Recién publicado su primer libro, "Las dos caras del hielo", e inmerso en los distintos actos de presentación, charlamos con este explorador moderno de espíritu viejo que ha contemplado algunos de los grandes escenarios del hielo desde donde nadie lo había hecho antes. Los rigores del Mar Báltico, Groenlandia o la Antártida no han hecho mella en sus intenciones . Sus siguientes paradas dependerán de la deriva de los vientos, pero hay una meta en el horizonte por la que luchar: ser el primero que alcanza el Polo Norte esquiando y buceando. Ganador del premio "Born To Be Discovery" de la cadena Discovery Max, Paco Acedo, como muchos de nosotros, sabe donde empezó su camino pero no donde acabará. Lo que es seguro es que habrá botellas de oxígeno y una voluntad de hierro en el trayecto.
¿Por qué escogiste una vida de aventura?
Todo esto viene de lejos, de una infancia en la que me sentía muy atraído por la naturaleza, los viajes, el mar… Pero realmente, el origen de que yo esté aquí viene de la música. Yo era músico profesional muchos años, acabe viviendo en Nueva York y me tocó vivir el atentado de las Torres Gemelas muy de cerca. Me quedé en shock varios meses, una experiencia muy dura que me hizo replantearme la vida. Pensé que la vida pasa rápido y en ella ocurren cosas que nunca esperamos y me pregunté ¿qué es lo que me hace feliz? La búsqueda de ser un músico reconocido se había quedado como un sueño adolescente. Regresé a España y maquiné un plan. Opositar, ahorrar dinero y luego dedicarme a hacer lo que me gusta: viajar y bucear. Empecé haciendo la “vuelta al mundo submarina”, buceando por las regiones más remotas del mundo y llegando en la Antártida, un escenario que me enganchó totalmente. Cuando quise darme cuenta estaba en una dinámica que me encantaba, metido en este personaje, Paco Acedo el explorador.
¿Estás contento con tu decisión?
Lo estoy. La vida tiene muchos pros y muchos contras. Mi vida actual me impide tener ciertas cosas, como una familia o cierta estabilidad. Pero estoy viviendo cosas fantásticas, tengo más claro que la vida son dos días y tengo ese ansía por aprovechar cada momento. Lo importante es buscar el equilibrio entre una vida centrada y lógica y lo que a uno le hace ilusión y le hace feliz. Es un equilibrio complejo.
Estas recorriendo un camino que puede culminar buceando en el Polo Norte. ¿Hasta que punto lo acumulado y aprendido te servirá en ese desafío?
Muchas cosas van a ser nuevas, uno no se enfrenta al Polo Norte todos los días. Es un entorno muy particular. Llevo cinco años haciendo cosas en escenarios similares por lo que me siento preparado y capacitado. He aprendido grandes cosas y una muy importante: que no soy tan valiente como pensaba, no solo en el aspecto de una expedición (que a veces son un poco extremas), más bien en las cosas más cotidianas, en el día a día. Otra lección que me enseño la música y ayudará, es la humildad. Que alguien toque con un gran artista o llegue al Polo Norte es algo significante en la vida de una persona, pero para nada supone convertirse en un héroe, en una medalla para toda la vida. Creo que mucha gente tiene esa actitud. Son logros hermosos, pero los auténticos héroes son los que curran en hospitales, en ONG´s… esa gente debería tener su sitio. Vivimos en una sociedad en la que el tío que planta la bandera es un auténtico héroe y el que se va a ayudar a otro país con una ONG es un hippie perdido. La aventura es necesaria, pero no es lo más importante.
Bucear en lugares donde nadie lo ha hecho, un concepto pionero y un poco loco. ¿Cómo lo vive tu entorno, tu familia y amigos?
El apartado familiar y de amistades es muy variado. Mis padres han pasado de ver a su hijo como un apasionado del buceo a encontrarse con estas expediciones, pasando por una etapa en la que no veían claro que dejase la seguridad, el trabajo etc, a sentirse orgullosos por los logros conseguidos. A mí me cuesta, cuando mi madre me presenta como su hijo el explorador aventurero. Yo no me veo así. Los amigos son distintos, siempre te apoyan. Para mí también ha sido una sorpresa, encontrarse enganchado a esta vida. Hay quien se siente bien tomando un mojito en el caribe y quien se siente bien en espacios vírgenes, conociendo culturas. A mí me hace sentir muy bien lo segundo.
Más información: pacoacedo.es