Entrevistamos a la atleta paralímpica Gema Hassen-Bey, que pretende ser la primera mujer en silla de ruedas en llegar a la cima del Kilimanjaro, techo de África.
Por Jorge Jiménez Ríos
Fotos: Daniel Garrido
"Claro que hay que romper las barreras, pero ¿con qué ariete?". Esta pregunta se la hacía Rosa Chacel, una de nuestras representantes de la Generación del 27, estirpe literata que precisamente se dedicó a romper los cánones culturales de su época. Las eras fluyen, los seres humanos avanzan, pero los engranajes de nuestro valor como especie siguen royendo la misma meta: nada es imposible si antes se imagina. Así Gema Hassen-Bey, con cinco Juegos Paralímpicos a sus espaldas (primera española en conseguir una medalla en la modalidad de esgrima), dio pábulo a los artesanos de su mente para levantar un proyecto que se cimienta sobre la superación y, muy por encima de cualquier otro estímulo, la ilusión por esta vida tan capaz de poner patas arriba a las arañas de la limitación.
La atleta madrileña tiene los ojos puestos en el techo africano, el Kilimanjaro, en un desafío para el que ha conectado a especialistas de la salud y especialistas del deporte, que trabajan de manera conjunta para poner inspiración en esta continua batalla contra las barreras. ¿Su ariete? Ruedas movidas por un pulsante tesón. De las pistas a la montaña, el sino está sólo a merced de la jaulas que pongamos a la mente.
Pasar del deporte olímpico al alpinismo
¿Por qué ese salto?
Si, es un salto de altura. Si me das una espada te hago maravillas, por la experiencia acumulada durante mis cinco Juegos Paralímpicos, pero la montaña es un mundo totalmente nuevo e inexplorado para mí. Por eso supone un gran reto y es muy excitante. Supone salir de mi área de confort, superar las dificultades y mostrar que no hay imposibles, y que, a pesar de los inconvenientes que me encuentre, todos podemos alcanzar nuestra cima.
¿Es más un reto personal o una forma de promover la realización de estas actividades y facilitar el acceso en el futuro?
El reto Cumbre Bey parte de una propuesta solidaria de la asociación Bey proAction. Es un reto social, medioambiental y tecnológico que va a desarrollar muchos avances para la vida de muchas personas. Esta es la principal razón por la que he decidido hacerlo. Yo solo soy el hilo conductor de una historia que voy contando paso a paso en www.diverscity.es a través del cúal se unen personas, empresas e instituciones para provocar un cambio a mejor en nuestras vidas.
Es una forma de solidaridad transparente y tangible, no me gusta la que pide una cantidad para una causa y luego no sabes a donde va. En este reto podréis ir viendo paso a paso los beneficios que se van generando. También es una solidaridad proactiva, ya que personas con capacidades diferentes (no me gusta la palabra discapacitado) podemos participar y contribuir a mejorar nuestra sociedad.
¿Por qué has elegido el Kilimanjaro?
El Kilimanjaro, a 5.895 metros, es una montaña emblemática. La idea surgió en la presentación del libro de Sebastián Cebrian Supera tu cima a la que nos invitó a Carlota Castrejana y a mí para acompañarle. Allí Julian Corredera, amigo de la facultad, me propuso la aventura. La cima del techo de África me enseñará muchas cosas de la naturaleza y de mi mísma.
Has comentado en alguna ocasión que tu ambición deportiva está llena. ¿Cuál es la motivación para un reto como este?
Sí, mi saca deportiva con la esgrima esta llena de medallas, premios, enseñanzas, buenos momentos y, sobre todo, de valores, que me ha enseñado este deporte como modo de vida, que parece que estan en crisis en nuestra sociedad actual.
Es un viaje iniciático de la ciudad a la montaña a través del cual estoy aprendiendo mucho de mi, como por ejemplo a abrir la mente a nuevas situaciones y experiencias. Aunque vivo rodeada de montañas, no conozco ninguna, desde mi silla de ruedas nunca antes he podido disfrutarlas. Este reto va a abrir un camino para que muchas personas con movilidad reducida puedan disfrutar de la naturaleza.
¿Qué preparación y entrenamiento estás siguiendo?
Actualmente estoy en plena preparación deportiva. Aunque he hecho deporte toda mi vida, ahora estoy trabajando desde un punto de vista nuevo y en muchas cosas es diametralmente opuesto a la tecnificación de la esgrima. Estoy entrenando cuatro horas al día y en breve subiré a cinco. Trabajo simultáneamente la musculación, mucho trabajo aeróbico y potenciación respiratoria y diafragmática, ya que a partir de los 3.000 metros de altura, con el descenso de oxígeno en mi organismo, debo estar muy preparada.
Tengo también una preparación específica a nivel psicológico, porque la mente juega un papel fundamental en el reto.
Además, ya he comenzado a conocer la naturaleza. Con una handbyke all terrain, traída desde Polonia, estoy metiéndome por senderos, piedras y ríos. Por otro lado, para aclimatar mi cuerpo, antes de llegar al Kilimanjaro tengo planificado el ascenso a varias cimas.
