Dúo japonés firma una durísima primera ascensión en un sietemil del Karakorum

Kazuya Hiraide y Kenro Nakajima inauguran, en estilo alpino, la muy severa cara Noreste del Shispare (7.611 m).

Jorge Jiménez Ríos

Dúo japonés firma una durísima primera ascensión en un sietemil del Karakorum
Dúo japonés firma una durísima primera ascensión en un sietemil del Karakorum

A finales de agosto una cordada japonesa, compuesta por Kazuya Hiraide y Kenro Nakajima, establecía una nueva ruta en la masiva vertiente Noreste del Shispare, una abrumadora pirámide que supera los 7.600 metros y que se levanta en la subcordillera del Batura Muztagh, la ramificación más occidental del Karakorum. La pareja escalaba durante siete jornadas, en estilo alpino, bregando con las exigentes dificultades que presenta esta cara, que hasta ahora permanecía virgen, estirando su progresión por 2.700 metros de roca y hielo. Una absoluta barbaridad.

La cordada llegaba al campo base el 26 de julio y tras reconocer la ruta normal, abierta por un equipo polaco-alemán en 1974, y aclimatarse en el cercano Pasu Peak (7.478 metros), se lanzaban a un primer intento por los bastiones noroestes, que no llegaba a buen término debido a la intensa nevada. Iniciaban una segunda tentativa el 18 de agosto. Kazuya y Kenro iban estableciendo campos según avanzaban, hasta que el día 22, algo afectados por el mal de altura, hollaban la cima a las 14:30 hora local, antes de lanzarse a un vertiginoso descenso de dos jornadas, con vivacs y mala meteo incluidos. El día 24, una semana después de iniciar la ascensión, regresaban exhaustos al campo base.

Su nueva ruta, escalada en un impecable estilo alpino, supera dificultades de grado 6 en mixto y WI 5 en hielo. Era el cuarto envite de Hiraide a esta montaña; en 2007 lo intentaba por la cara Noreste, y en 2012 y 2013 se media con su vertiente Suroeste.

El Shispare fue el primer gran pico de la cordillera en ser escalado con éxito, merced a la expedición del 74 liderada por Janusz Kurczab. 35 días de duros trabajos en sus laderas y un precio muy alto por alcanzar ese vértice virgen, la perdida de uno de sus miembros, Heinz Borchers, por una avalancha.

Sin embargo han sido los japoneses quienes más se han interesado por sus peligrosas aristas de hielo, empezando en 1989, cuando un equipo del Club Alpino de la Universidad de Ryukoku, en Japón, marchaba liderado por Masato Okamoto. Tras dos meses de intentos se volvían a casa de vacío, llegando a alcanzar los 7.200 metros. En 1994, Yakiteru Masui encabezaba otra expedición que lograba la segunda ascensión histórica un soleado 20 de julio, siguiendo la ruta original, para la que se necesita fijar cerca de 1.500 metros de cuerdas fijas.