El mar interior: las orcas del Edén

Historias a pie de vía.

Simón Elías

El mar interior: las orcas del Edén
El mar interior: las orcas del Edén

En la costa suroeste de Australia junto a la bahía de Twofold, se encuentra el pueblo de Eden, una población con gran raigambre en la pesca de ballenas, pues por sus aguas pasan cada año los cetáceos en la ruta migratoria que les lleva desde la Antártida hasta territorios más australes. Pero parece ser que estos pescadores tradicionales (cazaban siempre con arpón, con barcas de remos y un máximo de ocho ballenas al año) contaban con una asombrosa ayuda: las orcas.

Las orcas son uno de los mayores depredadores de la naturaleza. Un macho adulto puede llegar a pesar diez toneladas, su cerebro dobla en seis o siete veces el tamaño del de un ser humano y tienen un sistema de radar que les permite “ver” dentro de otros seres. Algunos científicos apuntan que sus radares también pueden leer las emociones. La organización social de las orcas es muy compleja y sus sistemas de cacería varían de un grupo a otro. Es por todas estas características que un grupo de estos mamíferos puede cazar cualquier criatura incluyendo tiburones blancos y ballenas azules. Sus cacerías de ballenas son legendarias.

La familia Davinson vivía en una pequeña bahía en la desembocadura del río Khia en la bahía de Twofold. Entre 1840 y 1930 los Davinson cazaron ballenas con la ayuda de las orcas. Según la importante documentación que registra aquellos encuentros, después de que un grupo de orcas, habituales de las aguas de la bahía, arrinconase a una o varias ballenas, un macho de gran tamaño conocido por los Davinson como “Viejo Tom” levantaba su cola frente a la casa familiar y golpeaba el agua con fuerza una y otra vez para atraer la atención de los humanos. Los Davinson denominaban a esa acción “flop tailing”. Era la llamada para que los hombres embarcasen y siguiesen a “Viejo Tom” hasta el lugar donde se encontraban las ballenas acorraladas por el resto de las orcas. Allí, los Davinson darían caza a uno de los cetáceos con sus arpones mientras las orcas mordían incesantemente a la víctima en una orgía de sangre. Se han llegado a documentar casos en los que al volcar una embarcación las orcas protegían a los seres humanos de los tiburones y les ayudaban con sus cuerpos a mantenerse en la superficie. Varios estudios científicos avalan la idea de que las orcas son capaces de reconocer a una persona incluso si está tapada por un traje de neopreno. Al parecer la barca verde de los Davinson era fuertemente custodiada.

“Viejo Tom” era conocido por los pescadores como el humorista por su comportamiento enigmático y extravagante. En algunas ocasiones saltaba sobre las cuerdas que unían los arpones clavados a la ballena con las embarcaciones, haciendo con su enorme peso un ancla con el que inmovilizar a la víctima. Una vez apresada la ballena comenzaba el duro trabajo de remar hasta la costa arrastrando el cuerpo de varias toneladas de peso. Está documentado cómo algunas de las orcas ayudaban a tirar de las gruesas cuerdas con sus bocas, y el esqueleto de “Viejo Tom”, que hoy se encuentra en el museo de Eden, todavía muestra los surcos en sus dientes fruto de muchos años ayudando a los Davinson en sus cacerías.

Una vez en la costa los pescadores dejaban la ballena para que las orcas comiesen su lengua y sus labios. También aprovechaban para cazar algunos de los animales que se acercaban a compartir el botín. Al día siguiente los marineros sacaban del agua la ballena para su uso en uno de los ejemplos más estremecedores de mutualismo que podemos encontrar en la historia humana.

Los Davinson trabajaron con las orcas y en especial con Viejo Tom durante tres generaciones. Viejo Tom murió a una edad estimada de ochenta años. La historia de Eden ha sido una de las grandes leyendas de la relación entre humanos y otra especie. La ciencia ha demostrado que las orcas son animales tremendamente inteligentes con impresionantes sentidos, organización social y que son capaces de manipular objetos y de interactuar con asombrosa facilidad con el ser humano.

El mar interior. Hoare, Philip. Ático de los libros.