Mencionar la palabra nieve en pleno julio puede parecer cosa de locos, pero lo cierto es que una vez que llega el verano los amantes de la nieve no tenemos por qué resistirnos a enfundar nuestras tablas hasta la temporada siguiente. Aunque todas las estaciones de la Península hayan cerrado, todavía nos quedan posibilidades, que son, aunque parezca mentira, muy numerosas y variadas, y se pueden ajustar a distintos presupuestos.
El esquí de verano, contrariamente a lo que muchos piensan, no es una actividad reservada a profesionales o fanáticos del esquí o el snowboard. Es una opción cada vez más popular entre aficionados amateurs, e incluso hay gente que se inicia al deporte en verano, aunque hay que decir que esto último no sea lo más recomendable. Las razones de esquiar en verano son muchas: es una gran oportunidad de no perder el hilo a las mejoras técnicas que hemos adquirido en el invierno, además de ser una buena manera de mantener la forma física. Por otro lado en verano la práctica del esquí o snowboard es compatible con muchas otras actividades y, por último, supone otra forma de turismo al permitir conocer lugares, paisajes y ambientes típicamente invernales en otra época del año.
Glaciares Sin duda la opción estrella de aquellos dispuestos a deslizarse sobre nieve en verano: los glaciares. En todos los países alpinos hay como mínimo un glaciar con la suficiente nieve como para abrir unas cuantas pistas en verano: Italia, Suiza, Francia, Austria…Además de Estados Unidos y Canadá, donde también es posible disfrutar de pistas y snowparks en Mount Hood y Whistler respectivamente. A pesar de que el calentamiento global del planeta está logrando un retroceso constante de los glaciares, todavía hay tiempo para disfrutarlos; y quién sabe, quizás en un futuro próximo desgraciadamente no pueda ser así…
Uno de los grandes atractivos de los glaciares de verano es la cantidad de deportes y actividades que se pueden realizar en las estaciones por las tardes. A un glaciar hay que subir muy temprano por la mañana para poder disfrutar de la nieve en condiciones óptimas antes de que se vuelva auténtica nieve “de pescadería", y por lo tanto también se deja de esquiar mucho antes que en invierno. Esto, unido a que hay más horas de luz del verano, hace que todavía tengamos mucho tiempo libre para disfrutar por las tardes. Y para ello están preparadas todas las estaciones, que ofertan un amplio abanico de actividades, muchas de ellas incluidas en el forfait: piscina, patinaje sobre hielo, golf, tiro con arco, vela, skateboard… O el que es sin duda el deporte estrella en verano: la mountain bike. Imaginaros cualquier estación alpina en la que las pistas de esquí se convierten en pistas de bicicleta de montaña, perfectamente balizadas y señalizadas… ¡Un auténtico paraíso del descenso!
El esquí o snowboard en glaciares conlleva una serie de precauciones que hay que tener en cuenta. Para empezar hay que saber que la mayoría de los glaciares están por encima de los tres mil metros de altura, lo que provoca que el cuerpo asimile menos oxígeno del aire. Esto produce habitualmente una sensación de cansancio irremediable, pero que con los días va disminuyendo. En otras ocasiones puede producir mareos e incluso náuseas y vómitos. Para evitarlo hay ciertas medidas que nos pueden ayudar, como un abundante y nutritivo desayuno antes de subir a pistas y una constante hidratación. Además es muy conveniente subir con complementos como barritas energéticas, frutos secos o chocolatinas. Por otro lado, siempre hay que aplicarse una protección solar de máxima graduación en cara y labios, además de nunca jamás olvidar las gafas de sol. Las radiaciones solares en verano en un glaciar ¡son de lo más agresivas que se pueda imaginar! Y en cuanto a la ropa, no hay que cometer el frecuente error de pensar que no nos harán falta las ropas más abrigadas, ya que aunque estemos en julio o agosto, incluso es posible ¡que algún día que otro incluso nieve!
Camps ¿Qué son los camps? Pues más o menos la abreviación de “campamentos", muy similares a los que muchos de nosotros hemos acudido de pequeños, pero estos enfocados a la práctica del esquí o el snowboard. Su duración duele ser de una semana, y es el producto ideal para todos aquellos deseosos de mejorar técnicamente, ya que riders profesionales imparten clases diarias en las pistas y snowparks de los glaciares, además de complementar la práctica con clases teóricas por las tardes. Otras actividades que suelen ir incluidas en los camps son los test de material de la temporada siguiente, video-correcciones, cama elástica, excursiones y, cómo no, fiestas por las noches.
Hoy en día la oferta de camps es abrumadora, como consecuencia de la creciente demanda del producto. Sólo en la estación francesa de 2 Alpes hay varios camps españoles, por lo que sólo hay que informarse un poco para dar con el que más se ajuste a lo que buscamos. Si no necesitamos que el camp sea impartido por españoles, las posibilidades se multiplican: Solden en Austria, Whistler en Canadá, Mount Hood en EEUU…
Hemisferio Sur ¿Viajar hasta el otro lado del globo sólo para esquiar o surfear? Es la opción más cara, pero con todo el atractivo turístico de visitar otros países como pueden ser Argentina, Sudáfrica, Chile, Australia o Nueva Zelanda. Entre Sudamérica y Oceanía hay más de veinte estaciones entre las que elegir, aunque hoy en día la opción más económica y asequible está en Sudamérica, y es posible disfrutar de un mes de esquí por lo mismo que cuesta un crucero de una semana en el caribe…
Algunas de las estaciones más importantes son Bariloche y Las Leñas en Argentina, Valle Nevado y Termas de Chillán en Chile, Coronet Peak y Mt. Hutt en Nueva Zelanda, Thredbo y Mt. Hotham en Australia y Tiffindell ¡en Sudáfrica!