Test: bolsas estancas Over Board

Probadas en condiciones realmente duras...

Juanjo Alonso

Test: bolsas estancas Over Board
Test: bolsas estancas Over Board

Atacama tiene la siniestra fama de ser uno de los desiertos más secos y desamparados del planeta. En algunos rincones de esta enorme extensión de paisajes volcánicos solo llueve cada 25 años y no esperaba encontrar grandes tormentas, aquí ahora es verano. Pero llevo diez días en este mundo de cráteres de colores y todos los días se han formado tormentas.

Unos días la lluvia me ha tocado de refilón pero el aguacero ha sido espantoso, con granizo, ventisca, relámpagos y nieve en las cumbres. Ahora es la temporada del "invierno altiplánico" y ha venido intratable. En San Pedro de Atacama las tiradas han reventado puentes, arrasado cultivos y destrozado los caminos.

La lluvia es el peor enemigo del ciclomontañero y es fundamental proteger bien el equipo del agua. En esta expedición he estrenado las bolsas estancas Over Board. Llevo dos laterales de 17 litros cada una y una de 20 litros para el saco y el "pijama". Y también una riñones y una bolsa para la cámara de fotos y baterías, ambas estancas también.



El primer día entre Calama y San Pedro de Atacama me cazó un tormentón bestial, para quitar la carbonilla nada más llegar, con granizo y ventisca en el paso Barros Arana, por encima de tres mil metros de altitud. No pensaba poner a prueba las bolsas tan pronto y funcionaron muy bien, estancas al cien por cien. El sistema de cierre es cómodo y se acoplan bien para su portabilidad.

El paso de Hito Cajón, entre Chile y Bolivia, a 4.500 metros de altitud, fue otra prueba decisiva para terminar de confiar plenamente en las Over Board. Antes del paso estaba completamente empapado por la niebla. En la caseta de la frontera estuve el tiempo justo para el trámite policía y bajé patinando entre la lluvia y el barro hasta el puesto de entrada de la Reserva de Fauna Andina Eduardo Avaros, que está cinco kilómetros después, en la orilla de laguna Blanca. Ese día insoportable no dejó de llover en varias horas y las bolsas aguantaron, la ropa de recambio estaba seca y el saco de dormir mullido y confortable para darme calor como todos los días.



La prueba definitiva fue en el intento de cumbre del Uturuncu, de 6.010 metros de altitud. El día pintaba bien y la aproximación hasta los 5.500 metros fue dura por el desnivel pero la tarde era perfecta. Hasta que se puso el sol y se desencadenó el mayor aquelarre de todas las tormentas, en pocas horas se cubrió la montaña con un metro de nieve y la bici y la tienda, conmigo dentro, debajo de la alfombra blanca. El equipo que se quedó dentro de las Over Board a la intemperie seguía seco y fue decisivo para tener algo medio cálido que ponerme al amanecer. Realmente las Over Board son a prueba de tormentas.