¿Cómo llevarás a cabo la aclimatación? En este caso tendrás problemas añadidos, por la circulación por ejemplo. ¿Alguna técnica especial para solventarlos?
Voy a tener que estar mucho tiempo en altura, ya que debo duplicar el tiempo normal de una expedicíon, eso conlleva mucho desgaste. Además, he de tirar de mí y de mi silla de ruedas, sortear obstáculos en tres habitats diferentes, selva, pendiente volcánica y la nieve. El esfuerzo es enorme.
Hay varios obstáculos que tengo que superar para estar preparada para la cima, entre ellos, está la hipotermia, vencer al frío. Una persona con lesión medular no genera calor en los miembros inferiores, es muy importante descubrir una prenda que ayude a generar calor y, por el momento, no la he encontrado en el mercado. Tengo que localizar una empresa que me diseñe un pantalón que me quite el frio. Lo bueno es que, si lo consigo y se comercializa, ayudaré a que otras personas no pasen frío y este es el tipo de cosas por las que me merece la pena hacer este reto.
Dónde hay obstáculos yo veo oportunidades para desarrollar soluciones que faciliten la vida de los demás. En las redes sociales lo llamamos el #RetodeRetos porque, hasta llegar a la cima, tengo que superar muchas dificultades y no rendirme.
Por todo esto, es un reto que debo preparar a conciencia y en el tiempo que sea necesario. Debo subir esa montaña cuando este preparada, no antes, ya que podría jugarme literalmente la vida.
¿Cómo es la silla de ruedas que llevarás?
No existe en el mundo actualmente ninguna silla con la que pueda subir esa montaña. Se tiene que crear. Yo seré la primera persona en probar los desarrollos tecnológicos suficientes de las empresas, y personas que quieran ayudar, hasta desarrollar la silla ideal. Mi interes es que no se quede en un prototipo para mí, si no que, a través de la asociación Bey proAction, se asegure un comercio justo para que otras personas también puedan acercarse a disfrutar de la naturaleza. Además, facilitará los desplazamientos a personas con movilidad reducida que vivan en la selva o en entornos rurales complicados. Por eso comentaba antes que este es un reto lleno de autentica solidaridad, donde las aportaciones de los que quieran unirse se van a ver inmediatamente a donde van a ir dirigidas.
¿Cómo valoras la dificultad y el esfuerzo de este reto comparado por ejemplo con unos Juegos Paralímpicos?
En este reto soy consciente de que no me juego la medalla, como en mis anteriores Juegos Paralímpicos, si no la vida. Estoy entrenándome a fondo e intentando conseguir las cosas que necesito para subir con seguridad y para disminuir riesgos, iré solamente cuando esté preparada.
Lo que tiene en común es parte de mi equipo. Un gran reto se asegura con un gran equipo y yo tengo al mejor. Cuento con el staff médico del Comité Paralímpico, los médicos del Hospital de Parapléjicos de Toledo, entrenadores personales, psicologos deportivos, expertos en nutricion, guía de montaña, y las personas que me estan dando soporte en la gestión y la comunicación.
¡Ah! otra cosa en común es que me llevo mi espada, la única en la historia que ha vivido cinco Juegos. La levantaré en la cima y brindaré honores a los valores deportivos y a las batallas diarias que las dos hemos librado juntas.
¿Qué representan tus éxitos deportivos?
Son historias de superación. Más que las medallas, valoro los momentos vividos con todo lo que me han aportado. Siempre he trabajado desde la humildad y la constancia, sin rendirme nunca aunque las cosas estuviesen muy mal. He levantado mi espada ante las adversidades y ella me grita lucha por lo que deseas, da igual que sea dificil porque la victoria será más gratificante.
Me he cansado un poco de la típica foto de la medalla, de eso que llamamos éxito o fracaso. Para mí lo importante es el proceso, el día a día y cómo vas superando los obstáculos. Cuando ganas la medalla o culminas la cima en realidad el reto ha terminado. Para mí lo más interesante de un reto es cuando está vivo y en marcha.
¿Resumirías tu vida como una sucesión de retos que afrontar y superar?
Sí, continuamente ha sido así. Dicen que todos los ciudadanos tenemos los mismos derechos, pero en la práctica no es verdad, nosotros lo tenemos más difícil. En mi caso, nunca me han regalado nada, he tenido que luchar por las cosas y superar todas las barreras físicas y sociales.
Mi vida quiero disfrutarla haciendo lo que me llena. Ahora quiero saborear la naturaleza y la montaña y abrir el camino para que puedan hacerlo otras personas.
Es muy gratificante luchar por las cosas y conseguirlas y, hasta la fecha, he logrado todas mis metas. Soy una mujer de grandes retos y ahora estoy ante el más importante de mi vida, ser la primera mujer en coronar la cima del Kilimanjaro con mi silla. Estoy abierta a todo lo que la gente me quiera enseñar y aportar para conseguirlo.
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Podéis seguir el proyecto en hassen-bey.blogspot.com.es