Silvia Vidal abre una nueva ruta en solitario en Alaska

Más de 500 metros de apertura por la vertiente oeste del Xanadu.

Redacción Oxígeno

Silvia Vidal abre una nueva ruta en solitario en Alaska
Silvia Vidal abre una nueva ruta en solitario en Alaska

La formidable Silvia Vidal lo ha vuelto a hacer. La absoluta referencia del alpinismo en soltiario en nuestro país inauguraba Un pas més ("Un paso más"), hasta la cumbre del Xanadu: 530 metros por su cara oeste, en una de esas remotas cordilleras de Alaska, la de los Arrigetch Peaks, poco conocidas y todavía menos transitada.

Con dificultades en libre de hasta sexto grado y un salvaje peso en artificial de A4/A4 , la catalana bregó con la pared durante 17 jornadas (del 5 al 21 de julio), en completa autonomía y en solitario, sumando la actividad alpina a una estancia de 53 días en aquel valle de Alaska, porteando más de 150 kilos de comida y equipo de escalada.

En sus palabras: "No tuve nada de ayuda externa, ni radio, ni teléfono para comunicarme o estar al tanto de los partes meteorológicos. El avión que debía recogerme estaba contratado con dos meses de anteliación: en una jornada específica y en un lugar concreto. Fue un ejercicido de confianza". Hay que tener en cuenta que este área se encuentra en pleno "bear country", algo de lo que Silvia sería testigo directa. "He visto varios osos y todo ha salido bien, pero ha sido una experiencia terrorífica y he pasado momentos difíciles. No sólo por los encuentros con los osos, sino durante toda la estancia hasta que aprendí a transformar mi miedo".

Durante su estancia, Silvia Vidal no estuvo completamente sola en el valle, ya que compartía la montaña con dos equipos americanos independientes. El primero de ellos abrió una nueva ruta a la derecha de la establecida por la catalana, que asegura que ellos fueron los primeros en la historia en ascender la vertiente oeste de la montaña. En agosto, cuando Vidal estaba recogiendo el campamento, se topó con el segundo equipo que escalaba una ruta por la izquierda. "Mi ruta consta de once largos y su extrema dificultad es exactamente lo que venía buscando", desglosa y afirma que la calidad del granito era generalmente buena. "Tras este tipo de experiencia, en solitario durante semanas, sin comunicación, transportando todo el material, cruzando ríos, lidiando con los osos, las dudas y los miedos, la ruta es el menor problema. El auténtico desafío es todo lo demás".

Podéis leer más información en www.vidalsilvia.com