Combinar nuestras microaventuras por paraísos cercanos con sustentar el crecimiento y protección de la cultura y medio ambiente locales es muy sencillo. Una tendencia, una forma de recorrer parajes y una filosofía de vida, para que nunca nos falten las recompensas de los grandes espacios.
Fotos: Jorge Jiménez Ríos / Revista Oxígeno
Somos bestias de la naturaleza, adaptadas quizá a los tiempos que corren, pero profundamente conectados con nuestra primigenia concepción. Es por eso que vivimos en el silencio de una cumbre; en el ajetreo de una senda regada por el sol; o sentimos nuestra reconfortante pequeñez en ríos y mares. Todo lo que la naturaleza y el outdoor nos ofrece, es también una parte nuestra, una parte que precisamente hemos de cuidar para seguir disfrutando de las recompensas que nos ofrece en nuestras correrías ahí fuera.
El turismo sostenible va más allá del turismo ecológico, pues no sólo considera el impacto ambiental de nuestro paso, sino que atiende también a las razones económicas y socioculturales de la zona que visitamos, buscando el equilibrio entre todos sus recursos, no sólo como forma de mantenimiento del lugar, también poniendo nuestro granito de arena en el crecimiento interior.
Esta forma de visitar parajes cercanos es en sí misma una filosofía y un actitud a la hora entender los entornos. Para generar una riqueza ambiental y cultural es imprescindible involucrarse en todos los factores claves de una actividad turística. Estos son nuestros consejos para participar, de forma activa y natural, en la protección y mejora de nuestros parajes.
1. Planifica tu viaje con proveedores o agencias que ofrezcan garantías de respeto por el medio y la cultura local en sus actividades. Lo que además incrementa las posibilidades de inversión en estos conceptos eco y social responsables.
2. La única huella es la de tus pies. Minimiza la generación de residuos y, por supuesto, deshazte de ellos de la manera más limpia y, a ser posible, facilitando la llegada a su destino, como las plantas de reciclaje.
3. Trata de contribuir con tu presencia a la expansión de la cultura, gastronomía y tradiciones locales. Siempre hay de donde aprender y los lugareños siempre agradecen el interés por las raíces e historia de la zona.
4. A la hora de comprar obsequios o recuerdos trata de que sean representativos de la cultura local, fabricados en la zona. Piezas artesanas o gastronómicas son siempre un fantástico regalo y ayudan a la economía del lugar.
5. Las personas son también parte del paisaje, trátalas con el mismo respeto. Pide permiso antes de hacerles fotos, interésate por sus costumbres u ofrécete a conocer y colaborar en alguna tarea diaria.
6. El diablo está en los pequeños detalles. Cuando salgas de tu alojamiento apaga las luces, el aire acondicionado, los aparatos electrónicos, comprueba los grifos, no pidas copias de las facturas
Pequeños gestos que hacer todos los días.
7. Practica el Slow Tourism. Camina despacio, contempla, siente, tómate tu tiempo, respira, déjate llevar por el lugar que visitas.
8. ¡Qué no caiga en el olvido! Recomienda tus destinos sostenibles, paisajes, alojamientos, tiendas
A veces la desinformación hace que no veamos posible ciertas formas de viajar. ¡Cuéntale al mundo que es posible!
9. La omisión es a veces peor que la acción. Si eres testigo de situaciones intolerables, si crees que aprovechan esta creciente forma de viajar en su puro beneficio, o si crees que las pautas de actuación son incorrectas, informa. Haz saber que la honestidad es el primer paso de este tipo de turismo.