Aunque a principios de la primavera creíamos que el Everest iba a ser una montaña vacía por primera vez en muchas temporadas, lo cierto es que su vertiente Norte esta siendo más visitada de lo que podíamos imaginar. Al menos dos grandes expediciones chinas marchan por las laderas del Techo del Mundo, una de ellas con mayores ambiciones que simplemente alcanzar la cima; el grupo tiene otra importante misión, volver a medir la altura de la montaña.
Bautizada como "1st Geodetic Surveying Brigade", la expedición esta formada por 53 personas, muchas de ellas sin demasiada experiencia previa en alpinismo. Por ello han pasado buena parte del mes pasado practicando sus habilidades y aclimatándose a la altitud, en previsión de un intento que podría llegar a mediados de mayo. No todos ellos pretenden la cima, por supuesto, solo un selecto grupo pondrá sus ojos en los 8.848 metros, y también su instrumental de medición. Incluyendo el potentísimo BeiDou-3 Navegation Satellite System, una herramienta de increíble precisión en sus lecturas, que podría cambiar un poquito esa mágica cifra que lleva tantas generaciones alimentando nuestra curiosidad.
En la ceremonia celebrada el pasado jueves en el campo base, la organización quisó destacar que este nuevo estudio se lleva a cabo como parte de los homenajes por el 60 aniversario de la primera ascensión china de la montaña por la cara Norte. Esta será además la sexta gran expedición científica de la República Popular que avanza por el Everest, con la altitud de la montaña evaluada ya en dos ocasiones. En 1975, se precisó una elevación sobre el nivel del mar de 8.848,13 metros. En 2005, y usando un mapeo de los hielos por primera vez, los investigadores midieron tanto la base rocosa de la montaña como la profundidad de la nieve y el hielo, resultando en 8.844, 43 metros de roca y 3,57 metros de manto.
Este nuevo estudio podría aportar datos muy significativos, sobre todo atendiendo a los efectos del cambio climático y el auge de las temperaturas, que han podido reducir la cantidad de nieve y hielo presente en la montaña. Los nuevos datos sobre geodinámica, meteorología y velocidad del viento podrían convertirse en futuras referencias para monitorizar los glaciares y proteger uno de los escenarios más vastos, bellos y amenazados del mundo.