101 años después, se revela íntegramente una de las últimas cartas escritas por Robert Falcon Scott de las dos que todavía permanecían en manos privadas tras ser adquirida por el Scott Polar Research Institute de la Universidad de Cambridge.
Quiero decirle que yo no era demasiado viejo para esta tarea. Fueron los hombres más jóvenes los primeros en desaparecer. Robert Falcon Scott, líder de la expedición Terra Nova de 1910 al Polo Sur, garabateaba estas líneas en una de sus últimas misivas, dirigida al Almirante Sir Francis Bridgeman. La escribía, el 29 de marzo de 1912, en sus postreras horas, refugiado en el campamento que serviría de morada final para él, Wilson y Bowers. Habían emprendido una huida de 1.300 kilómetros tras encontrar la bandera noruega hondeando en los 90º S, sin apenas fuerzas ni víveres. Cinco hombres contra el hielo y la ventisca, en el territorio más severo que conoce el ser humano, avanzando hacia el norte, siempre hacia el norte. Evans y Oates afrontaban su último viaje bajo el cielo frío y estrellado; el resto del grupo lo haría con la lona de la tienda sobre sus cabezas, con la pluma en la mano escribiendo a familiares y amigos, despidiéndose con la conciencia de una conclusión trágica. Se quedaban a 19 kilómetros del deposito One Ton Depot, rebosante de suministros que podían salvarles la vida. Se quedaban en la Antártida. Y en las páginas de la historia.
101 años después todavía restan detalles por conocer de aquellas horas finales, labor en la que se centra el Scott Polar Research Institute, apuntándose ahora un tanto con la adquisición de la carta que recibía Sir Francis Bridgeman, de considerable relevancia para el patrimonio polar del Reino Unido. Aunque había sido previamente citada en parte, el contenido íntegro de esta última página del diario de Scott continuaba siendo desconocida para el público, habiendo pasado a manos privadas tras el fallecimiento de Bridgeman. La SPRI incluirá estas líneas del Capitán en su colección de últimas cartas, escritas a su viuda Kathleen Scott, Mrs Oriana Wilson, Mrs Emily Bowers, Sir Reginald Smith y George Egerton. La última carta que permanece en manos privadas, dirigida a Edgar Speyer, fue vendida por 165.000 libras en una subasta el pasado año. También se sabe que Scott escribió a su amigo el escritor J.M. Barrie, pero no se conoce el paradero ni el destino de este documento.
Es realmente adecuado que podamos anunciar esta adquisición justo 101 años después de que Scott la escribiera. Trataremos de ponerla a disposición del público en el Polar Museum en cuanto aseguremos su conservación, explica Naomi Boneham, Archivera del Scott Polar Research Institute.
Casi 79.000 libras ha costado recuperar la carta, fondos que han donado las fundaciones V&A Purchase Grant Fund, la John R. Murray Trust, la Friends of the National Libraries y el Doctor Richard Dehmel, y que han ido a manos de Lord y Lady Graham, descendientes de Sir Francis Bridgeman, fallecido el 17 de febrero de 1929.
Texto completo de la carta a Sir Francis Bridgeman
[caption id="attachment_10346" align="aligncenter" width="300"] Mi querido Sir Francis
Me temo que estamos sentenciados. Escribo estas cartas con la esperanza de que puedan ser entregadas algún día. Me gustaría agradecer la amistad que me ha dado en los últimos años y expresar el placer extraordinario que he encontrado sirviendo bajo su mando. Quiero decirle que yo no era demasiado viejo para esta tarea. Fueron los hombres más jóvenes los primeros en desaparecer. Finalmente desearía que asegurará la estabilidad de mi viuda y mi hijo. Los he dejado en una muy mala situación, pero creo que el país no debería descuidarlos. Después de todo hemos legado un gran ejemplo para nuestros compatriotas, si no por alcanzar un lugar tan riguroso, sí por afrontar esta aventura como hombres cuando estábamos allí. Hubiéramos podido triunfar si hubiésemos superado la enfermedad.
Adiós y adiós a mi querida Lady Bridgeman.
Siempre suyo,
R. Scott
Disculpe la escritura - estamos a -40º, y así llevamos desde hace un mes [/caption]
La última carta del Capitán Scott
101 años después, se revela íntegramente una de las últimas cartas escritas por Robert Falcon Scott de las dos que todavía permanecían en manos privadas tras ser adquirida por el Scott Polar Research Institute de la Universidad de Ca