En julio de 2018, Andrzej Bargiel hacía historia. El polaco se apuntaba el primer descenso con esquís del K2 llevado a cabo nunca. Una barbaridad de actividad que sólo ha servido para afilar aún más el colmillo de Bargiel, cuyo siguiente mordisco se lo dará al Everest.
Bautzada como Everest Ski Challenge, Bargiel pondrá en marcha su expedición el próximo otoño, con lo que evitará las controvertidas masificaciones primaverales, ya que en esa temporada casi todos los esfuerzos comerciales se centran en el Manaslu.
El descenso del Everest ya se ha llevado a cabo con éxito, tanto con esquís (lo lograba el esloveno Davo Karnicar en el año 2000) como con snowboard (Marco Siffredi, 2001). La diferencia es que Bargiel llevará a cabo la ascensión sin utilizar oxígeno artificial, lo que puede convertir su intento en un éxito sin precedentes.
En el año 2001, el austríaco Stefan Gatt ascendía al Techo del Mundo sin oxígeno y comenzaba su descenso con snowboard desde 8.600 metros, aunque debia detenerse por las condiciones de la nieve, retomando su bajada desde los 7.500 metros, por lo que el descenso completo, tras escalar sin oxígeno, nunca se ha logrado.