Sí, amigos, exacto, han leído bien. Llevamos años ofreciendo valiosos consejos de técnica y material para vuestras correrías en la naturaleza, pero extrañamente habíamos obviado uno de los temas más esenciales de todos. Tanto si vais con vuestra pareja como si estáis tratando de conseguir una (o de deshaceros de ella, a lo que también os ayudamos), la siguiente guía es un compendio de píldoras esenciales para tener un sexo memorable en los agradecidos entornos naturales y salvajes que visitamos. Y todos han sido verificados sobre el terreno.
El sexo outdoor tiene incontables ventajas. Al fin y al cabo, es como empezó todo. Hay algo primario y excitante en ello. Una exaltación primitiva. Así lo reconocen estudios como el llevado a cabo por The Journal of Sexual Medicine, que tras sus investigaciones llegó a la conclusión de que a la mayoría de mujeres les excita más un encuentro íntimo al aire libre que otras fantasías. Imaginamos que para los hombres no era necesario estudio alguno…
Son incontables las pruebas científicas que garantizan el éxito del sexo indómito. La luz del sol, por ejemplo, eleva los niveles de testosterona de la libido en ambos sexos, algo que ya demostraba el Hospital de Boston en Estados Unidos. También en el yanqui, ese mágico lugar del planeta en el que sobra la pasta para llevar a cabo todo tipo de investigaciones, por inverosímiles que resulten, la Clínica Mayo revelaba que una dosis de vitamina D inducida por la exposición solar reduce las inhibiciones.
Ya sabéis, cualquier momento en ese trekking, en ese pie de vía solitario, de noche en la intimidad de una tienda capaz de agitarse como gelatina, es una buena ocasión para aprovechar los latidos acelerados del corazón y la sensación de libertad y fogosidad que ofrecen los bosques y montañas. Pero como os decimos siempre, ante todo seguridad.
De cómo destruir relaciones
Empecemos por lo más sencillo. Un sexo ruinoso o accidentado puede resolver esa papeleta que no habéis sido capaces de afrontar. No es lo más honesto; es más, te sentirás como un maldito cobarde, pero qué sería de la humanidad sin sus más básicas tinieblas.
Al lío. ¿Queréis que todo acabe como el Rosario de la Aurora? ¿Os habéis planteado mantener relaciones en una hamaca, colgados de una gran pared? Garantía de riesgo, excitación y probablemente un rescate. Entre cerveza y cerveza, un muy reconocido fotógrafo de Yosemite de la mítica generación de Jim Bridwell, comenzó a relatarnos una de esas historias que a la luz de la hoguera parecen totalmente adecuadas. El tipo rememoraba como tras una jornada de escalada y de portear vino hasta la hamaca, había decidido sorprender a su compañera con una apasionante sesión a 300 metros del suelo más cercano. ¿Veis por dónde vamos? Los anclajes de la hamaca se soltaban a causa de la fricción y el empuje (homérico, que diría aquel) y ellos quedaban colgados de la cuerda de seguridad, totalmente desnudos y boca abajo, sin posibilidad de retirada, esperando a los servicios de rescate, que los sacaba de allí entre risitas contagiosas. Nuestro protagonista no volvería a intentarlo. Ella salvaba la integridad y se dedicaba desde entonces al búlder, disciplina que por cierto nos sirve para enlazar con nuestro siguiente apartado, gracias a ese gran invento de seguridad y confort: el crashpad.
Comodidad y ligereza
A ver, que a todos nos ha parecido estupendo ver cómo los actores de todos los tiempos han practicado sexo en las playas del mundo. Pero los culos desollados y los granos de arena rebeldes es algo que suele eliminarse en la sala de montaje. Llevaos una toalla, una colchoneta, un aislante o sí, queridos, el crashpad. Lo mismo para esas sugerentes rocas en la costa, apostados contra un tronco (mantened la ropa puesta) o sobre el mullido césped, generalmente plagado de insectos. Las picaduras virulentas no resultan sensuales ni en la pubertad más agitada.
Desde luego el refugio más adecuado es el interior de la tienda. Eso sí, apagad los frontales no sea que acabéis emitiendo un S.O.S. en morse a causa de las intermitencias. Historia basada en hechos reales.
