“Escalar en el Himalaya es un error”. Estas célebres palabras corresponden a uno de los grandes pioneros de la conquista de los ochomiles, Norman Dyhrenfurth, director de aquella primera expedición americana al Everest en 1963, que fallecía esta semana a la edad de 99 años, en su hogar de Salzburgo, dejando un inmenso legado documental y espiritual, y un poco huérfanos a todos los que se han interesado alguna vez por la historia de las grandes montañas.
Hijo de escaladores y exploradores, Norman accedió al exigente mundo de las montañas de forma natural y pronto iba a dejar su marca en ellas. En 1952 participaba en la expedición suiza al Everest , que a punto estuvo de alcanzar la cima, un año antes de aquella inmortal ascensión de Hillary y Norgay. En 1955 lideró un intento al Lhotse, antes de cargar metraje en su cámara para filmar la primera ascensión histórica del Dhaulagiri, en 1960, protagonizada por Kurt Diemberger entre otros.
Foto tomada en 1963 por Barry Corbet, en la que Norman comparte su cámara con un niño nepalí durante la aproximación al Everest.
Sería la expedición americana del 63 con la finalmente alcanzaría la absoluta notoriedad, y por buenos motivos. Un fortísimo equipo, liderado por Norman, ponían por primera vez a un americano en el Techo del Mundo, Jim Whittaker (junto al sherpa Nawang Gombu), el primero de mayo, y unas semanas más tardes, Willi Unsoeld y Tom Hornbein hollaban los 8.848 metros por una nueva ruta, a través de la arista oeste, dejando para la posteridad una de las grandes ascensiones de siempre, siendo además los primeros que hacían la travesía de la montaña, escalando por una vertiente y descendiendo por la contraria. Solo unas horas después, otra cordada, compuesta por Barry Bishop y Lute Jerstad lograban la cumbre por la arista sureste.
La película resultante, “Americans on Everest”, emitida en CBS y narrada por el mismísmo Orson Welles, se convertía pronto en un clásico del cine de montaña, y el trabajo de Norman abría todo un mundo de nuevas posibilidades para la grabación en altura, un trabajo que hoy se hace con regularidad, a pesar del brutal esfuerzo que supone, y que por aquel entonces necesitaba de una pericia y una fortaleza nunca vista antes.
Norman fue además un gran escalador de los Alpes, desde que empezase a atarse una cuerda con 8 años gracias a sus padres, siguiendo su camino vertical por el yanqui, como los Tetons de Wyoming o las Chugach de Alaska, lugar al que llevaba por primera vez una cámara de vídeo.
Legendario es un adjetivo que se usa de forma desmedida hoy en día, pero que encaja a la perfección con una de las grandes personalidades de la historia del Himalaya.