La cima tenía un precio: los ochomiles más letales

Redacción Oxígeno

La cima tenía un precio: los ochomiles más letales
La cima tenía un precio: los ochomiles más letales

Desde que en 1922 se contabilizasen los siete primeros sherpas muertos en un intento de cumbre al monte Everest, han sido numerosísimos himalayistas los que han perdido la vida en alguno de los catorce ochomiles del planeta. Sólo en la subida hasta la cima más alta del planeta se encuentran algunos cuerpos inertes de alpinistas que sucumbieron en el intento. Algunos de ellos sirven incluso de referencia visual para los que a día de hoy intentan llegar a la cima, quizás también como recordatorio de que, en ocasiones, las cumbres más altas se cobran su precio. Sin embargo, a la vista de los datos oficiales recopilados hasta marzo de 2012, el Everest no es la cima que más muertos se cobra.

El ránking de peligrosidad, medido por el número de muertes en relación con el número de ochomilistas que hacen cima y vuelven a salvo, lo lidera el Annapurna, con un porcentaje de un 34 % de intentos que acaban fatalmente, seguido del K2 con un 29%, y finalmente el Nanga Parbat con un 21%. Las estadísticas son solo eso, estadísticas; pero seguramente cualquiera de nosotros que se aventurase a subir a lo más alto, debería confiar en la estadística y comenzar por el último en el ránking de accidentes mortales y segundo en número de ascensiones exitosas: el Cho Oyu.