La tienda de campaña tiene ventajas e inconvenientes. Gracias a Dios (que para nosotros es Walter Bonatti), los materiales han cambiado y mejorado, eliminando por ejemplo ese molesto palo central de las tiendas canadienses. Aun así es más que posible hacer saltar las piquetas, los vientos y demás anclajes, así que recomendamos hacerlo sobre un terreno llano.
Y ya puestos, si tenéis pareja habitual, podéis haceros con uno de esos sacos dobles que se están poniendo de moda en el mercado, lo que además aportará ligereza a vuestro equipo cargando sólo un elemento de pernocta en vez de dos. Detalle importante si por ejemplo emprendemos un trekking de varias jornadas.
Higiene
Vale que ahí fuera los olores, la aceptación de esas inquietantes acumulaciones de pelos rizados y la higiene en general es más laxa que en nuestro día a día. Quizá incluso os resulte estimulante ese aspecto feroz, pero no está de más marchar con un paquete de toallitas húmedas, para el antes o el después...
Los condones son un tema significativo. Por nuestra parte recomendamos siempre llevar algunos encima, no sólo por asuntos sexuales, es que podrían salvarte la vida. Pero tengamos en cuenta el medio ambiente. Más de cuatro mil millones de preservativos se fabrican cada año, es decir toneladas de ellos acaban en papeleras… o en plena naturaleza. Si queréis unir placer y ecología existen preservativos biodegradables fabricados en látex natural. Y si no, a la bolsa de la basura con el resto de cosas. El sexo nos encanta, sin embargo encontrarse condones usados por el camino, en un mirador o una cabaña en el bosque es bastante desagradable. Lo mismo ocurre con los cigarrillos. Si no podéis resistir la tentación de exhalar el humo de la victoria, recordad llevaros las colillas con vosotros.
La inseguridad
Sabemos que mucha gente es tímida tanto para tener sexo fuera de la intimidad del hogar como para mostrar sus cuerpos desnudos.
En el primero de los casos, el miedo a lo desconocido, fundamental en nuestro pasado instintivo animal, sigue guiando nuestras elecciones y es lo que nos impide probar cosas nuevas. Un trabajo publicado en la revista Nature Human Behaviour por investigadores del Colegio Universitario de Londres concluye que existe un claro patrón de comportamiento en los procesos de innovación personal. La arrogancia también nos detiene. La certeza respecto a la calidad de las alternativas, a pesar de que nunca se hayan probado. Pero los estudios también garantizan que probar cosas nuevas estimula las ondas cerebrales, haciendo de la actividad algo mucho más placentero y ofreciendo la sensación de felicidad. No hay más preguntas señoría.
Por otro lado, si somos del tipo tímido y nos da cierto reparo desnudarnos delante de nuestra pareja, amante, ligue o lo que sea que te lleves al monte, os recomendamos empezar por cubrirnos con los propios elementos naturales, por ejemplo, dándonos un baño en una poza, en un río o en el mar, disfrutando de la intimidad que ofrece la capa de agua.
Vence a la pereza
Es cierto que la vida sexual cambia con el paso del tiempo dentro de las rutinas de la pareja. Pero en nuestros viajes hemos encontrado diversas soluciones para devolverle brillo a la pasión. La más curiosa, encontrada en una granja de renos de Finlandia, es el recurso tradicional lapón para la falta de temple. Una viagra de tiempos ignotos, vamos. El cuerno de reno machacado, que se puede comprar en una bonita carcasa fabricada a su vez de cuerno de reno, es sorprendentemente eficaz. Eso sí, debe usarse con mucha precaución, ya que su efecto es muy potente. Un pizca en la punta de la lengua será más que suficiente. Si te pasas, te enfrentarás a una duradera rigidez en varias partes de tu cuerpo, y no todas ellas placenteras.
Si se os acaba, lo que denotaría una efervescente vida sexual, digna de los tiempos de las bacanales romanas, podéis seguir rascando el propio frasco de cuerno.
Sea como sea, sólo nos queda decir: tengan sexo ahí fuera.