Ríos Tropicales: entrevista con Rafa Gallo

Fco. Javier González

Ríos Tropicales: entrevista con Rafa Gallo
Ríos Tropicales: entrevista con Rafa Gallo

Acampó en un cañón a punto de ser dinamitado para defender un río. Enseñó a indígenas de Costa Rica a ser guías de rafting. Ha plantado miles de árboles,  y un rápido del Sella se llama Costa Rica en su honor. Entrevistamos a Rafael Gallo, todo un referente mundial del rafting y del eco-turismo.

La primera vez que vi a Rafael fue en el 2015. Él era el maestro de ceremonias del Congreso Mundial de Turismo de Aventura ATTA en Chile. Era mi primer Congreso mundial y estaba impresionado por el nivel de los ponentes, y un tanto empequeñecido por el nivel de los asistentes.  Curiosamente, dos años después, y de nuevo en el marco de una nueva edición del Congreso, esta vez en Salta, coincidí con él mano a mano en un asado organizado por un amigo común, y pudimos charlar tranquilamente al calor de un buen vino argentino.

Rafael es dueño de la agencia Ríos Tropicales, situada en Costa Rica y considerada uno de los mejores operadoras de rafting del mundo. Pero sus metas no se han limitado al mundo deportivo, y lleva décadas con las miras puestas en proyectos de conservación, desarrollo y consultoría medioambiental. Sus ojos verdes brillan al son de la pasión y el entusiasmo que transmite su conversación, digna de un veterano con la mochila llena de vivencias y anécdotas.

Al día siguiente, no encontramos ningún sitio para la entrevista en los abarrotados salones del Congreso “¿Qué te parece si nos sentamos en la hierba? Más cerca de la Tierra. Siempre es mejor”.

¿Cómo te iniciaste en el rafting?
Me inicié siendo ya piragüista. Me entusiasmo el tema cuando lo conocí, gracias a un club de piragüismo de la Universidad de Tennesse.  Con ellos aprendí a andar en kayak. Pero fue un amigo mío el que me dijo “mira, necesitamos un guía de balsa”, y yo le dije “¿qué es eso?”, y me contestó: “te sientas atrás de la balsa, le dices a la gente cómo remar, bajas el río y al final de la jornada te pago 30 dólares”.  ¡Qué! ¡Me vas a pagar por hacer lo que más me gusta en el mundo que es bajar un río! Y ahí empezó mi relación con el rafting comercial y con ser guía, porque yo ya estaba trabajando de ingeniero industrial pero los fines de semana me iba a guiar balsas, que era mi pasión.

rafting ríos tropicales

¿Cuándo diste el salto a Costa Rica?
Crecí en El Salvador. Pero aun creciendo en El Salvador como que Costa Rica era un lugar lejano…Para los salvadoreños sonaba más Guatemala, Miami o Europa. , un día conocí a un tipo que había estado en Costa Rica en las compañías de rafting estadounidenses.  Y acabé trabajando ocho meses con él. Hablamos del año 1983. Y vi una oportunidad muy importante para que los costarricenses conocieran los ríos. Pero a él no le interesaba. “Los ticos no tienen dólares”, me decía. Pero los ticos tienen que conocer estos ríos, este es uno de los más bonitos que he visto en el mundo. Yo venía de haber estado en un montón de ríos en EEUU y Canadá, pero cuando llegué al río Pacuare, me quedé enamorado de él: agua tibia, un bosque tropical increíble, vida animal… Y me dije: “Esto es un paraíso, esto hay que compartirlo con los ticos”. Así que decidí montar mi propia empresa, y en 1985 nace Ríos Tropicales. Los costarricenses empezaron a interesarse, y al mismo tiempo empezaba a crecer el turismo internacional y me monté sobre esa ola. Al mismo tiempo me llega una carta del ICE (Instituto Costarricense de Electricidad) comunicándome que iban a hacer una presa en el río. Me dije “eso no puede ser”, iban a inundar todo lo que recorríamos nosotros. Así que mi hermano, otros guías y yo decidimos irnos a pasar la noche en el cañón que iban a dinamitar, en unas tiendas de campaña montadas sobre las balsas, que amarramos al cañón. Allí amanecimos y evitamos que lo dinamitaran. Activismo en una época en la que no se conocían conceptos como eco-turismo o sostenibilidad.



