El asturiano pasó por Madrid mientras ultima los preparativos de su próxima expedición a la Antártida, el continente superlativo. Recién llegado de cruzar Groenlandia, charlamos con él sobre un proyecto que puede volver a ponerle entre la nobleza internacional de la exploración.
Aunque en nuestra jungla urbana todavía podamos sentirnos desconcertados ante ideas como las de Juan Menéndez Granados, su progresión es absolutamente lógica. En 2003 ponía nombre a la pasión que arrastraba desde niño -la conexión de paisajes y sentimientos subido a la bicicleta- completando la Transpirenaica. Iniciaba así un camino que ha ido complicando por gusto, por estilo y por autenticidad. Tanzania, Siberia o los Pamires de Tayikistán han sido algunos de los escenarios de su soledad.
Juan acaba de regresar a la civilización, donde reconoce sentirse menos cómodo que allí donde tiene sus metas: los territorios de aventura. El último: Groenlandia. 27 días sobre el hielo para cruzar de costa a costa, lo que se traduce en 600 km de meteorología caprichosa (con vientos de hasta 140 km/h) y esquivas líneas del horizonte. La expedición era la definitiva puesta a punto para su inminente tentativa en la Antártida, donde a finales de año presentará su candidatura como primer ser humano que alcanza el Polo Sur en bicicleta, en solitario y sin asistencia.
Groenlandia se ha mostrado peligrosa este otoño, con unas condiciones pésimas. A pesar de ello ¿crees que en la Antártida las circunstancias podrían ser peores?
Va a ser más frío, aunque las condiciones deberían ser más estables. En Groenlandia han sido horribles: mucho viento, muchas tormentas, días de whiteout que dificulta la orientación y te retrasa. Han sido situaciones muy difíciles, pero muy positivas de cara a entrenarme para la Antártida.
Además de la meteo, ¿qué crees que será lo más complicado de la expedición?
Es una expedición más larga y en general más dura. Por el frío, por ser el doble de kilómetros (eso siempre hace mella). Serán cerca de 40 días de soledad.
Ya estás bastante acostumbrado a la soledad y desde el punto de vista de asumir riesgos, quizá sea una filosofía más segura
Si vas solo estás más centrado en tus circunstancias. Me siento más seguro. Atravesando Groenlandia éramos siete personas y aprendes mucho, la convivencia es increíble, con momentos difíciles o divertidos
es otra perspectiva. Aunque objetivamente en solitario hay situaciones que pueden convertirse en un suplicio, sinceramente me siento más concentrado, más confiado.
Aunque te llaman Juan Sin Miedo, es inevitable pensar en el compromiso y el riesgo.
Hay gente que me llama así, pero no porque no tenga miedo, más bien todo lo contrario. Tengo miedos pero me enfrento a ellos. Esa es la principal diferencia con el famoso personaje de ficción de los hermanos Grimm. Tengo miedos para la Antártida: el viento, el frío, las congelaciones
Una de las cosas más peliagudas ha sido sacar el proyecto adelante, algo complicado en nuestro país por la falta de tradición en este tipo de exploración. Claro, hace faltan ejemplos como el tuyo. ¿Te sientes un poco pionero?
Yo no diría que me siento como un ejemplo, pero sí estoy muy orgulloso de todo lo que lucho. Hay tantos baches y tantas dificultades, tantas excusas como para abandonar, los días sin descanso, buscar patrocinadores. La situación es tan complicada que hay que recurrir a medios como el crowdfunding, algo bonito pues compartes tu aventura con la gente, aunque en España todavía no está muy asentado, cuando en otros países hay proyectos de todo tipo que salen adelante gracias a estas aportaciones. Tenemos que abrirnos y poner nuestro granito de arena participando en lo que creamos conveniente: un documental, un proyecto deportivo, un proyecto solidario, en la medida de nuestras posibilidades. La situación económica nos pasa factura a todos.
Hablar de carrera en bicicleta hacia el Polo Sur sería irresponsable. Pero otra persona va a intentar lo mismo que tú, al mismo tiempo. ¿Eso puede hacerte sentir la presión o incluso que asumas más peligros durante la expedición para ser el primero en ese objetivo?
Es una cuestión delicada. No oculto que me gustaría ser la primera persona en pedalear al Polo Sur. Pero ahora mismo mi objetivo es estar allí. Mi cabeza está centrada en prepararme lo mejor posible y en poder pedalear hacia el Polo. Una vez allí pensaré la estrategia adecuada, con calma, para que las cosas salgan bien. Yo quiero pedalear. Algún medio habla de carrera al Polo Sur en bicicleta, pero eso es una frivolidad y es peligroso. Si llego el primero me producirá satisfacción, pero ya bastante difícil es la expedición. Todavía hoy hablar de llegar al Polo Sur en solitario es hablar de una gran aventura. Tengo muchísimo respeto a ese medio, llevo dos años preparando este desafío y lo principal es que salga adelante.
Muchísima suerte y si hablas igual que pedaleas lo tienes hecho.
¡Muchas gracias!
Juan Menéndez Granados, más difícil todavía
El asturiano pasó por Madrid mientras ultima los preparativos de su próxima expedición a la Antártida, el continente superlativo. Recién llegado de cruzar Groenlandia, charlamos con él sobre un proyecto que puede volver a ponerle entre la nobleza internacional de la exploració