Corre 1997 y es momento de poner toda la carne en el asador. Ha pasado una década desde que Stefan Lederer cogiera las riendas de LOWA, una compañía de calzado que había puesto su primera semilla después de la Primera Guerra Mundial. Stefan, apasionado de los grandes espacios, comenzaría a desarrollar entonces la primera gama de calzado de trekking y botas de montaña de la marca. Apenas unos años después nace el modelo Renegade, todo un éxito de ventas y una de las botas más icónicas del mundo. La empresa logra alcanzar el millón de zapatos vendidos por primera vez. Su pequeña tienda de quince metros, donde había comenzado su trayectoria el fundador Lorenz Wagner, ahora se ha convertido en una suerte de ciudad que incluye una moderna planta de producción de 7.000 metros cuadrados. Las Renegade habían llevado a LOWA a nuevas cuotas, al igual que llevaban a los usuarios a esos horizontes imaginados durante toda la semana.
No podía esperarse menos a la vista de la precisión y el cariño puestos en la fabricación de un modelo multifuncional, confortable y artesanal, que ya nos lleva acompañando 25 años. Un clásico todoterreno que hoy podemos encontrar como Renegade GTX® Mid, un alarde de comodidad con más de un siglo de ideas volcadas en su construcción.
Y es que hace ya 100 años que Lorenz, Hans y Adolf Wagner, tres hermanos zapateros de la localidad bávara de Jetzendorf (Alemania), aprendieron de su padre el oficio de zapatero, y los tres pasaron a la historia de las botas alpinas como fundadores de las marcas Lowa, Hanwag y Hochland.
"Mi objetivo era crear una empresa a partir de la pequeña zapatería, por muy temerario que este plan pudiera parecer a muchos de la zona", explicaba Lorenz Wagner. "En aquella época, los zapateros solían ser también músicos. Tocaba en bodas y eventos. Gané bastante dinero y lo utilicé para comprar la maquinaria que realmente necesitaba para fabricar zapatos". La demanda de calzado era enorme en los años 20, en aquel entonces el calzado era el elemento principal para viajar. Efectivamente, Johann, el padre de los tres hermanos Wagner, era zapatero y músico y sus tres hijos acabarían primero por unirse a la banda, y después por montar sus propias zapaterías independientes. Así comenzó la historia de tres marcas de calzado que han estado íntimamente ligadas a la evolución de las actividades en montaña.

Lo cierto es que los deportes alpinos experimentaron un aumento de su popularidad durante los “dorados” años 20, y los zapateros Lorenz, Hans y Adolf Wagner se aprovecharon de esa tendencia plasmando con cuero muchos de los sueños exploratorios de la gente. En 1936 se fabrica la primera generación de botas de esquí Lowa. Su calidad era tal que tras el estallido de la Segunda Guerra Mundial, su fábrica sería contratada para crear el calzado utilizado por los soldados de infantería de montaña.
Toda esa experiencia acumulada, y su buen hacer dando oportunidades a los prisioneros de guerra, haría que la compañía sobreviviese a la capitulación de Alemania en la guerra y tras superar algunas crisis de suministros y los altibajos de un mercado cambiante, en febrero de 1957, LOWA inicia una nueva estrategía de marketing, basada en la colaboración con alpinistas profesionales, proporcionando material a las expediciones más importantes durante los años siguientes. Hoy, alpinistas como Caro North, Simon Gietl o Robert Jasper forman parte del elenco de la marca y prueban sus materiales en auténtico terreno de aventura. La última, la de Luka Lindič e Ines Papert abriendo una nueva ruta en el Mount Huntington de Alaska, hasta donde se llevaban para probar un par de Alpine Ice GTX, una de las nuevas bestias para alta montaña de LOWA.

Ahora, en 2023 LOWA celebra su centenario produciendo más de 3 millones de pares de zapatos y patrocinando algunas de las actividades más potentes del panorama alpino. La compañía da trabajo a miles de personas y se ha convertido en uno de los fabricantes más importantes de calzado outdoor a nivel mundial, exportando sus productos a 80 países. Y, cómo sabéis que nos gusta, no vamos a acabar sin comentar sus estrategias de responsabilidad medioambiental y de sostenibilidad, el auténtico pilar del futuro. En 2019, por ejemplo, la marca alcanzaba un récord resolando más de 16.000 suelas dentro de su estrategia de renovar el material de sus clientes, evitando que se deshechen modelos que pueden funcionar a la perfección con una pequeña reparación. Además, esa línea impregna toda su producción, basada hoy en día en la durabilidad de sus materiales, reduciendo el consumo de los clientes de su propio producto a cambio de mantener una filosofía de respeto por el medio ambiente. Ese mismo año, la marca creaba su propio bosque, plantando 550 árboles que ayudasen a mitigar el impacto de sus procesos de producción.
Más información: lowa.com