El americano Alex Lowe dijo que el mejor escalador del mundo es el que más se divierte escalando. Gracias a esta máxima, todos y cada uno de nosotros podemos convertirnos en nuestro propio mito, pero para ello tenemos que empezar por el principio.
Búlder
El búlder es escalar bloques de piedra, sin cuerda, de una altura suficiente desde la cual se puede saltar al suelo sin peligro. Se trata de resolver movimientos de diversas dificultades para superar estos bloques con la finalidad de entrenar. Para protegerse de las posibles caídas el escalador coloca en el suelo un colchón “crahspad” diseñado especialmente para amortiguar los impactos. Igualmente es necesario la atenta ayuda de un compañero que nos cubra la espalda. Esta modalidad nació en los Estados Unidos de la mano del veterano escalador John Gill en los años 50 del pasado siglo XX.
Escalada deportiva de un largo de cuerda
Son paredes, que por su altura, hacen necesario el uso de la cuerda. Las longitudes de las vías pueden variar mucho de una zona a otra pero por lo general van de los 10 a los 40 metros y están muy bien protegidas con anclajes químicos y anclajes de expansión tipo industrial. La finalidad, igual que el boulder, es solucionar las dificultades técnicas que se expresan a lo largo de toda la vía y lograr el encadenamiento de todos los pasos sin caer, sin ayudas artificiales como agarrarse al material de seguridad o descansar de la cuerda. El buen equipamiento de las vías con dificultades asequibles para todo el mundo, así como una fácil aproximación andando y una base de pared cómoda, hacen que este tipo de escalada sea la modalidad más practicada y la más recomendable para iniciarse.
Escalada deportiva de varios largos de cuerda
Se trata de vías largas pero con la misma finalidad ética y los mismos anclajes de expansión que las vías deportivas de un largo de cuerda, con la diferencia que en este tipo de rutas hay que tener unos conocimientos más ámplios sobre el terreno y las técnicas de seguridad a utilizar como son el montaje de reuniones intermedias y el descenso en rápel. La altura de estas vías también puede variar mucho. En nuestro país las longitudes pueden oscilar entre los 100 y los 500 metros de altura (entre 2 y 6 horas de escalada).
Escalada en terreno de aventura
Representa el estatus de escalada más clásica, que busca la línea lógica de ascensión de una pared en la que, al estar poco o nada equipada, hace falta utilizar material complementario que se coloca en fisuras y agujeros. El objetivo es superar la pared utilizando las técnicas más adecuadas de progresión dentro de las posibilidades que presenta la roca y el nivel de la cordada. Este tipo de escalada es la más comprometida porque exige un buen conocimiento del terreno para escalar rápido y seguro. Para ello hace falta tener un determinado nivel de escalada libre y artificial bien asumido, así como el completo dominio sobre la manipulación del material complementario para la autoprotección y el montaje de reuniones intermedias. La complicada morfología de estas paredes pueden hacer difícil una retirada en caso de mal tiempo o accidente, cosa que hace que sean necesarios conocimientos de maniobras de autorescate. En nuestro país, este tipo de vías pueden tener entre los 200 y los 800 metros de altura (entre uno y varios días de escalada).
Foto de portada: Jorge Jiménez Ríos / Revista Oxígeno