Los meses de verano son ideales para iniciar un cambio. Una de las excusas que solemos poner durante el año es la falta de tiempo. ¡Voilà!, durante el verano podemos levantarnos un poco más tarde, no hay tráfico, ni colegios, muchas personas tienen horario intensivo y disfrutamos de un poquito más de tiempo. Incluso de sosiego.
Y qué decir en los días propios de vacaciones. Es el momento para introducir en nuestra rutina una nueva actividad, conseguir durante estos días que se convierta en un hábito y seguir practicándolo una vez llegue septiembre y todo vuelva a la normalidad.
1. Desea. Lo primero que necesitas es desearlo. Cierra los ojos y piensa en lo que te gustaría ser, conseguir, empezar… “hacer ejercicio, correr, nadar, patinar, algo que me mueva”.
2. Justifica. Si tienes un por qué aumenta tu motivación: “Porque quiero sentirme ágil y fuerte, y perder un poco de peso”.
3. Planifica. Tu cerebro no está acostumbrado a realizar una tarea que no está dentro de su rutina. Así que todo lo que planifiques facilitará su inicio. Qué material deportivo necesitas, a qué lugar voy a ir a practicarlo, si necesitas un monitor o quedar con algún amigo, horarios, distancia, qué haces durante ese tiempo con tus hijos (si los tienes y puedes engancharlos contigo, todavía mejor), etc.
4. Anticípate. Nos cuesta iniciar algo nuevo, así que es fácil poner excusas. Stop a las excusas. Nos alejan de nuestro deseo y son unas boicoteadoras. La mejor manera de afrontarlas es anticiparnos a ellas. Piensa en todo lo que podría limitar el inicio de tu objetivo y anota al lado cuál será la solución. Un ejemplo: Si una excusa es “hace calor” planifica la sesión de ejercicio a primera o última hora del día. Si la excusa es “es que los niños no querían venirse conmigo” busca ayuda en tu pareja, un familiar, o si tienen edad para quedarse solos, déjalos en casa.
5. Ten expectativas positivas. No pienses que eres torpe, que te vas a cansar, que no es el momento…todo esto te limita. Piensa en grande y en positivo. En disfrutar en el momento, en conocer gente nueva, en descubrir de lo que son capaces los músculos de tu cuerpo, en cómo te verás dentro de un tiempo. Cree en ti y afirma que eres capaz. Seguro que algún amigo o amiga ya lo ha conseguido y cuando ves sus logros te fascina y piensas que por qué no consigues organizarte y hacer lo que él o ella hace. ¡Pues claro que puedes! Piensa que todo saldrá bien y que lo vas a disfrutar y así ocurrirá.
6. Pasa al modo acción. De verdad que no existe un momento ideal para empezar. Es este momento, aquí y ahora. Mientras tu mente te dice que te da pereza y otros pensamientos limitantes, dedícate solo a cambiarte, coger el móvil, las llaves y lo que necesites. Deja que la mente vaya por un lado, el del confort y tú por otro. Ya remará contigo en la misma dirección. A tu zona confortable le hace falta ver los beneficios para apoyarte más.
7. Refuérzate con cada pequeño logro que consigas. Y sobre todo, anótalos. Escribe de qué te sientes orgullosa, comunica a los demás lo que para ti es un avance y dilo con ilusión. Y recuerda esta sensación cuando mañana te pongas manos y piernas a la obra. Contagia a los demás tus logros y emociónate pensando en los avances de la próxima sesión.
Piensa en grande pero con moderación. Y cuando no te veas capaz de hacer algo, haz lo mínimo, pero no dejes el objetivo de lado. Desengancharte de él hará que rompas la rutina que has cogido y que te cueste volver a empezar.