«Sophie ha demostrado que el éxito ha demostrado en la alta montaña no se mide únicamente en términos de victorias en la cima, sino en la capacidad de mantener la integridad, la perseverancia y el respeto por las fuerzas de la naturaleza.»
PARA QUIENES SIGUEN LA TRAYECTORIA DE LOS GRANDES MONTAÑISTAS, SOPHIE LAVAUD PUEDE PARECER UNA FIGURA ATÍPICA. NACIÓ EL 22 DE DICIEMBRE DE 1968 EN THONON-LES- BAINS, EN LA ALTA SABOYA FRANCESA, Y DURANTE MUCHOS AÑOS SU VIDA ESTUVO LEJOS DE LAS CUMBRES QUE ACABARÍAN DEFINIENDO SU LEGADO.
Su carrera profesional no comenzó en las montañas, sino en el mundo empresarial, donde trabajó como directora de ventas en la industria hotelera de lujo, especialmente en Suiza. A pesar de tener acceso a la majestuosidad de los Alpes, su inmersión en el montañismo se produjo relativamente tarde, cuando estaba en la treintena, un hecho que ya anticipaba su capacidad para reinventarse y adaptarse a lo inesperado. Y lo que comenzó como ascensiones más recreativas en los Alpes suizos, se fue transformando en un deseo incontenible de enfrentarse a los gigantes del Himalaya. A partir de ese instante, Lavaud se dedicó a explorar los confines más elevados de la Tierra, construyendo una carrera que la llevaría a desafiar y conquistar los catorce ochomiles, convirtiéndose en la primera persona de nacionalidad francesa que logra calzarse la Corona del Himalaya.
Su primer ochomil fue el Cho Oyu en 2012, una montaña situadaen la frontera entre Nepal y Tíbet, conocida por ser "técnicamente accesible" dentro de los estándares de los ochomiles. Para Sophie, sin embargo, supuso un examen de su resistencia física y mental en la zona de la muerte, donde el oxígeno escasea y los errores pueden ser fatales. La cima del Cho Oyu le dio la confianza y la experiencia necesarias para seguir persiguiendo su nuevo sueño.
La culminación de este ambicioso proyecto llegó en 2023 con el ascenso al Shisha Pangma, una de las montañas menos frecuentadas debido a su ubicación en el Tíbet. Aunque a menudo es considerada más accesible que otros ochomiles, la montaña presenta retos signifi- cativos que Lavaud tuvo que superar, como complicaciones logísticas y condiciones climáticas imprevisibles. Con esta última cima, Lavaud cerró su ciclo de los catorce ochomiles, un logro reservado a unos pocos elegidos en el mundo del alpinismo.
MUJER Y ALPINISTA
El alpinismo de alta montaña, históricamente dominado por hombres, ha sido un espacio en el que las mujeres han tenido que luchar, no sólo contra las cumbres, sino también contra los estereotipos. Sophie Lavaud ha sido una de las figuras que ha contribuido a cambiar esa narrativa. Su ascenso a los 14 ochomiles es una declaración de que el género no define las capacidades en las montañas, sino la voluntad, la preparación y la pasión.
Lavaud se ha convertido en un símbolo de empoderamiento para muchas alpinistas que ven en ella un referente, no sólo por su éxito, sino por su actitud humilde y su constante afán por mejorar las condiciones para las mujeres en este ámbito. A lo largo de su carrera, ha promovido activamente la inclusión femenina en el himalayismo y ha sido una voz influyente en favor de la seguridad en las expediciones, abogando por un mayor respeto hacia las guías locales y por un montañismo más sostenible y respetuoso con el medio ambiente.
Para quienes conocen bien el mundo del alpinismo, la cima no es el fin, sino un punto en el horizonte que marca el inicio de un viaje interior. Sophie Lavaud ha destacado que lo que verdaderamente importa no es sólo alcanzar la cumbre, sino el proceso: la preparación, las decisiones difíciles en condiciones extremas, la adaptación a los impredecibles elementos y, en última instancia, la humildad que las montañas imponen a quienes osan desafiarlas.

Lavaud no ha sido sólo una alpinista técnica y hábil, sino una defensora del montañismo consciente. En numerosas ocasiones, ha participado en iniciativas de limpieza en las rutas de los ochomiles, consciente del creciente impacto del turismo y las expediciones en los ecosiste- mas frágiles de las montañas. Su compromiso con un alpinismo ético, que respete tanto la naturaleza como a las comunidades locales, es una de las facetas que mejor definen su carácter.
El nombre de Sophie Lavaud ya está escrito en la historia del alpinismo, no sólo por su logro de conquistar los catorce ochomiles, sino por la forma en que ha interpretado su relación con las montañas. Ha demostrado que el éxito en la alta montaña no se mide únicamente en términos de victorias en la cima, sino en la capacidad de mantener la integridad, la perseverancia y el respeto por las fuerzas de la naturaleza.
Podemos compartir las experiencias de Lavaud, no sólo en nuestro imaginario, también gracias al documental "The last summit", dirigido por su amigo y también miembro del equipo Millet, François Damilano, legendario alpinista.
En el corazón de cada ascensión de Sophie Lavaud hay una lección que trasciende el deporte: que el verdadero valor está en el viaje, en cada paso consciente hacia lo desconocido, y en la humildad de saberse siempre un aprendiz en la inmensidad de la montaña.