Carlos Suárez o la búsqueda de la libertad

El escalador y aventurero madrileño fallece en un accidente en paracaídas

Elena Moro

Carlos Suárez o la búsqueda de la libertad. Foto: Mikael Helsing
Carlos Suárez o la búsqueda de la libertad. Foto: Mikael Helsing

SIEMPRE NOS QUEDARÁ PATONES

Es de estas noticias que cuesta asimilar. Que no crees, que no quieres creer. Un whasapp en el grupo de compañeros de trabajo: “Chicos, Carlos Suárez ha tenido un accidente…” leo, y ya me imagino el final de la frase… “Mierda, mierda, ¡no puede ser!”.  Aunque se piense que alguien que se dedica a los deportes de riesgo como Carlos- el salto base, la escalada en solitario- tiene muchas papeletas para sufrir un accidente mortal, los que nos dedicamos a la comunicación especializada en deportes de montaña sabemos que los riesgos que asumen están controlados, que analizan al milímetro cada salto, cada escalada que acometen, que comprueban el material... “Ha fallado el paracaídas”… Pero, ¿cómo puede ser? Sigo repitiéndome… Malditas papeletas.

La vida está llena de casualidades, o, no sé, señales que escapan a la lógica: justo esta mañana pasaba con el coche cerca de Patones y me he acordado de la primera vez que fui a sus paredes calizas, uno de los mejores lugares (spot) de escalada de Madrid: fue con Carlos Suárez hace 25 años. Yo trabajaba por aquél entonces en la revista Sport Life, y él, a pesar de su juventud, ya era una leyenda de la escalada, pionero de intrépidas actividades en solo (sin cuerda) en nuestro país. Mikael Helsing y yo hicimos un reportaje de iniciación a la escalada con Carlos de maestro, él, que ya era el Dios de Patones y de La Pedriza, nos enseñó a nosotros y a todos los lectores de la revista con la humildad que le caracterizaba, mostrando ya sus virtudes como gran comunicador de su deporte y los valores de la montaña y la aventura.

A este reportaje siguieron muchos más ya en Oxígeno, y también maravillosos eventos compartidos con adidas, la marca para la que trabajaba, como un trekking en los Alpes alemanes o un fin de semana en Riglos, junto a Alex Txikon y Juanito Oiarzábal, unas jornadas outdoor que acabaron con una exhibición de salto base de Carlos y el también malogrado Darío Barrio saltando desde la cima de los mallos. Espectacular.

Carlos estaba siempre ahí, dispuesto a ayudarnos en nuestro trabajo, a concedernos una entrevista, a participar en los pódcast, a dar su opinión sobre algún tema y a descubrir sus más íntimos sentimientos sobre el porqué de sus expediciones en solitario, sobre el riesgo y la necesidad de adrenalina y aventura, sobre la búsqueda de la libertad en las actividades que acometía y su relación con la montaña y los profundos valores que aprendió en ellas. Sentimientos y reflexiones que plasmó en varios libros, alguno ya clásico de la literatura de montaña como “Morir por la cima”.

Siempre atendía a las llamadas o te recibía con una enorme sonrisa, esa que estuvo a punto de perder por una caída contra el granito cuando volaba en salto base en Gredos. Desprendía vitalidad, “buenas vibras”, como dicen en México. Acababa de contarte la última expedición o desafío al que se había enfrentado y ya tenía ideas nuevas rondándole la cabeza, nuevos retos y paredes que explorar, como el último de sus proyectos: la ascensión meteórica al Torreón de los Galayos, combinando trail running y escalada, en menos de dos horas. Un espíritu aventurero de manual. A punto estuvimos este verano de compartir unos días en París, gracias a él (y a adidas) tuve la oportunidad de vivir unas jornadas de escalada en los Juegos Olímpicos. Nos quedamos con las ganas Carlos, pero siempre nos quedará Patones.

Muchas gracias por tu generosidad y por compartir tu forma de disfrutar de la vida. Te echaremos mucho de menos.

 

RECORDANDO A CARLOS SUÁREZ

Escalar en solo integral forma parte de un proceso personal”, explicaba Carlos Suárez en una de las entrevistas que le hicimos en Oxígeno. El multidisciplinar aventurero madrileño, pionero de la escalada sin cuerda en nuestro país, del salto BASE y tan amante de las grandes paredes como de la literatura de montaña, dejaba a todos atónitos cuando en marzo de 1999 escalaba, sin atarse, la vía llamada "Desmond Tutú", una ruta deportiva de Patones de altísima dificultad para la época (7C+). Carlos había empezado a interesarse por ese estilo a los quince años, y para la mayoría de edad ya había escalado sin protección la vía del Pilar Bonatti del Dru y la vía Walker de las Grandes Jorasses. Dos de las grandes enseñas de los Alpes. “La aventura ha sido siempre ir a un lugar donde el regreso es incierto, y siempre ha formado parte de la condición humana. Pero ese tipo de riesgo tiene que ver con una decisión meramente personal. La juventud también forma parte de ese proceso: se acometen mayores riesgos cuando buscas ciertos valores, identificarte a ti mismo, o sobresalir...” apuntaba. Sin embargo, la difusión de este tipo de actividades debe ser cuidadosa y responsable, ni mucho menos ofrecer una imagen de accesibilidad. “Siempre he pensado mucho en ello. Es importante leer mucho, como yo lo hice, conocer los casos de otros. Y confiar en que la gente generalmente no tiene tan poca visión como para ir e intentar hacer lo mismo que tú”, reflexiona Carlos. “En primer lugar, debes hacerlo porque te gusta por encima de todas las cosas, aunque puede ser cierto que hay un porcentaje de ego implicado, pero lo principal es que lo haces porque hay una fuerza interior enorme que te impulsa a llevarlo a cabo”. 

 

 

1. Morir por la cima (2012). En este libro Carlos relata sus inicios, las primeras escaladas que marcaron su carrera y los retos que enfrentó tanto en la montaña como en su evolución personal. Es una obra que combina relato autobiográfico, anécdotas sobre expediciones y reflexiones filosóficas. La montaña se convierte en un espacio de autodescubrimiento.

 

 

"Subir más allá del miedo era mi forma de encontrar la verdad."

2. Al filo de la suprema levedad (2015). Esta obra profundiza en la pasión de Carlos por la escalada en solitario, el parapente y el salto BASE. Describe la sensación de libertad y ligereza que siente en cada ascensión y en cada vuelo, además de la forma en que afronta el riesgo y la toma de decisiones. A lo largo de estas páginas reflexiona sobre el control del miedo y la búsqueda de una experiencia vital intensa, en la que el alpinismo, el vuelo y la conexión con la naturaleza se entrelazan.

"La escalada en solitario es la búsqueda de libertad en su estado puro."

"Cada vuelo en parapente confirmaba que la vida se escribe con coraje y vértigo."

 

 

inurra

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