A las 5:30 de la madrugada del 26 de septiembre de 2025, hora local en Nepal, Carlos Soria Fontán alcanzaba la cumbre del Manaslu (8.163 m). Lo hacía a los 86 años, cincuenta después de su primera expedición a esta misma montaña. Carlos se convierte así en la persona más longeva en la historia en alcanzar la cima de un ochomil. Su hazaña pulveriza el récord anterior, que ostentaba el japonés Yuichiro Miura, quien en 2013 coronó el Everest con 80 años. Lo d Carlos no es solo un récord, es una declaración de principios: la edad puede hacer las cosas más difíciles, pero no dicta el final de los sueños.
En 1975 formó parte de aquella expedición pionera española que conquistó el Manaslu, cuando Jerónimo López y Gerardo Blázquez alcanzaban los 8.163 metros y abrían el camino para generaciones enteras de alpinistas en nuestro país. Hoy, medio siglo más tarde, su regreso a la misma cima trasciende lo deportivo: es un acto de memoria, un homenaje al tiempo compartido con compañeros de cuerda que ya no están, un mensaje al tesón y a la constancia. Subir al Manaslu a los 86 años, con prótesis de rodilla, cicatrices y achaques, es mucho más que un hito deportivo: es un gesto humano de resistencia frente al paso del tiempo.
«Carlos es una inspiración. Demuestra que la pasión y la perseverancia no conocen límites de edad», dijo a EFE Kami Rita Sherpa, el «recordman» mundial de ascensiones al Everest, quien calificó la escalada de Soria como «una celebración de la dedicación de toda una vida».
La ascensión no fue un mero paseo conmemorativo. Desde el Campo 3, situado a unos 6.800 metros, el equipo afrontó la larga travesía hacia la cima en condiciones exigentes. Decisiones tácticas como no detenerse en campamentos intermedios y aprovechar al máximo la ventana meteorológica fueron determinantes. Pero la experiencia de Soria, acumulada durante décadas, se impuso. Ascendió con serenidad, sabiendo que el verdadero desafío aún vendría en el descenso, esa parte tantas veces olvidada y que, sin embargo, decide el destino de quienes pisan las grandes cumbres.
Durante la ascensión, Carlos Soria contó con el respaldo cercano de los sherpas Mikel Sherpa, Nima Sherpa y Phurba Sherpa, fundamentales en el desarrollo de la expedición. Junto a ellos, Luis Miguel Soriano documentó cada instante cámara en mano, con la intención de transformar la experiencia en un futuro reportaje audiovisual. Desde el campo base, el veterano alpinista tuvo además el aliento constante de su gran amigo Pedro Mateo, pieza clave en el apoyo logístico y emocional de la aventura.
Más allá del dato físico, el simbolismo es innegable. Soria ha demostrado que la montaña no es solo cuestión de potencia, sino de carácter, de cabeza y de pasión inquebrantable. La edad, que a menudo se esgrime como excusa para renunciar, aquí se convierte en argumento de inspiración.
Su trayectoria en los ochomiles es legendaria. Con la cima del Manaslu, que ya había coronado en 2010, a Soria solo le quedan dos de los 14 ochomiles para completar la lista, el Dhaulagiri en Nepal y el Shishapangma en el Tíbet. El Dhaulagiri ha sido su gran desafío, una montaña que le ha rechazado hasta en 15 ocasiones desde su primer intento en 1998. A pesar de los contratiempos, Soria ha construido un palmarés inigualable en la historia del alpinismo. Es el único escalador que ha coronado diez ochomiles después de cumplir los 60 años, incluyendo cimas tan exigentes como el K2 a los 65, el Makalu a los 69, el Kangchenjunga a los 75 y el Annapurna a los 77.
Todo lo ha hecho siempre con un estilo propio: sin grandes alardes mediáticos, sin obsesión por la gloria rápida, sino con un respeto profundo por la montaña, por sus tiempos y también por sus compañeros y amigos. Lo ha intentado en múltiples ocasiones, retirándose cuando era necesario y volviendo siempre que las fuerzas y la ilusión lo permitían. Ese es, quizá, el mayor legado que deja a las nuevas generaciones: la convicción de que la perseverancia, la humildad y el amor por la montaña pesan más que cualquier récord.
Los ochomiles de Carlos Soria
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Nanga Parbat (8.125 m) – 1990
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Gasherbrum II (8.035 m) – 1994
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Cho Oyu (8.201 m) – 1999
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Everest (8.848 m) – 2001
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K2 (8.611 m) – 2004
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Broad Peak (8.047 m) – 2007
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Makalu (8.463 m) – 2008
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Gasherbrum I (8.080 m) – 2009
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Manaslu (8.163 m) – 2010
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Lhotse (8.516 m) – 2011
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Kangchenjunga (8.586 m) – 2014
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Annapurna (8.091 m) – 2016
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Dhaulagiri (8.167 m) – 2017
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Manaslu (2025)
Con la cima del Manaslu alcanzada por segunda vez en 2025, Soria se reafirma como una figura única en la historia del himalayismo. No se trata únicamente de un récord de longevidad, sino de una filosofía de vida hecha carne: la montaña como territorio donde la edad se vuelve irrelevante y lo esencial es la pasión de seguir subiendo.