Hervé Barmasse ha vuelto a las grandes cimas del Himalaya, donde pretende cumplir una promesa largamente ambicionada, escalar una montaña de ocho mil metros sin utilizar las rutas normales de ascensión. Para ello se ha unido al alemán David Göttler, escogiendo el Shisha Pangma (8.027 metros) como objetivo, donde pretenden inaugurar un nuevo itinerario hasta la cumbre.
“La idea es ascender sin utilizar oxígeno suplementario, cuerdas fijas o campos de altura previamente establecidos”, explica Hervé sus intenciones de escalar en estilo alpino, “by fair mains” como lo definía la vieja guardia británica. “Persigo este sueño de escalar mi primer ochomil sin utilizar ninguna ruta normal… lograrlo a través de una nueva vía sería increíble. Este proyecto es coherente con como siempre he experimentado el alpinismo, desde el punto de vista deportivo y ético”, continúa el italiano, perteneciente a los equipos de The North Face. “El alpinismo es exploración y aventura, representa la idea de enfrentarse a lo desconocido. Se que es un objetivo ambicioso, pero prefiero fracasar intentando algo imposible que alcanzar la cumbre siguiendo la huella marcada por grandes cantidades de gente”.
Barmasse nunca antes ha intentado una ascensión a uno de los 14 gigantes de la Tierra, y será la primera ruta que intentaría tras realizar cambios significativos en su metodología de ascensión, incluyendo entrenamientos, dieta y preparación. “He descubierto una nueva forma de explorar mis límites y ser consciente de mi cuerpo”. La ascensión, que comenzará la semana próxima, ha sido precedida por dos fases diferentes de aclimatación. La más reciente, durmiendo varias noches por encima de los seis mil metros en una montaña del valle del Everest. La primera fase, la compartía en febrero con Ueli Steck, trágicamente desaparecido en el Nuptse, lo que ha causado un impacto global en los círculos deportivos. Así le recuerda Hervé: “Había muchas cosas que compartíamos, muchos puntos de vista, incluyendo el alpinismo en solitario. Siempre ha tenido y tendrá mi respeto, mi amistad, mi admiración, no sólo como alpinista, sino como persona. Nadie podría cuestionarle como escalador, y si alguien lo ha hecho es porque no ha tenido la fortuna de compartir un día en las montañas con él. Aprendí muchas cosas en el tiempo que pasamos juntos. Gracias desde lo más profundo de mi corazón, Ueli”.
Para Barmasse, esta cima, la del Shisha Pangma, también supondrá una suerte de renacimiento, el poder regresar a un proyecto importante tras superar dos serias lesiones. “Mientras permanezca motivado y con ganas de desafiarme, todo estará al alcance”.