El alpinismo de quilates regresa al Karakorum. Simone Moro, Denis Urubko y Cory Richards, el equipo que doblegara el Gasherbrum II durante la pasada estación fría, se marca como objetivo pisar los 8.125 metros de la Montaña Desnuda durante este invierno.
El 9 de febrero de 2009, Simone Moro y Denis Urubko lograban cerrar un capítulo del himalayismo, uno de los más duros y agónicos para hombre, con la escalada invernal del último ochomil de Nepal, el Makalu, dejando solo los cinco ochomiles del Karakorum pendientes de ascensión en la estación que clausura los años. Casi tres décadas de alpinismo encontraban su broche final desde que los polacos demostraran estar hechos de otra pasta con sus escaladas invernales en la década de los 80. El reto, ahora, tomaba otros cauces más intrincados. Tocaba posar los ojos en el Karakorum: montañas más al norte, más frías y con más viento. El afán por ampliar los conocimientos del límite humano volvería a llevar a Simone Moro y Denis Urubko, esta vez en compañía de Cory Richards, a tentar la paciencia de un ochomil invernal. A principios de este año lograban la cumbre del Gasherbrum II, restando una montaña a la lista de pendientes del Karakorum. Habían penado como nadie, con temperaturas inferiores a los -45º, pero habían hecho historia. Este diciembre podría añadirse otro renglón dorado.
El mismo equipo de alpinistas de The North Face (Moro, Urubko y Richards) marcharán a los pies de la Montaña Asesina, el Nanga Parbat (8.125 m), la novena cima más alta del mundo y una de las primeras en el ranking de las más comprometidas. Delicada ascensión a la que se enfrentarán este invierno, aunque acumulan una experiencia impagable. Simone ya ha subido tres ochomiles en la estación fría (Shisha Pangma, Makalu y GII), Urubko acumula dos (Makalu y GII), mientras Cory ya tuvo un curso acelerado (con terapia de shock incluida) en el Gasherbrum II durante la pasada temporada.
De lograr someter al Nanga solo quedarían por escalar en el invierno del Karakorum el Broad Peak (que Simone ha intentado en un par de ocasiones), el Gasherbrum I y el fogoso K2.
Nanga Parbat, la montaña asesina
Desde que el gran Mummery intentará su ascensión en 1895 el Nanga Parbat ha despertado una ambición especial en los alpinistas. Quizá sea su historia, plagada de éxito y fracasos dramáticos. El mismo Mummery desaparecería junto a dos gurkhas mientras exploraban la vertiente Rakhiot. A partir de los años 30, los alemanes fijarían sus obsesiones en esta mole solitaria, llegando a ganarse el tiítulo de la montaña del destino alemana. Una primera expedición, en 1932, liderada por Willy Merkl inauguraría una década de intentos infructuosos marcados por la tragedia. Durante aquella tentativa inicial se evaluaron las posibilidades de la ascensión, dejando para dos años más tarde el intento definitivo. De nuevo Merkl dirigiría la expedición del 34. Fallecerían 10 hombres, incluido Merkl y los célebres Uli Wieland y Willo Welzenbach, antes de rendirse a unas laderas que iban a parecer malditas ante los intereses alemanes. En 1937, Kart Wien se ponía al mando de un nuevo equipo. 16 alpinistas y porteadores perderían la vida. La tenacidad alemana se haría patente los dos años siguientes, con sendos intentos, sin éxito aunque sin bajas, una de ellas la de Heinrich Harrer cuya historia daría lugar al libro Siete años en el tíbet. No sería hasta 1953 que se tocara su cumbre por primera vez. Fue gracias a uno de los grandes mitos del alpinismo, Herman Buhl, quien lo lograba durante un ataque solitario y terrible que le dejó al borde de la catástrofe.
Al Nanga Parbat en invierno
El alpinismo de quilates regresa al Karakorum. Simone Moro, Denis Urubko y Cory Richards, el equipo que doblegara el Gasherbrum II durante la pasada estación fría, se marca como objetivo pisar los 8.125 metros de la Montaña Desnuda durante este invier