICAS

Algunas de sus cualidades más importantes son:

  • Un treinta por ciento más ligeros que prendas que proporcionen el mismo aislamiento térmico en el tronco. Por ejemplo, un chaleco de pluma de 130 gramos suele tener el mismo espesor que una chaqueta de 200 gramos.
  • Abultan, una vez plegados entre un 30 y un 40% menos.
  • Cuestan una tercera parte menos que su versión en chaqueta.
  • Al carecer de brazos mejoran la movilidad en un sistema de capas y la visibilidad respecto al terreno por el que nos movemos.
  • Es una prenda muy polivalente, para utilizar casi todo el año.
… Y SUS INCONVENIENTES

Las desventajas también son las lógicas y en parte las que echan para atrás a una parte importante de sus posibles usuarios:

  • Al no proteger los brazos, algunas personas frioleras o en condiciones muy extremas pueden notar falta de confort.
  • No incluyen capucha.
  • Aspecto menos vistoso o anticuado que otras prendas.
TIPOS DE CHALECO

Si atendemos a con qué materiales han sido confeccionados, encontraremos:

1) Chalecos de pluma, de 165 a 350 gramos. Precio extremadamente variable en función de la calidad de la pluma (la mejor suele ser de oca europea con una capacidad de inflado superior a los 800 cuins), desde 50 a 275 euros. Muy comprimibles y la mejor relación peso-aislamiento térmico del mercado. Algo delicados.

2) Chalecos de fibra, de 190 a 400 gramos. De 40 a 160 euros. Los más finos (con relleno de guata de poliéster de 80 o 100 g/m 2 ) son muy polivalentes, pero abrigan menos de lo que parece y por sí solos son insuficientes para protegernos bajo cero. Duraderos y de rápido secado.

3) Chalecos de forro polar. De 200 a 400 gramos en función del espesor del tejido/densidad (tipo 100 o 200). Muy duraderos, económicos –entre 40 y 90 euros- excepto si son de tipo híbrido, es decir que mezclan materiales más cortavientos en pecho y más transpirables en mangas y espalda, a menudo guatas de fibra y forro polar elástico. Los hay también con membrana cortaviento, tipo windstopper, que protegen bien cuando sopla el aire a más de 60 km/h. Compresibilidad media.

4) Chalecos de nailon sin relleno térmico. De 80 a 120 gramos, volumen mínimo, no impermeables pero resistentes a una llovizna y cortavientos hasta unos 20-30 km/h. Secado excepcionalmente rápido. Incrementa el aislamiento térmico entre +3 y 5ºC cuando estamos por encima de 0ºC. De 30 a 90 euros según calidad del tejido.

UNA REFLEXIÓN BREVE Y A FAVOR
Piensa que un chaleco, al pesar una tercera parte menos que si llevara mangas, puedes aprovechar ese ahorro para optar por opciones más gruesas y por lo tanto más calientes. “Traducido” al mundo práctico significa que un chaleco de pluma de 300 gramos (con unos 100 gramos de relleno de pluma) será netamente más aislante que una chaqueta del mismo peso total.