Realizar observaciones de las profundidades marinas sigue siendo, a día de hoy, todo un desafío. Vamos conociendo los confines del universo, tenemos casi todo el planeta mapeado, pero el océano es una de las grandes asignaturas pendientes de la exploración. Y precisamente por eso, muchas de las grandes mentes de la ciencia están trabajando en proyectos, casi todos de orden robótico, para explorar esta última frontera. El último “hightlight” nos llega desde el MIT, el célebre instituto de tecnología de Massachusetts.
Sus ingenieros acaban de presentar al mundo a SoFi, un pequeño robot con forma de pez, silencioso y respetuoso con el medio que investiga. Su primera incursión ha sido un éxito y su resultado se ha publicado en la revista Science Robotics. “Que sepamos, este es el primer pez robótico capaz de nadar sin ataduras en cualquier dirección y por un prolongado espacio de tiempo”, ha explicado Robert Katzschmann, autor principal de la investigación. “Estamos realmente excitados ante la posibilidad de usar a SoFi para acercarnos a la vida marina mucho más de lo que podría hacer un humano”.
La exploración se rinde a la tecnología
SoFi empezó a crearse en 2014, ejercitando sus funciones en tanques de agua, hasta que ahora ha podido “ser liberada” en los arrecifes de Fiyi durante 40 minutos, donde ha sido capaz de manejarse a través de las corrientes como si de un pez real se tratase. Esto supone un gran paso adelante para los AUV´s (autonomous underwater vehicles), que generalmente son de gran tamaño, muy ruidosos y con un rango limitado, incluso pudiendo amenazar el entorno o a algunos barcos. SoFi no tiene ninguno de esos hándicaps, empezando por su diseño único en goma de silicona y plástico flexible, por lo que en el caso de chocar con un arrecife de coral, por ejemplo, no lo dañaría. Evitar las colisiones suele llevar a estos vehículos a rutas ineficaces, debiendo trazar itinerarios libres de obstáculos. Pero SoFi es tranquila y silenciosa, sin hélices estrepitosas, y muy discreta en las profundidades marinas.
Para manejarlo se usa un mando de Súper Nintendo adaptado y sumergible. Cuenta con una cámara en el morro con la que realizar fotografías y vídeos de alta resolución. Su único problema es que por ahora sólo puede zambullirse hasta los 18 metros de profundidad, algo que será solucionado en un futuro cercano.
Este robot es una herramienta muy poderosa para controlar poblaciones marinas y sus reacciones a los cambios que se producen en el entorno, ya sea por la acidificación, el calentamiento global o nuestro impacto directo como la acumulación de plásticos en el océano. SoFi tiene el potencial de convertirse en la primera de una generación de robots para la exploración submarina que abriría nuevos horizontes para descubrir los últimos misterios de nuestro planeta.