Algarve, tierra amable y acogedora al oeste (al-garb) del al-Andalus musulmán. Una fusión de paisajes y culturas en la esquina del mundo conocido durante siglos convertida en un paraíso turístico y un territorio extraordinario para el ocio activo y el cicloturismo. La sensacional mezcla de ambientes serranos con la seductora belleza del litoral atlántico sitúan el Algarve portugués en primera línea de los destinos actuales para el ocio activo.
Ecovías del Algarve
Los promotores turísticos de la región nos han invitado a conocer las rutas y destinos punteros en la variada oferta de itinerarios creados para senderistas, ciclistas de montaña y cicloturistas, una completa red de recorridos acondicionados en un territorio que conserva un valioso equilibrio biocultural y una riqueza ambiental de gran calidad. La región portuguesa del Algarve cuenta con varios itinerarios de gran recorrido denominados “ecovías” que han sido creados para diversificar la oferta turística y mostrar los valores naturales, tradicionales y culturales más auténticos de los territorios costeros y las sierras del interior algarvío:
- La popular Ecovía del Litoral es el itinerario más conocido y frecuentado por cicloturistas de todo el mundo, tiene 214 kilómetros, entre Cabo de San Vicente y Vila Real de Santo Antonio, y pertenece a la red europea Eurovelo.Discurre por una galería interminable de bonitas calas de arenas blancas y madejas de espuma revuelta por el oleaje del Atlántico, una raya costera de cómodo y seguro pavimento ciclista entre hermosos acantilados y poblaciones de aires moriscos con varios puntos de interés natural, como el Parque Natural de Ría Formosa.
- La Ecovía del Guadiana sigue la frontera natural del río Guadiana, entre España y Portugal.
- La Ecovía de la Costa Vicentina ofrece la posibilidad de conocer el desconocido litoral de barlovento, en el occidente del Algarve, declarado espacio protegido en 1995, con espléndidas playas y acogedores centros turísticos, como la aldea de Pedralva, una innovación en la oferta de turismo rural.
- La cuarta propuesta es la Ecovía del Interior, denominada Vía Algarviana, y es el itinerario que hemos elegido para pasar unos días pedaleando en las solitarias comarcas de las serranías del interior, lejos del murmullo del océano y las animadas poblaciones costeras. La Red de Rutas Pedestes del Algarve incluye 33 recorridos señalizados en la Costa Vicentina, la Sierra, el Barrocal, el Litoral Sur y la ribera del Guadiana, indicadas especialmente para senderismo de una jornada y junto a las cuatro ecovías completan una interesante oferta de turismo activo, verde, saludable y sostenible.
Vía Algarviana
Ecovía del Interior o Sendero de Gran Recorrido GR-13
> DISTANCIA: 301 km
> SENDERISMO: 14 etapas.
> CICLOTURISMO: 6 etapas.
> AMBIENTE GEOGRÁFICO: serranías de baja altitud con multitud de barrancos, lomas y pequeños valles encajonados.
> AMBIENTE FORESTAL: bosques de robles, alcornoques, pinar y repoblaciones de eucaliptos. Galerías ribereñas en el curso de los arroyos.
> TIPO DE TERRENO: continuos subibajas de fuertes pendientes y firmes de buena ciclabilidad. Trialeras y tramos técnicos en la sierra de Monchique.
> SEÑALIZACIÓN: Sendero de Gran Recorrido GR-13.
> ÉPOCA RECOMENDADA: todo el año menos los dos meses calurosos del verano.
> INFORMACIÓN Y DOCUMENTACIÓN: viaalgarviana.org
> ALQUILER DE BICIS Y ASISTENCIA: megasport.pt
Antes de iniciar el viaje cicloturista en la Vía Algarviana es preciso advertir del perfil de sierra constante, de los laberintos de barrancos en la sierra de Caldeirao y las trialeras y veredas técnicas de firme cárstico en la sierra de Monchique, tramos que aportan un provocativo componente deportivo y calidad ambiental pero exigen estar en buena forma y manejar muy bien el plato pequeño, sobre todo cuando la bicicleta lleva alforjas. En cualquier caso el porcentaje de desnivel positivo acumulado nunca será una gran dificultad porque el diseño del recorrido está distribuido en etapas senderistas, con distancias entre 18 y 25 kilómetros, y los finales de cada jornada pedestre indicada en el rutómetro “oficial” de la Vía Algarviana están en poblaciones que tienen alojamiento y servicios, de manera que en bicicleta es muy sencillo enlazar tramos a gusto y preparación de cada uno. Además, la empresa Megasport ofrece servicio de alquiler, asistencia y guía personalizado, como hemos podido comprobar en nuestro viaje cicloturista por los altiplanos serranos del interior algarvío.
