Segunda femenina y en libre de Salathé Wall

La neozelandesa Mayan Smith-Gobat se embolsa la segunda ascensión femenina y free al mítico big wall de El Capitán, en Yosemite, justo cuando se cumplen 50 años desde su apertura encabezada por Royal Robb

Jorge Jimenez

La neozelandesa Mayan Smith-Gobat se embolsa la segunda ascensión femenina y free al mítico big wall de El Capitán, en Yosemite, justo cuando se cumplen 50 años desde su apertura encabezada por Royal Robbins.

“La mejor escalada de la tierra”, así definió Royal Robbins a la Salathé Wall, pocos días después de su primera ascensión, en septiembre de 1961, que lograba en compañía de otros dos tipos esenciales para la escalada americana de los 60, Chris Pratt y Tom Frost. Tras nueve días de trabajo en la pared habían logrado establecer 870 metros (35 tiradas) de un recorrido lógico y estremecedor por la oceánica mole de El Capitán. La ruta sería, un par de décadas más tarde, el primer big wall del tenaz monolito en ser liberado, correría magna llevada a cabo por Paul Piana y Todd Skinner en 1988, aquellos que llegaron al valle al grito de “escalaremos con vosotros y os robaremos vuestras chicas”. Al final también hicieron un poco de historia. Si saltamos a los calendarios de 2005, pasamos el dedo por octubre, y lo detenemos en el día 23, encontraremos la última efeméride para enmarcar esta historia: Steph Davis, talento salvaje curtido al sol de Moab (Utah), se convertía en la primera mujer en lograr la Salathé en libre.

Ya han pasado 50 años, llevados con esplendor y cumplidos este mismo septiembre, desde la apertura de la vía, pero su notoriedad, dificultad y la excelencia de cada uno de sus largos, siguen haciendo de ella una pieza maestra, siendo la absoluta referencia en el valle (con permiso de The Nose), a pesar de no ser ni la más larga ni la más dura (cotada de 8a en libre). Su envergadura emocional se impone. Por ello se convirtió en el sueño de una de las escaladoras más dotadas de la escena actual, Mayan Smith-Gobat, quien pese a haber lidiado con un buen puñado de lesiones, siempre ha sido capaz de recuperarse y, sobre todo, superarse. En su currículum aparecen vías de deportiva de 8a a vista, 8c ensayado o grandes paredes como Astroman (Washington Column, Yosemite) o Free Rider (El Capitán).

Mayan ya intentaba la Salathé el pasado otoño, siendo forzada a retirarse por los duendes de la meteo que celebraban su intento con una perversa tormenta. Este agosto regresaba en plenas condiciones físicas y sentimentales: “Me siento muy bien al volver a este escenario, solitario, expuesto y donde soy responsable de cada uno de mis actos. El granito y mi propia fuerza definen mi existencia”, reconocía en su blog (www.mayanclimbs.com). Tras algunos intentos fallidos, la neozelandesa se encordó con Sean Villanueva, adicto a los big wall del valle, para superar en libre el histórico recorrido. Mayan definía la ruta como “muy hermosa y brutalmente inolvidable”.