Cómo leer el terreno en tus rutas de esquí de montaña

Skimo con seguridad

Redacción Oxígeno

Cómo leer el terreno en tus rutas de esquí de montaña
Cómo leer el terreno en tus rutas de esquí de montaña

En una actividad como el esquí de travesía, donde te mueves en diferentes tipos de nieve y con condiciones meteorológicas variables,  es fundamental saber “leer” el terreno.

Los más grandes montañeros o alpinistas son expertos en conocer la montaña, sus cambios meteorológicos y evitar los peligros objetivos y subjetivos de la misma.  Cada vez hay más personas que van a la montaña y si bien el número absoluto de accidentes ha aumentado, el número relativo de accidentes graves es inferior al de hace cuarenta años. Sin duda, la  formación que tienen los practicantes es superior. Antes de entrar en tema vamos a recordar algunos de los muchos casos de grandes conocedores del terreno que a pesar de ello tuvieron un grave accidente.

Durante las fiestas de Navidad de principios de este siglo en los Alpes italianos: un experimentado guía local sube con esquís a la montaña de encima de su casa con su hijo, también guía, y su nieto. Es una excursión que ha realizado cientos de veces. Un alud alcanza el grupo con el resultado de la muerte del guía.

Algunos  otoños después un montañero norteamericano sale a entrenar con su compañero en un recorrido que han hecho cientos de veces. Se desprende un bloque en una arista con un resultado mortal.

Hace pocos veranos en los Alpes franceses: un experimentado guía de alta montaña inicia una excursión con clientes en el macizo del Mont-Blanc junto a otros guías de la zona. Este guía es responsable de formación de aludes en compañías suizas de guías y tiene publicaciones en la materia. Un alud barre el itinerario con varias víctimas mortales.

El invierno pasado en el  Tirol un experimentado esquiador de montaña italiano está entrenando en una de las ascensiones clásicas del valle preparando una carrera. Llega a la cima, desciende y vuelve a subir. Un grupo inicia el descenso y  provoca un alud que mata al corredor italiano… Podríamos seguir explicando casos y casos de expertos que han tenido graves accidentes en montaña y que el lector probablemente conoce estos u otros. Hemos preferido elegir accidentes de protagonistas y montañas de fuera de nuestro país, pero desgraciadamente también los podemos explicar más cercanas. En todos los casos, los accidentados eran expertos con sólidos conocimientos teóricos y gran experiencia práctica sobre el terreno. Los lugares más propensos a accidentes en nuestro hogar son la cocina y el baño por dónde pasamos cientos de veces al año y en montaña puede ocurrir algo parecido.

Por una parte, un experto con formación actualizada tiene muchas menos probabilidades que un neófito en tener un accidente en un itinerario determinado. Sin embargo, el experto, con mayor rapidez y forma física, realizará itinerarios más largos y realizará un gran número de salidas a lo largo del año. Sin entrar en estadística, el conocido refrán de “tanto va el cántaro a la fuente que al final se rompe” puede ser ilustrativo. Por muchos artículos que leamos, publicaciones que consultemos y cursos que hagamos, las horas en montaña a veces nos dejan en situaciones comprometidas.

La prudencia es saber darse la vuelta cuando las condiciones no están seguras. Supongamos que pudiésemos estimar que la probabilidad de que se produzca un alud sea sólo del 5%. Esto  quiere decir que si nos damos la vuelta, el grupo que sigue tendrá una probabilidad del 95% de que no le caiga el alud con todo lo que esto implica. Sin embargo, al cabo de 20 veces de tomar este riesgo habremos obtenido una probabilidad acumulada del 100%. Comentar que en el accidente de los Alpes franceses explicado antes, otros guías se dieron la vuelta.

Algunos consejos
Realizar un curso de la especialidad de montaña que queramos practicar. Un curso de esquí de montaña nos dará pocos  conocimientos prácticos para la escalada deportiva y viceversa. Actualmente se observa que muchos practicantes tienen mucho interés en su formación y realizan muchos cursos. Empresas de  guías, clubes y federaciones dan servicios muy eficientes en este aspecto.

El estudio continuo de las evoluciones meteorológicas y nivológicas da a los expertos locales un conocimiento del terreno superior al recién llegado. Sin embargo, este conocimiento no es infalible.

Valorar siempre el conocimiento local. Un guía local de los Andes  puede ser más fiable subiendo al volcán activo (para nosotros, legos en la materia, está inactivo) de encima de su pueblo que un guía europeo.

Realizar salidas guiadas no sólo aumenta la seguridad durante la salida en sí, sino que  el guía nos va a transmitir el conocimiento de la montaña y sus peligros

En terrenos nevados consultar el parte de aludes de la zona, comprobar la fecha de la última actualización y contrastarlo con el pronóstico meteorológico previsto y lo que ha sucedido.

Aplicar el sentido común y la lógica en la lectura del terreno. El estudio de la orografía, de la orientación del terreno al sol, de los fenómenos meteorológicos recientes (viento, lluvia, nieve,..), etc. nos va a dar una información interesante.  Un camino de verano puede ser completamente desaconsejable en invierno al haber desaparecido completamente por la nieve que forma una pendiente uniforme abocada sobre unas peligrosas barras rocosas. En el descenso evitar corredores de nieve helada en S que en caso de caída nos lanzarían a las rocas. Según la orientación, el estado de la nieve puede mejorar en poco tiempo.

Observar la dirección del viento en la montaña (sombras de nieve en de los árboles, cornisas, etc.). Si vemos una zona de montaña pelada de nieve por el viento, esa nieve habrá ido a parar a algún sitio. Si el viento ha sido huracanado, probablemente la nieve se habrá volatizado en el aire, pero vientos menos fuertes producen acumulaciones de nieve a sotavento: las temibles placas de viento, una de las causas más frecuentes de accidentes de aludes.

Y así muchas precauciones más que se pueden aprender  leyendo, saliendo con compañeros más experimentados, en cursos y reciclajes, y así evitar aprenderlos por el altamente desaconsejado método en montaña  de prueba y error.

Un sabio compañero dice que el refrán dice que “el saber no ocupa lugar”, pero sí tiempo. Tenemos que invertir constantemente tiempo en la formación (cursos, guiajes, lectura, opiniones, etc.) y en ir a la montaña, y así sabremos leer y entender lo que la montaña nos transmite desde todos los sentidos.

Por Oriol Duixans i Vidal, Director del Área de Esquí de Montaña de la FEDME  y Jordi Canal i Fontant, Director del Centro de Tecnificación de Esquí de la FEEC