Vía Algarviana
Etapa 1: Bajo Guadiana
La posibilidad de contar con vehículo de asistencia que lleve el equipaje a los finales de cada etapa permite pedalear con mayor soltura y aprovechar mejor la energía y el rendimiento de las bicicletas, especialmente en las quebradas serranías del Algarve. Las primeras marcas rojas y blancas del GR-13 están en la villa de Alcoutim, una antigua alquería musulmana colgada en un balcón fluvial del Bajo Guadiana, vigilada por las almenas de una fortaleza medieval, una bonita iglesia renacentista y una madeja de calles blancas envueltas en viejas leyendas de caballeros cristianos y princesas moras. Los peñascos que guardan el paso sereno del Guadiana quedan atrás y la Vía Algarviana entra en los algarves más solitarios y apacibles, untados de verdes permanentes, jarales que rezuman aromas de resinas mediterráneas y altiplanos interminables. El Bajo Guadiana es el eslabón entre las tierras del litoral y las serranías del Bajo Alentejo, el reino del caserío encalado, la herencia musulmana y los artesanos del mimbre, la caña y los aperos agrícolas. Vaqueiros es el final de la tercera etapa senderista y un buen lugar para completar la primera jornada cicloturista. Un descanso del viaje se puede aprovechar para visitar la Cova dos Mouros y conocer un interesante vestigio de arqueología industrial minera con cerca de dos mil años de historia.
Etapa 1: Bajo Guadiana
Etapa 2: Sierra de Caldeirao
Las llamativas platabandas azules, ocres o amarillas de las fachadas de Cachopo reciben al viajero cicloturista en las primeras ondulaciones de la sierra de Caldeirao. La decoración de las viviendas con pigmentos naturales se remonta a mediados del siglo pasado y marca el estilo de la arquitectura popular en la sierra profunda algarvía y el Bajo Alentejo, uno de los múltiples contrastes de estos montes de lomas suaves enredadas en un barullo de cauces estacionales que obligan a cambiar constantemente el ritmo de las piernas. El paisaje forestal autóctono ha sufrido una intensa transformación por los usos actuales del territorio y los incendios forestales. Las extensas masas originales de robles, alcornoques y encinas han perdido presencia y en su lugar aparecen repoblaciones de pinos y eucaliptos con matorral mediterráneo de lentisco, torvisco, romero, adelfa y madroños. En Barranco do Velho todavía quedan explotaciones de alcornoques y es fácil ver pilas de corcho en la cuneta de los caminos.
Etapa 2: Sierra de Caldeirao
Etapa 3: Cruce de caminos
En Barranco do Velho comienza la tercera etapa, un estratégico punto de encuentro de mercaderes y viajeros durante siglos para comerciar con miel, aguardiente, higos o almendras en la vía de comunicación más importante de la sierra de Caldeirao entre el litoral y el interior alentejano. Los pueblos de la Vía Algarviana en la sierra son pequeños y poco poblados. Es posible recorrer las alquerías serranas sin ver a nadie o encontrar un par de personas en sus labores cotidianas, cuidando la huerta o las plantaciones de frutales, siempre amables y dispuestas a intercambiar unas palabras. En este mundo de laberintos agrestes y extraños es importante llevar la “chuleta” de la ruta. Los hitos del GR-13 deben estar en su lugar, en cada cruce y desvío, pero es fácil que los campesinos rompan alguna señal involuntariamente o desaparezcan los palitos en la frondosidad de la vegetación. La ruta está señalizada completamente y en el caso de perder las marcas hay que volver a la última referencia clara y asegurar la ruta. En la web de la Vía Algarviana se pueden descargar los tracks y los mapas.
Etapa 3: Cruce de caminos
Etapa 4: Silves, villa de moros
La villa de Silves es uno de los hitos culturales, históricos y patrimoniales más importantes de la Vía Algarviana, capital musulmana del Algarve y sede de las ciencias y las artes islamistas durante varios siglos. Es ideal para terminar la cuarta etapa y alojarse en algún hotel de la población, recuperar fuerzas para la siguiente jornada, sin duda la más dura del viaje, y pasear por la orilla del río Arade, recorrer el casco viejo de trazado árabe, subir a la vieja alcazaba y visitar la Se Velha (catedral), el monumento religioso de estilo gótico más importante del Algarve. Nosotros elegimos el hotel Colina dos Mouros, con unas vistas espléndidas de la ciudad a los pies del castillo medieval.
