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Asturias: peregrinar por el paraíso cicloturista del Camino Primitivo

Pedalear por el Camino Primitivo es recorrer la ruta jacobea más auténtica y menos masificada de Asturias. Una aventura en bicicleta entre aldeas, montañas y paisajes únicos, ideal para quienes buscan conectar con la esencia original del Camino de Santiago.

Oxígeno para Turismo Asturias

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El paraíso cicloturista del Camino Primitivo. Foto: Juan de Tury / Turismo Asturias

El Camino Primitivo es una opción que cada vez más cicloturistas eligen para recorrer una de las rutas jacobeas más bellas del Principado. Si eres uno de esos amantes de la aventura lo descubrirás en el Alto del Escamplero, mientras atacas la ascensión de 1,7 kilómetros con una pendiente máxima del 13%. Sin embargo, pedaleando sobre la bici, sea cual sea tu experiencia como ciclista, empezarás a atisbar al sur la formidable Sierra del Aramo, que se irá asomando conforme avances a tu ritmo, animándote en silencio con su belleza. Y en ese momento, uno de los más especiales del Camino Primitivo en Asturias, entenderás por qué esta ruta jacobea, la primera de todas, la original, con la que empezó el Camino de Santiago, sigue siendo la más genuina de las peregrinaciones todavía en el siglo XXI. Alejada de masificaciones, atravesando aldeas de interior, bosques y montañas, devolviendo la tranquilidad en una barra donde compartir sidra, en un albergue charla, en una ladera en la que pedalear con ganas.

...todavía te queda mucho por pedalear.


Ese trayecto que realizó el monarca asturiano suma hoy 145,6 kilómetros entre Oviedo/Uviéu y Grandas de Salime - Puerto del Acebo (o 141,9 por la denominada variante de los hospitales). Está distribuido en siete etapas que, no obstante, cada cual puede planificar en función de su ritmo o de los lugares que quiera visitar. Lo ideal es afrontarlo con bicicletas de Trail (las llamadas “All Mountain”), o con las eléctricas E-Bike, puesto que se aleja de las rutas principales y discurre por carreteras con escaso tráfico, senderos de piedra o sendas de montaña. El primer consejo, por supuesto, es revisar bien las alforjas, pues el Camino Primitivo requiere un “bikepacking” donde no falte lo imprescindible: gorra, gafas de sol, protector solar, chubasquero, cantimplora, impermeable, botiquín por si aparecen ampollas, rozaduras o sobrecargas musculares. Pero deja algo de sitio, porque lo que vas a encontrar te animará a echar en tus bolsas recuerdos: cada localidad te invita a improvisar visitas en tus descansos. El inicio se realiza en Oviedo/Uviéu, la capital del Principado, en cuya Catedral habrás de cumplir el mandato secular: “Quien va a Santiago y no al Salvador, visita al criado y olvida al Señor”, amén de visitar las joyas del Prerrománico: San Julián de los Prados y, en la falda del Monte Naranco, Santa María y San Miguel de Lillo. Ya puedes probar tu bici en esa subida a la cima del Naranco, empinada, pero con una estupenda panorámica de la ciudad. Un consejo: acércate a Las Regueras y visita las termas de Valduno.

Capilla de Santa Ana en Llampaxuga. Foto: Juan de Tury / Turismo Asturias

No te van a faltar panorámicas. En tu primera jornada ciclista llegarás hasta Grau/Grado primero, y luego hasta Salas, tras pasar el mencionado Alto del Escamplero y La Cabruñana, desde donde contemplar la Sierra del Aramo y el Monsacro. Puedes visitar además la Torre del Castillo de Valdés-Salas, el Museo Prerrománico y la Cascada del Nonaya, esta última perfecta para tomarte un descanso. Otro consejo: en Grau/Grado recorre el mercado tradicional (miércoles y domingos), donde agricultores, ganaderos y elaboradores llevan cada semana sus productos artesanos, mientras al visitante se le llenan los ojos de vida y hambre.

A continuación, Tinéu, Pola de Allande y Berducedo, para lo cual deberás coronar La Espina y el majestuoso Puerto del Palo, que de nuevo conlleva un esfuerzo pues alcanza casi los 1.200 metros, el techo del Camino Primitivo. Su cima, sobre el valle del río Nisón y con la sierra de Valledor al fondo, regala otra vista telescópica. En los alrededores, el Palacio de los Condes de Peñalva, en Pola de Allande rodeado de prados para tumbarte.

Las dos últimas etapas te conducirán primero hasta Grandas de Salime y luego hasta el Puerto del Acebo, un último esfuerzo. En Grandas de Salime, por cierto, dirige tu bici hasta el original Museo Etnográfico “Pepe el Ferreiro” y el yacimiento del Chao Samartín en Castro.

Cada ciclista se puede planificar según sus fuerzas. También, organizarse con una amplia red de albergues y de alojamientos individuales, taxis, transporte de equipajes y cualquier otra asistencia que precise. Desde marzo hasta octubre, además, las temperaturas son templadas. Y vengas en la época que vengas, encontrarás siempre otro aliciente que define al Principado, relacionado con su idiosincrasia, su autenticidad y con cómo se entiende tanto la hospitalidad como la sostenibilidad: la comida.

¿Un buen pote al acabar la jornada? Foto: Les Fartures / Turismo Asturias

Aquí la gastronomía nace de una relación cercana con la naturaleza y con su cultura. La oferta es amplia y diversa. Pero siempre unida por la misma comunión con su tierra, ya que la gastronomía es parte de la experiencia: fabada, pote asturiano, pastel de cabracho, arroz con bogavante, pitu de caleya (pollo de corral). El chosco y el repollo relleno. El delicioso tocinillo o los “Carajitos del profesor”. Los cientos de quesos. Y las bebidas con tradición y carácter, como la sidra y su cultura sidrera, Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad o los vinos de Cangas. Porque Asturias no es solo un paraíso: son muchos dentro de uno. No en vano, en 2025 se han cumplido diez años desde la declaración de la Unesco de los Caminos del Norte como Patrimonio de la Humanidad, de los cuales, dos recorren Asturias: el Camino Primitivo y el Camino de la Costa, a los que se añade la tercera peregrinación que ofrece Asturias, el Camino de El Salvador, que cuenta también con un origen milenario. Como ves, todavía te queda mucho por pedalear.