¿Te lo han agradecido en el futuro?
Sí, mucho. Ten en cuenta que estuvimos seis semanas de protesta silenciosa. Los indígenas nos apoyaron… tuvimos que negociar con el ICE que hicieran un estudio de impacto ambiental, que fue el primero del país hecho por terceros. Porque ellos nos decían que ya tenían su estudio, hecho por ellos, que se resumía muy fácilmente: vamos a inundar 22 Km2 de bosque tropical. Y yo decía: “eso no es un estudio de impacto ambiental, eso es el hecho ambiental”. Y luego con el estudio de terceros se vio que el impacto era enorme… y logramos pararlo. Y en estos momentos el río sigue su flujo natural. Ha habido otros intentos, pero el activismo ha sido grande; y con la cantidad de gente que se beneficia del río: indígenas, guías, turistas, población local…

¿Cómo ha sido tu relación con la población indígena de la zona?
Pues mira hay una historia, un ejemplo que me gusta contar: cuando llevaba ya cinco años operando en la zona, logré comprar la propiedad donde acampábamos. Y el campesino al que le compré el terreno, que tenía piña, caña de azúcar, arroz, frijoles, ganado… era autosuficiente, y tenía quince hijos: ocho hombres y siete mujeres. Todos trabajan conmigo. Pero en esas que me dice: “mira ahí lado vive el indio García que te puede hacer un rancho para que no tengas que traer carpa para la cocina”.  Y el indio García nos construyó los primeros ranchos. Pero a la que fui creciendo tuvimos unos grupos de estudiantes que necesitaban hacer caminatas adentrándose en el bosque, y le pregunté al indio Garcia si sus hijos nos podían acompañar, e hicieron de baqueanos (guías) para los estudiantes. Al terminar les gustó el trabajo y se hicieron guías de rafting, y fueron los primeros indígenas guías de rafting de Costa Rica.

Eso para ti sería un orgullo.
Fue lindísimo. Después trataron de formar su propio proyecto, y con el tiempo les volví a ver y eran los líderes medioambientales de su comunidad, y estaban protegiendo al jaguar entre otras cosas. Y ahora uno de los hermanos menores trabaja con nosotros...  Fue como un flujo de eco-turismo, sostenibilidad… todos esos nombres que se han inventado por el camino… yo ya lo hacía de corazón. No me enseñaron en ninguna Universidad a reciclar, a usar energías limpias, a conservar el bosque… venía del corazón.

rafting Costa Rica

¿Cómo surge la idea de compensación ambiental por un Congreso ATTA?
Después de 32 años en el negocio, y meterme en tantos temas de conservación, he ido aprendiendo mucho del tema de carbono neutralidad. Y en el 2011 fuimos huéspedes  en Costa Rica del Campeonato mundial de rafting, y se me ocurrió hacerlo carbono neutral. Así que medimos las emisiones de todos los vuelos, que fueron como 1.200 toneladas de emisiones, y las compensamos con una siembra  que hicieron los mismos atletas.  Y se nos ocurrió para el Adventure Travel World Summit del 2016 en Anchorage, Alaska, hacer lo mismo. Propuse el reto en la edición del 2015 en Chile, y la gente de Alaska recogió el guante, se apuntaron y entendieron qué había que medir las emisiones, ver cómo reducirlas; y luego la compensación se haría en un proyecto de reforestación que tengo yo en Costa Rica. Así que hicimos los cálculos de emisiones y calculamos que necesitaríamos plantar cinco mil árboles para compensarlas en doce años. Mi compromiso es ver crecer los árboles y cuidarlos. Todo ello validado y certificado por una organización internacional.

