Hervé Barmasse: "Todos tenemos un Cervino que escalar"

Jorge Jiménez Ríos

Hervé Barmasse: "Todos tenemos un Cervino que escalar"
Hervé Barmasse: "Todos tenemos un Cervino que escalar"

Se acaban de cumplir 150 años de la primera ascensión al Cervino, quizá la montaña más hermosa del mundo. La ocasión ha merecido multitud de tinta, actos de conmemoración y la siempre refrescante oportunidad de recuperar una parte esencial de la historia del alpinismo. Pero mientras algunos miramos el Cervino como esa montaña idílica otros la ven como parte de su familia. Es el caso de Hervé Barmasse, uno de los alpinistas más productivos sobre sus laderas, que lleva su hielo y roca en la sangre desde hace cuatro generaciones. Aprovechamos el lanzamiento de su corto "Matterhorn Obssesion" para charlar con el alpinista italiano, capaz de ver en sus vertiginosas aristas lo que nosotros llamamos hogar.

¿Es el Cervino la montaña más hermosa del mundo?
Sin duda. El Cervino es "La Montaña". Su belleza, su forma, el apasionante reto de su conquista y los grandes desafíos de los últimos 150 años la hacen única. No solo por su geometría, sino en términos absolutos, es la montaña perfecta, la montaña por antonomasia... Además, es la única montaña utilizada para describir otras montañas del mundo igualmente perfectas: el Cervino del Karakórum, refiriéndose al Masherbrum, el Cervino de Nepal, al Ama Dablam, el Cervino de la Patagonia, al Fitz Roy...

¿Cómo es esa relación especial con la montaña que tenéis tú y tu familia?
El Cervino es uno más de la familia. Casi siempre estamos hablando de él: tomando un café, en la cena... Cuando estamos lejos de casa, en otras montañas del mundo, pregunto cómo está la familia y me preocupo igual por el estado de la Gran Becca (el Gran Pico, como le llamamos al Cervino los del Valle).

¿De dónde surge tu fascinación por el Matterhorn?
El Cervino forma parte de nuestra familia desde hace 4 generaciones. Mi bisabuelo lo ascendió a principios de 1900 y ya en 1908 acompañó a su primer cliente a la cima. También se convirtieron al alpinismo y al Cervino mi abuelo y mi padre, y por último yo. Desde pequeño ya me llamaban el hijo del Cervino porque, mientras mi madre estaba en la sala de partos, mi padre estaba intentando la difícil escalada invernal de la cara oeste.

¿Hasta qué punto quedan buenas oportunidades de abrir vías de nivel en sus paredes?
El margen para abrir nuevas vías se ha reducido. Se pueden abrir variantes o pequeños itinerarios de 300 metros. La última gran oportunidad era el pilar sureste del Pico Muzio, que ascendí en solitario en 2011. Pero se puede buscar aún la aventura en invierno, en solitario. Y además, cada cual puede seguir enfrentándose personalmente a esta montaña. Todos tenemos un Cervino propio que escalar, aunque sea con ascensiones más sencillas. La satisfacción de hacerlo será siempre la misma, por no hablar de una gran alegría.

¿Cuál es la gran actividad pendiente por hacer en el Matterhorn?
Personalmente, tras abrir vías nuevas, realizar primeras ascensiones en solitario, primeras invernales y la primera concatenación de las 4 cumbres del Cervino, corro el riesgo de repetirme y no quisiera hacerlo. Me gusta vivir experiencias siempre diferentes, nuevas. Aunque tengo todavía 3 proyectos que podrían ser muy distintos a los que ya he llevado a cabo en términos de creatividad y aventura. Uno en mi opinión es extraordinario... Pero quién sabe, a lo mejor se queda solamente en un sueño...