Luis Alberto Hernando ya había experimentado lo que se siente al ser campeón del mundo de ultratrail. Lo comprobó en 2014 y este año lo ha vuelto a repetir. Esto supone una recompensa de lo más dulce que compensa lo sufrido en la última edición de la mítica Zegama. Allí, una caída le dejó con un dedo de la mano roto y el propio Hernando no sabía si podría ponerse de nuevo en la línea de salida del Mundial. Sin embargo, una vez más hizo gala de su peculiar tesón y no paró hasta conseguir llegar en las mejores condiciones posibles. Y lo hizo por la puerta grande, ganando con soltura y firmeza. No cabe duda de que Luis Alberto Hernando es imparable.
Te has proclamado por segunda vez campeón del mundo de ultratrail, ¿cómo te sientes?
Estoy contentísimo, igual o incluso más satisfecho que hace dos años, porque entonces era la primera vez que ganaba y fue, por supuesto, muy especial. Pero ahora, dos años más tarde, dos años más viejo y con mucha más gente en este mundillo entrenando fuerte y compitiendo es más difícil. Por eso estoy más contento y quizá también más satisfecho.
Hablas de la edad, ya tienes 38 años, hay más rivales e incluso de mayor nivel, ¿cómo afrontas todo esto?
Yo creo que con mucha motivación, ilusión y ganas. Sigo entrenando con las mismas ganas o más y el simple hecho de mirar la lista de inscritos y ver que hay gente a la que doblas la edad, para mí es una motivación también. Intento mantener el nivel, creo que la edad es importante pero no es algo decisivo y pienso que con 40 años o más se puede rendir si entrenas con ganas. También es cierto que a esa edad se tienen más responsabilidades y compromisos y sobre todo muchas competiciones a las espaldas. Pero como te digo, si tienes ganas y entrenas fuerte, no hay problema con la edad.
¿Cómo viviste la carrera?
Se presentaba como una carrera muy dura por el desnivel que tenía. Para ser ultra, era una distancia media, 100 kilómetros, pero el desnivel sí que era importante, casi 8000 metros positivos. Decidimos salir todos bastante tranquilos y conservadores porque pensábamos que se nos podían hacer muy duros los últimos kilómetros y las últimas subidas. Solamente se fue estirando poco a poco la carrera pero no se hicieron grupos.
Luego ya en el kilómetro 25 nos quedamos tres corredores y a mitad de carrera, sobre el kilómetro 50, decidí atacar en una zona que era un poco técnica. Abrí un poco de hueco e intenté mantener el ritmo. En cada avituallamiento que pasaba iba sumando 2 o 3 minutos de ventaja y lo único que hice fue mantener ese ritmo. Cuando llegué a la última bajada ya llevaba una ventaja más cómoda y lo hice disfrutando. Eso sí, con cuidado para no hacerme daño y llegar a meta sin problema.
Precisamente en Zegama sufriste una caída que te hizo pasar por quirófano. ¿Afrontaste por eso el Mundial de otra forma?
No del todo. Sí que es verdad que me habían operado hacía justo dos meses y no sabía muy bien si iba a poder estar, porque desconocía si iba a poder entrenar, cómo iba a evolucionar… La fractura era bastante complicada, me tuvieron que poner una placa, tornillos… en fin, un jaleo. Pero al final no me tuvieron que poner escayola al haberlo fijado por dentro y fueron 20 días aproximadamente sin poder entrenar bien. Eso sí, no paré del todo, porque podía caminar y hacer rodillo en casa.
Ya a partir del segundo mes empecé a entrenar casi con normalidad, lo único que las bajadas las hacía con bastante miedo por evitar otra caída y volver a echar la mano y estropearlo todo, porque estaba bastante reciente. Pero volví a entrenar y a hacerlo bien y tenía la confianza de que incluso ese pequeño parón me iba a venir bien. O al menos me agarraba a ello.
El último mes entrené muy muy bien y al final me encontré muy bien en carrera, no he achacado nada a la lesión y no me acordé de la mano para nada.
Aunque el dolor en la mano estaba olvidado, ¿cuál fue para ti el momento más duro de la carrera?
La verdad es que me encontré bastante bien, pude mantener el ritmo y no tuve problemas ni los bajones físicos propios de un Ultra. No tuve ningún problema, ni dolores de ningún tipo o molestias musculares. No sabría decirte un momento duro, quizá en la subida sobre el kilómetro 70 más o menos sí que se me empezó a hacer un poco larga y pesada la subida porque llevábamos mucho desnivel en las piernas. Pero por cansancio, no porque tuviera ningún problema.
Los ultras son carreras muy exigentes, y tú lo sabes mejor que nadie. ¿Qué te hizo dar el salto a esta distancia?
La culpa la tuvo Adidas (risas). Yo estaba corriendo kilómetros verticales, carreras de media distancia, y a raíz de hablar con Adidas surgió. Ellos querían meterse en los ultras y me propusieron directamente correr UTMB. Por aquel entonces no tenía ni siquiera los puntos para correr el UTMB y lo fuimos haciendo de manera progresiva. Pero bueno, cuando me lo dijeron llevaba ya tres años corriendo las mismas carreras y ya había repetido en varias. Me motivó mucho la idea de cambiar y probar con estas carreras. Empezamos en Transvulcania 2013 y creo que fue todo un acierto comenzar con ella. Si empiezas en Transvulcania tienes todas las papeletas, que es lo que me ha pasado a mí, de engancharte a los ultras.
Ahora después del Mundial, ¿por dónde pasan tus objetivos a corto y medio plazo?
Por supuesto, terminar esta temporada. Nos quedan dos carreras importantísimas, el UTMB, que es quizá la más importante, además de la más dura y larga de la temporada, y el campeonato del mundo de la IAAF, también de ultra trail. Con eso terminamos y así a corto plazo es lo que nos queda. Ya de cara al año que viene una vez terminemos esta temporada, nos sentaremos a pensar qué haremos.