Etapa 4: Silves, villa de moros
Etapa 5: Sierra de Monchique
La salida de Silves por unas colinas de fuertes pendientes con restos de molinos de viento marca el inicio de una jornada exigente, de constantes toboganes, miradores, barrancos y bosques que poco a poco buscan los techos geográficos de la Vía Algarviana en las cumbres de la sierra de Monchique. La primera tachuela de rampas intratables es la cima del Picota, con un tramo no ciclable cerca de la cumbre. El sendero baja por un espléndido alcornocal a Monchique y emprende una dura subida por una vereda empedrada y viejos senderos de montaña que culminan en el mirador de Foia (908 m), máxima altitud del Algarve y balcón de la costa del occidente algarvío. Las grandes pirámides de la sierra de Monchique son restos de coladas de lava acumuladas en los cráteres de antiguos volcanes. La ruta pierde altura por buenas pistas forestales hasta Mermelete y cambia de rumbo por territorios de ámbito rural en busca del extremo de la tierra.
Etapa 5: Sierra de Monchique
Etapa 6: Cabo de San Vicente
La última etapa sigue los relieves naturales de la sierra y se deja caer a los campos agrícolas del municipio de Lagos por el embalse de Bravura y densos bosques de pinos, alcornoques y eucaliptos que marcan el límite ambiental entre las serranías algarvías y el Barrocal. El cicloturista disfruta los últimos aromas de lavanda y cantueso, pasa por poblaciones dedicadas a la agricultura biológica y puede ver rebaños de vacas de color castaño que parecen estatuas de bronce en un lienzo de campos verdes y flores silvestres. Vila do Bispo fue el granero del Algarve hasta que los campesinos cambiaron los aperos agrícolas por las artes de pesca y el marisqueo.
En la salida de la población se acercan la Vía Algarviana y la Ecovía del Litoral, juntas comparten un cautivador paisaje hasta el Cabo de San Vicente, el punto más suroccidental de Europa. La gran planicie del zócalo costero es un horizonte interminable, realmente transmite la sensación de llegar al final de la tierra y completar un “auténtico” viaje. Los mitos y atractivos naturales otorgan al cabo un atractivo especial, como las cumbres de las montañas que justifican y dan sentido al esfuerzo por llegar a ellas, pero en realidad no son el final de nada, son simplemente un hito más en el viaje montañero. El Cabo de San Vicente remata una experiencia cicloturista fantástica en el interior algarvío, pero como todos los grandes viajes es una ventana al interior de cada uno, un momento de reflexión al motivo que nos lleva a buscar nuevos horizontes, como los marinos lusos que se acercaban a estos acantilados y soñaban con descubrir el otro lado del océano. El final de un viaje simplemente es el principio del siguiente...
Etapa 6: Cabo de San Vicente
Parque Natural de Ría Formosa
Es uno de los escenarios marineros más atractivos y sugerentes de la costa del Algarve. El espacio protegido es un paraíso ornitológico, ocupa el litoral de los municipios de Tavira, Faro y Olhao, un bello mosaico de islotes verdes, marismas, salinas, canales y rías que desembocan en el Atlántico. Un buen centro de actividades de turismo activo es Tavira, una pintoresca población dedicada tradicionalmente a la pesca del atún con un llamativo casco viejo, treinta y dos iglesias y un puente románico de siete arcos que une las orillas del río Gilao, una de las vías fluviales de Ría Formosa. Nuestra base de operaciones ha sido el hotel Vila Galé Albacora, un auténtico viaje en el tiempo. Las habitaciones están acondicionadas en los antiguos edificios de un pueblecito de pescadores de atún frente a la isla de Tavira, rodeadas de salinas, marismas y barquitas de pesca. Uno de los edificios cercanos a la piscina alberga la bike station de mtb-sport.eu, la empresa que alquila bicicletas de montaña y el resto del equipo para las actividades deportivas que se llevan a cabo en el parque natural.
Los dos guías que nos reciben en la puerta de la bike station descubren enseguida nuestra afición por el deporte de las dos ruedas cuando preguntan “qué queremos ver de la zona” y respondemos “todo lo que sea posible”. El hotel está a varios kilómetros del casco urbano de Tavira, en medio de extensas eras de sal donde revolotean multitud de aves de colores. Para calentar las piernas eligen los senderos que recorren los muros de tierra que separan las salinas, un entretenido laberinto de estrechos caminitos que llevan al trazado de la Ecovía del Litoral, en la desembocadura del río Gilao. Los guías nos llevan por los montes costeros del parque natural, subimos colinas verdes, atravesamos pueblecitos del medio rural algarvío, vadeamos arroyos y antes de volver al Albacora pasamos por las calles adoquinadas del conjunto histórico de Tavira, atravesamos el célebre puente y completamos una gran ruta de bicicleta de montaña mientras contemplamos el atardecer algarvío sobre el estuario de Ría Formosa, una de las maravillas ambientales del Algarve portugués, antes de cerrar la intensa y animada jornada ciclomontañera con una cataplana de atún y berberechos, la especialidad gastronómica de la zona.
Parque Natural de Ría Formosa