Nueva ruta en la Aguja Poincenot

Un potente equipo ruso hila fino en Patagonia para establecer 750 nuevos metros en la oceánica vertiente Sureste de la Aguja Poincenot

Jorge Jimenez

Un potente equipo ruso hila fino en Patagonia para establecer 750 nuevos metros en la oceánica vertiente Sureste de la Aguja Poincenot.

Sergey Dashkevich, Mikhail Davy, Evgeniy Dmitrienko y Arkadiy Seregin migraban desde el invierno ruso hasta Patagonia para aplacar sus ansias aperturistas en esa escarpada fábrica de sueños que es el macizo del Fitz Roy. Su curiosidad les iba a llevar a la vertiente Sureste de la Aguja Poincenot, un colmillo de 3.002 metros con todos los ingredientes para los incondicionales del big wall: placas extraplomadas, tramos de mixto, secciones a forzar en libre, pasos complicados de artificial y una meteo voluble. Terreno de aventura.

Bautizada como Via Russo, la línea establecida por la cordada rusa empieza con 750 nuevos metros, estirándose a la izquierda del Bagual Bigwall (abierto en 1995), para terminar enlazando con la ruta italiana del 96, Sperone degli Italiani, con lo que completa un trazado de 1.600 metros con dificultades de 6b, A4 y M4.

El equipo partía el 7 de febrero desde El Chaltén para enfrascarse en una exigente lucha en estilo cápsula durante ocho días de trabajo en la pared. Otras dos jornadas completas les llevaba el descenso por la ruta Italiana, para cambiar la hamaca por una cama el 19 de febrero.

Aguja Poincenot, breve historia de un colmillo
Este misil de granito que parece esperar para perderse en los cielos se yergue en el Parque Nacional de los Glaciares, en la Patagonia argentina. Forma parte del macizo del Fitz Roy, donde se levantan otros colosos como el Cerro Eléctrico (2.257 m), el Cerro Techado Negro (2.152 m) y, claro, el orgulloso Fitz Roy (3.375 m).


La montaña fue bautizada en honor al alpinista francés Jacques Poincenot quien fallecía en 1952 ahogado en el río Fitz Roy durante una severa marcha de aproximación. En aquella expedición compartía ilusiones con Guido Magnone y Lionel Terray, quienes continuarían su viaje para convertirse en los primeros que contemplaban la salvaje disposición de Patagonia desde la cumbre del Fitz Roy.

Solo una década más tarde, en 1962, Frank Cochrane y Don Whillans lideraban una expedición británica que lograba la primera absoluta a la Aguja Poincenot. El 31 de enero pisan los 3.002 metros, donde clavan un pitón francés en recuerdo de Jacques Poincenot.