Una ascensión salvaje en el Numbur Peak

La cordada compuesta por Hervé Barmasse, Felix Berg y Adam Bielecki abren una nueva ruta "by fair means" en la vertiente sur del Numbur Peak (6,958 m), en Nepal

Hervé Barmasse

Barmasse, Berg y  Bielecki durante la ascensión en el Numbur Peak
Barmasse, Berg y Bielecki durante la ascensión en el Numbur Peak

“Fue una ascensión salvaje, impredecible”

El alpinista italiano Hervé Barmasse, unía su cuerda con el alemán Felix Berg y el polaco Adam Bielecki, para completar juntos la primera ascensión en estilo alpino de la cara sur del Numbur Peak, estableciendo una nueva ruta en el valle de Rolwaling, Nepal.

El equipo se enfrentó a dificultades calificadas como ED– (Extremadamente Difícil menos) o VI, WI5 (hielo vertical) y M4 (mixto roca/hielo).

La ascensión, exigente y llena de imprevistos, requirió un bivac a 6.900 metros, sin tienda ni saco de dormir, a –25 °C y con rachas de viento de hasta 60 km/h. De esa experiencia extrema nace el nombre de la nueva ruta: “Nepali Ice SPA”. El equipo alcanzó la cumbre del Numbur (6.958 m) el 19 de octubre. A continuación podéis leer la crónica completa del puño y letra de Hervé Barmasse.

Reaching the last part of the south face of Numbur pic. Herve Barmasse
Ascendiendo la parte final de la cara sur
del Numbur Peak. Foto: Herve Barmasse

“Fue una ascensión salvaje, impredecible. Cuando llegamos a la base de la pared, Adam no se encontraba bien: vómitos, debilidad, sin fuerzas. Nos miró y nos dijo que siguiéramos sin él. Felix respondió: ‘Somos un equipo, intentémoslo juntos. Si las cosas no van bien, siempre podemos volver e intentarlo de nuevo en los próximos días’.‘Gracias, chicos’. La voz de Adam cortó el aire, firme y decidida.

En la primera parte de la pared seguimos la línea más lógica, la misma que ya había intentado un equipo catalán en 2016. La escalada, fantástica, se desarrolló entre una secuencia de espectaculares cascadas de hielo. Pero pronto el encanto dio paso a la inquietud: hielo y rocas empezaron a caer desde arriba, poniendo seriamente en riesgo nuestra seguridad.

Decidimos abandonar la línea intentada por los catalanes para seguir una ruta más directa, más dura y más incierta. Fue entonces cuando, por pura suerte, una piedra golpeó mi hombro en lugar de mi cabeza. El dolor era intenso, pero retroceder en esas condiciones habría sido aún más peligroso. Seguimos adelante.

A partir de ahí, metro a metro, la ruta se volvió cada vez más interesante, estética e impredecible. Las dificultades de la escalada nos entusiasmaron hasta que, en los últimos doscientos metros, escalar significaba literalmente nadar en nieve blanda, sin posibilidad alguna de protección. Avanzamos lentamente, asumiendo riesgos, conscientes de que un paso en falso significaría caer hasta la base de la pared en cuestión de segundos.

Llegamos a los 6.900 metros. Desde allí era imposible ignorar la voz de la cumbre que nos llamaba. Pero ya era tarde. Nos movimos bajo una cornisa de nieve y decidimos bivaquear: sin tienda, sin saco, sin comida. Adam tenía una manta de emergencia bajo la cual nos refugiamos, sentados, cubriéndonos la cara y los pies.

Al principio bromeamos, reímos con confianza. Luego el viento se levantó, las rachas alcanzaron 60 km/h, la temperatura cayó rápidamente a –25 °C. Cayó el silencio. Nos concentramos en un solo pensamiento: sobrevivir. Evitar congelaciones, resistir el frío, aguantar la noche. Para mí, sin duda, la noche más difícil desde que empecé a escalar.

Las horas parecían interminables. Nos acurrucamos unos contra otros para mantener el calor. Adam resistió. De vez en cuando, Felix y yo hacíamos una broma —dicen que la risa calienta el corazón—.

Al amanecer nos miramos: estábamos vivos. Sin congelaciones. Estábamos bien. Ahora debíamos decidir: ¿convertir todo aquello en un “buen intento” o completar la primera ascensión en estilo alpino de la cara sur del Numbur?

Numbur 6958 m First ascent in Alpine style
Primera ascensión en estilo alpino a
la cara sur del Numbur Peak (6958 m)  

El alpinismo nos enseña que todo está en la cabeza —siempre en la cabeza—.

La cumbre nos recibió. Éramos felices.

Fue una ascensión de suspense, técnicamente espléndida y humanamente profunda. Una experiencia en la que, durante horas, pusimos a prueba nuestra resiliencia y capacidad para soportar el dolor y el frío.

Técnicamente, uno puede estar preparado para escalar cualquier cosa. Pero para una aventura así, nunca se está lo suficientemente preparado.

Al final, lo que queda es lo que sientes por dentro: la pasión por la vida y la conciencia de que las ascensiones más duras convierten la cumbre en un simple detalle, mientras que sobrevivir a los elementos es el verdadero logro".

Agradecimientos a los patrocinadores por su apoyo:
Montura, Scarpa, Vibram, Cervino Ski Paradise, Enervit, Julbo, Grivel, Kästle, ATK Bindings y Pinarello.