Dos mochilas, una botella de vino, un libro y un reloj. Con eso marcharon hace 75 años Marcelin Dumoulin, de profesión zapatero, y su mujer Francine, profesora de escuela, para una excursión por el glaciar Tsanfleuron, en el corazón de los Alpes suizos. Allí la pareja desaparecía sin dejar pistas, y el tiempo y el olvido se hacían presa de sus restos, abrazados por el hielo perpetuo. Bueno, no tan perpetuo. Debido al retroceso de los glaciares por el efecto del calentamiento global, muchos secretos guardados por el hielo están emergiendo en macizos como este de Les Diablerets. Un trabajador de la compañía Glacier 3000, operador de cabinas y telesillas de estaciones de esquí en la región, ha sido quien ha descubierto los cadáveres e informado a la policia.
A la espera del test genético que lo confirme, todo parece indicar que los restos son efectivamente los de Marceline y Francine, padres de siete hijos, cinco varones y dos mujeres. "Nos hemos pasado toda la vida buscándoles sin parar. Siempre hemos pensado que algún día celebraríamos el funeral que se merecían", reconocía al diario suizo Le Matin la menor de los hijos de la pareja, Marcelin Udry-Dumoulin, a sus 79 años de edad. Ha pasado toda la vida esperando esta noticia.
No era habitual que Francin Dumoulin, educadora de profesión, realizara tales caminatas por el glaciar junto a su esposo, un zapatero, debido a que esta pasó la mayor parte de su vida adulta embarazada y el terreno en el que fueron encontrados es muy exigente, reflexionó la hija de la pareja al medio suizo. La pequeña de la familia Dumoulin aseguró, asimismo, que había perdido contacto con sus hermanos, ya que tras el trágico suceso, cada uno había sido destinado a una familia diferente. "En el funeral no vestiré de negro. Creo que el color blanco es más apropiado, porque representa la esperanza que nunca perdí", concluía Marcelin.
La retirada de los hielos
En un principio, el empleado que descubría los cuerpos vislumbró mochilas, cuencos, una botella de vidrio, zapatos de hombre y mujer y un cuerpo humano bajo el hielo del glaciar, situado encima de la estación Les Diablerets, a 2.615 metros de altitud. Desde el principio, la vestimenta de los cuerpos encontrados indicó que estos habían permanecido en el glaciar entre 70 y 80 años, dado que las ropas que llevaban correspondían a la Segunda Guerra Mundial, explicaba el director de Glacier 3000, Bernhard Tschannen. "El glaciar preservó los cuerpos y sus pertenencias de forma intacta", dijo y añadió, que el destino fatal de la pareja seguramente fue provocado por una caída a través de una grieta.
El retroceso de los glaciares, aunque nos ofrezca noticias extraordinarias como esta o como la reaparición del célebre barco Maud de Amundsen, es uno de los grandes problemas medioambientales a los que se enfrenta nuestra civilización. «Cada año perdemos un metro o medio metro de hielo», explicó Tschannen. «Hace 80 años este glaciar era mucho más grande de lo que es ahora». Las predicciones científicas son realmente funestas. Algunas indican el final del hielo de los glaciares en los Alpes para el año 2050. Los informes del Servicio Mundial de Monitorización de Glaciares, con sede en la Universidad de Zúrich, estiman que desde el año 2000 al 2010, los glaciares alpinos perdieron cada año un metro de grosor.