Desde el punto de vista del eco-turismo, ¿cuáles son las mayores amenazas o retos en el sector del turismo de aventura?
El turismo de aventura tiene que cuidar a la Madre Tierra. Ya sean montañas, ríos, desiertos, bosques o el mar es donde hacemos nuestros eventos, nuestros negocios, y tenemos la responsabilidad de protegerlo, cuidarlo y dar ejemplos positivos de recuperación. Porque hubo una época, en particular en Costa Rica pero creo que en todo el mundo, y hoy se sigue dando, de creciente necesidad y explotación de recursos… y hay mucho bosque que ya se destruyó, pero que se puede recuperar. Y mira, la gente, los clientes a los que llevo a descender el río Pacuare les llevo a plantar un árbol y se llevan un gran orgullo. Creo que podemos dar ejemplo.



¿Y crees que la industria está dando pasos acertados en esa dirección?
En este Congreso somos muchos los que tenemos el tema de la conservación muy metido en la cabeza, pero creo que ATTA puede hacer un poco más. Sobre todo creo que pueden hacer más para educar a aquellos que necesitan ser educados. Y hay que educar al turista.

¿Crees que Costa Rica debería ser un ejemplo a seguir?
Costa Rica puede ser un ejemplo a seguir. Lo es porque nos buscan, y hay mucha gente que viene a Costa Rica a aprender, de países y lugares que quieren emular nuestro sistema. Pero creo que el Instituto de Turismo debería apostar más por representar a Costa Rica como una Universidad viva, de transmitir cómo se ha llegado a ser lo que somos hoy en día.

Por último ¿nos cuentas tu experiencia en Asturias?
Fue lindo. Fue lindo. Me acuerdo de que perdí la cámara en Málaga. Era 1986 e iba para Asturias y pensé: “bueno, ahora tengo que acordarme de todo lo que veo”. Y cuando llegué y vi los Picos de Europa, nevados, y esas montañas verdes, el mar azul… esa foto la tengo en mi cabeza. Al igual que la gente, la comida, las costumbres, la sidra... Y un buen amigo, Juan Manuel Feliz, me llevó a hacer el Alto del Sella con un piragüista de Arriondas, que era un gran piragüista, corredor de distancia, Máximo Llamedo, y me dieron un kayak muy largo, que cuesta mucho cruzarlo… y yo nunca lo había manejado y cuando corres un río por primera vez tienes que ir despacio e ir haciendo paradas, y estos kayaks no se detienen… y al primer rápido que llegamos antes de verlo ya estaba metido en él, y encima casi no controlaba la piragua… creo que hasta lo quebré. Me daba una pena enorme haber quebrado el kayak del chico. Pero todo el mundo estaba feliz y… ¡al rápido le pusieron el nombre de Costa Rica!

¿Te sigues metiendo en el río?
Ahora camino más que meterme en el río, pero sigo siendo un apasionado del kayak y del rafting. Mi hijo ha salido kayakero y me dice “papi, vámonos al río…”. Sí, mis hijos tienen la pasión, mi mujer también… pero caminar por el bosque y sembrar árboles ha surgido como mi segunda pasión… y ahora mismo que estamos formando a un grupo de guías jóvenes les transmitimos que no sólo se trata de bajar un río, hay que entenderlo, cuidarlo, conservarlo… Y creo que el río Pacuare y Costa Rica son un buen ejemplo.

¿Cómo animarías a los lectores de Oxígeno a visitar Costa Rica y el Pacuare?
En Ríos Tropicales tenemos un eco-lodge excelente con todas las comodidades, y no hay nada como dormir ahí y sentirse en la jungla con el sonido del agua… las aves, los monos, las mariposas… y los rápidos que tenemos de clase III y clase IV… Os aseguro una experiencia fabulosa de la que nunca os olvidaréis.